Por ejemplo, con el mote de “climatarian” se denomina a aquellas personas que eligen qué comer de acuerdo con lo que es menos perjudicial para el medio ambiente, buscan alimentos de temporada, que estén producidos en el entorno y de manera responsable, explica el reciente informe de la consultora Trendsity.
También se inclinan por la venta a granel o la reutilización de envases. Diferente de lo que ocurre con una persona vegana o vegetariana, pueden o no consumir carnes, la razón es que consumir sólo fruta o verdura no implica respeto al medio ambiente (por ejemplo en el caso de fruta envasada en bandejas de plástico). Quizás, si hay un corral de aves cercano, consumir esa carne pueda ser más beneficioso desde el punto de vista del medio ambiente.
Los climatarian están preocupados por calcular a través de las etiquetas de alimentos la huella de carbono y la huella híbrida, referido a la cantidad de agua que se usa para producir el alimento.
Cada vez son más las marcas que intentan ir por el camino de detallar la huella de carbono y el impacto en el medio ambiente de la fabricación de sus productos en sus etiquetas.
Es una tendencia creciente que sin embargo no es ajena a debates, por ejemplo qué tan precisa es la medición del impacto y cómo comunicarlo de la manera en que el consumidor la pueda entender sin demasiados conocimientos específicos. Así, la marca de productos de belleza Cocokind ayuda a los consumidores a comprender lo que significan los datos comparando las emisiones con otras fuentes, como conducir un automóvil, ya que “25 gramos de CO2” puede no ser comprensible para todo el mundo.
La marca de leche vegana Oatly utiliza el etiquetado de carbono como parte de su posicionamiento de marca, Unilever también está entre las compañías que apunta al etiquetado de huella de carbono en el mediano plazo.
Si bien es una tendencia incipiente, se espera que en un tiempo este tipo de etiquetado se vuelva cada vez más la norma, así como se impuso el hábito de ver la información nutricional en los alimentos o cuánto gasta o consume de nafta un auto.
El desafío está sin dudas en hacer más sencillo la comprensión de la información sobre el impacto ambiental. Ya hay apps para poder calcular esta información, será tarea de las marcas poder lograr bajar esos datos a un esquema comprensible para las personas.