En el año 1993 se realizó un pormenorizado análisis de 56 estudios sobre los patrones de intervenciones verbales en las reuniones empresariales que reveló que en solamente dos de ellos las mujeres hablaron más. 34 estudios mostraron que los hombres hablaron más y en el resto ambos sexos participaron en forma equilibrada. Varios estudios más recientes mostraron resultados similares.
Los esfuerzos por diversificar los equipos de liderazgo y los planteles en general comienzan lentamente a dar sus frutos. Pero para beneficiarse más las empresas deben asegurarse de que las personas con perspectivas diferentes sean escuchadas, tenidas en cuenta y preservadas. En muchos casos su presencia es resentida y sus opiniones desoídas.
Esto es particularmente importante en este momento, opina Brooke Masters en el Financial Times. Los largos años de progresos en cuanto a mejoras en equidad racial y de género se ven amenazados por la desproporcionada responsabilidad familiar que soportan las minorías étnicas durante esta pandemia de Covid 19. A menos que los empleadores encuentren la forma de demostrar que sus opiniones son valoradas es muy probable que sus participaciones decaigan.
Una investigación realizada por la consultora McKinsey entre 40.000 trabajadores norteamericanos en 47 empresas encontró que una de cada cuatro mujeres estaba considerando abandonar su empleo o reducir sus horas a raíz de la pandemia. En el caso de las madres, la relación fue de 1 de cada 3, casi el doble de la relación en hombres.
Los empleadores que quieran retener a esas mujeres y beneficiarse con sus experiencias deben actuar ya asegurándose de mostrar que sus contribuciones importan. Las empleadas que ya tienen muchas tensiones en su vida personal seguramente carecerán de voluntad para pelear por hacerse oír en sus trabajos. Es muy probable que, en esas circunstancias, piensen en dejar de trabajar o en cambiar de empleo.