La inflación pasó de un registro anual de 53,8% en diciembre 2019 a una tasa de variación a doce meses de 36,1% en diciembre 2020, pero la ralentización de precios no fue el resultado de la implementación de una verdadera política antiinflacionaria.
Esta es la explicación que brinda el análisis de los 10 puntos clave de la economía argentina a los que se debe prestar atención en este 2021, según el área de Asuntos Económicos de LLYC Argentina. El dólar de es uno de ellos.
De hecho, las últimas lecturas del Índice de Precios al Consumidor (IPC) han vuelto a situarse entre 3% y 4% mensual, retornando a los niveles pre-pandemia, y nada parece indicar que la tendencia pueda ser distinta en los próximos meses.
Sobre todo, si se concreta cierta recuperación de la actividad económica y se avanza con los acuerdos paritarios (que se estima tendrán un piso de negociación en torno a 30%). Con la mirada puesta en los comicios de medio término de octubre y con el objetivo de no socavar sus propias chances electorales, el Gobierno intentará contener dicha aceleración.
En este sentido, y de momento, los ajustes de las tarifas de los servicios públicos o han quedado en suspenso o se anuncian muy por debajo de lo que es necesario para evitar un aumento del gasto en subsidios del gobierno nacional.
Mientras que otros aumentos, como el de las prepagas, se dilatan y/o terminan conectándose por incrementos menores a los planteados. A estas estrategias, habrá que sumar otras como la renovación del programa Precios Cuidados – con aumentos autorizados bien por debajo de la inflación y mayor cantidad de productos alcanzados –, acuerdos por el precio de la carne, eventuales restricciones a la exportación de productos alimenticios, la fijación de canastas de referencia para ocasiones especiales (como el reinicio escolar o la Semana Santa) y algunas otras medidas con las que las autoridades buscarán mantener bajo control el ritmo inflacionario.
En resumen, en el corto plazo la estrategia es clara y es muy parecida a la que se usó en el período 2011-2015 cuando también había cepo cambiario. El plan tiene tres patas cortas que son: el control de precios (vía acuerdos, congelamientos, restricciones, retenciones), pisar tarifas e intentar atrasar el tipo de cambio.
Y son de patas cortas porque en alguna medida son insostenibles en el tiempo, ya que desajustan precios relativos e incrementan el déficit fiscal. En cuanto a las proyecciones para este año, los precios minoristas domésticos crecerían en torno a 48% entre diciembre 2020 y diciembre 2021, al tiempo que las planillas oficiales (según el Presupuesto 2021) auguran un ritmo de expansión de los precios muchísimo menor (de sólo 29,0% en idéntico período).