jueves, 26 de diciembre de 2024

Un nuevo dilema: aplicaciones para niños

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Padres e hijos tienen un nuevo campo de batalla: las apps, o sea los jueguitos de los iPhones o iPads. Primero porque piden prestados los teléfonos a los padres para jugar, pero segundo porque les piden que compren esta o aquella aplicación que sus amigos ya juegan en los teléfonos de sus padres.

<p>Ahora que las aplicaciones se multiplican, son cada vez m&aacute;s los padres que dicen tener problemas con sus hijos a la hora de decidir qu&eacute; juego es apropiado para ellos, cu&aacute;l no y cu&aacute;ndo prestarles sus tel&eacute;fonos inteligentes para que jueguen. Y esto se va a ir poniendo cada vez peor pues ya hay m&aacute;s de 300.000 apps seg&uacute;n la International Data Corp, una firma de investigaci&oacute;n sobre el tema. <br />
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Se calcula que para 2014 el n&uacute;mero de bajadas podr&iacute;a llegar a 76.900 millones en todo el mundo (10.900 en 2010). El grupo calcula que los ingresos globales para las aplicaciones m&oacute;viles superar&aacute; para 2012 los US$ 35.000 millones de d&oacute;lares. <br />
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Es dif&iacute;cil encontrar cifras exactas sobre aplicaciones para ni&ntilde;os, pero los especialistas esperan que el Mercado infantil crezca con el resto del segmento, no solo en productos de Apple sino tambi&eacute;n para aparatos que funcionan con Android de Google. <br />
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Hay aplicaciones educativas que permiten a un ni&ntilde;o aprender los datos b&aacute;sicos de matem&aacute;ticas o del sistema solar. Hay tambi&eacute;n aplicaciones de juegos y hay otras que les ense&ntilde;an el alfabeto o a dibujar. Y no paran de salir nuevas. <br />
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A medida que proliferan, los padres tienen que dedicar cada vez m&aacute;s tiempo a verlas para evaluar cu&aacute;les son adecuadas para sus hijos. Pero son tantas las que salen por d&iacute;a que no lo logran. Muchos dicen que sus hijos saben m&aacute;s sobre las nuevas apps que ellos mismos.</p>
<p>Los padres, abrumados, tienen varias cosas a considerar: el grado de violencia del juego, el precio de la aplicaci&oacute;n (para un iPhone cuestan menos de US$ 2 pero para el iPad cuestan no menos de US$ 5. Luego est&aacute;n las ventas que generan las aplicaciones, una funci&oacute;n que permite al jugador hacer compras relacionadas con el juego dentro mismo de la aplicaci&oacute;n. Cuando eso se combina con un chiquito que no entiende c&oacute;mo funciona el App Store, los padres pueden encontrarse con desagradables sorpresas en su cuenta de iTunes. <br />
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Luego est&aacute; el mensaje de marketing. Cuando los mensajes van orientados a los padres, el argumento que se usa es que son educativos, buenos para los hijos y explican por qu&eacute;. Cuando los mensajes van orientados a los chicos, se les explica por qu&eacute; les va a gustar. Pero m&aacute;s all&aacute; de las convenientes, lo cierto es que la aplicaci&oacute;n los va a mantener sentados y apretando botones durante un rato largo. Es una actividad pasiva.</p>
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