domingo, 22 de diciembre de 2024

Vuelven viejos fantasmas y los consumidores luchan

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Exigidos, preocupados, redoblan y multiplican esfuerzos para defenderse de la crisis

Con mayor incertidumbre y más control del gasto, aparecen en el horizonte del ajuste, evaluación y recortes en otros costos como salud y educación en las familias.

De acuerdo con la última ola de medición de consumo de Trendsity -en un contexto de dólar volátil, acuerdo con el FMI, recambio de gabinete y movilizaciones sindicales- el país transita un escenario donde vuelven viejos fantasmas: volatilidad cambiaría, tasas altas, más inflación y riesgo país en alza.

Este contexto tiene efectos concretos en el humor social. Se achica la economía a nivel macro y micro. El ajuste de tarifas, sumado a la creciente inflación ejerce una alta presión sobre la economía familiar. “El ajuste realizado hasta el momento en gastos fijos parece insuficiente y genera un alto nivel de incertidumbre que repercute en el consumo masivo”, explicaMariela Mociulsky, directora de Trendsity.

En la ola de medición del año anterior (noviembre de 2017) los temas económicos mostraban signos de descompresión mientras que crecía la preocupación respecto de la justicia y la inseguridad pasadas las elecciones legislativas. Sin embargo, la inflación continuaba siendo uno de los principales temas de agenda. 

“En esta última ola, crece la preocupación por la economía, la inflación y el dólar, y su consecuente efecto sobre el salario real. Crece también la preocupación por la salud, como posible efecto de la incertidumbre económica”, explica Mociulsky.

En concreto, según la medición, la inflación preocupa al 80% (un 15% más respecto de la medición anterior), los bajos salarios al 58% (14% más) y el dólar a 44%, vale destacar que este último indicador no representaba importancia en la medición anterior.

Según el informe, casi 6 de cada 10 argentinos cree que su situación económica actual es regular o mala. La perspectiva a futuro no logra reeditar la ilusión respecto de la economía, Y alcanza el nivel más crítico respecto de las mediciones anteriores. Casi 6 de cada 10 argentinos piensa además que su situación económica en los próximos 6 meses continuará siendo regular o mala.

Un brusco cambio de tendencia afecta el consumo. Tiene lugar una necesidad de alto control sobre los gastos y el consumo familiar: 95% cree que tendrá que disminuir su consumo durante los próximos 6 meses de alguna categoría.

“No sólo el consumidor no logró descomprimir en las olas anteriores sino que necesita profundizar sus estrategias de ajuste. El ajuste en el consumo se extiende a mayor cantidad de categorías”, subrayan desde Trendsity.

Las categorías más perjudicadas son las vinculadas al placer o indulgencia (turismo – vacaciones 65%, salidas y entretenimiento 75%, indumentaria y calzado 60%, peluquería 39%, etc).

 

Por su parte los bienes durables y reparaciones también sufren el ajuste. Entre las categorías de consumo masivo los alimentos y bebidas serán “víctimas” para el 40% de los argentinos mientras perfumería e higiene personal para el 24% según las declaraciones de los encuestados.

 

Es de destacar que la salud y la educación siempre han sido del grupo de gastos que se tiende a resguardar, “Las Intocables”, sin embargo comienzan incipientemente a rankear dentro del listado de ajustes al bolsillo por su alta incidencia dentro del gasto familiar.

 

Más prudente y racional que nunca

La idea de un consumidor prudente y limitado resulta conocida y funcional, sin embargo, hoy choca contra una realidad más cruda que la fantaseada para esta época.

“La ausencia de parámetros y la volatibilidad obliga a un esfuerzo extra para maximizar el control y sostener la idea de compra Inteligente. El consumidor argentino es un luchador que no media esfuerzos en hacer “rendir el sueldo”, es un consumidor experto y también cada vez más desconfiado. A su vez la falta de referencias reales de precios ante tal volatilidad genera mayores suspicacias”, indica Mociulsky.

Las estrategias de siempre, pero recargadas:

 

  • Las promociones: un recurso para seguir consumiendo, aunque con un alto esfuerzo por parte del consumidor: no sólo en la búsqueda de información y del producto en sí, sino también en el análisis de la conveniencia real.

 

  • Se priorizan los días de descuento y fragmentan las compras en diferentes canales de compra.

 

  • Los retailers apuestan fuertemente a descuentos muy elevados.

 

  • Se instalaron nuevos canales de compra que permiten más “control” con un beneficio adicional respecto del canal tradicional, como ser mercado itinerante o central. Sin embargo, es una búsqueda y esfuerzo que no siempre rinde en todas las categorías.

 

  • Compras frecuentes y de cercanía, convivirán con compras en mayoristas. El driver de compra en mayoristas es la búsqueda de precios bajos.

 

  • Se visitan diferentes canales de compra para el uso de los descuentos y cuotas vigentes. 

 

  • Aumento de compra en mayoristas y suelto

 

En definitiva, nos encontramos con un consumidor que ajusta sobre el ajuste. “Las expectativas de mejora cedieron ante una realidad preocupante.  Un consumidor exigido, que debe redoblar los múltiples esfuerzos en defenderse de la inflación. Comienza a evidenciarse una proyección de ajuste sobre categorías como salud y educación evaluando alternativas queno impliquen una pérdida en términos de calidad. Se extreman medidas de control sobre el gasto. Se trata de un consumidor adatado aunque angustiado, alejado del placer y el impulso”, concluyen desde Trendsity.

 

 

 

 

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