Esta aceleración también crea la necesidad de un nuevo modelo de liderazgo, que aporta una serie de características que tampoco son nuevas, pero que hoy surgen con mucha más fuerza y urgencia, como son un alto nivel de inteligencia emocional, la habilidad de “sentir con los otros” y la necesidad de las empresas de expresar y reflejar un propósito y sus derivados objetivos estratégicos más allá de los resultados económicos de la organización.
Esta última dimensión exige articular y vivir ese propósito de manera que exprese de forma simple y muy creíble la razón de ser de las organizaciones y a la vez, un modelo de trabajo que refleje una dinámica de sus equipos directivos mucho más colaborativa que la suma de individualidades.
Consultores y organizaciones que han trabajado sobre todas estas dimensiones, hoy anticipan que es necesario que las empresas adopten un liderazgo que incluya esa capacidad de transmitir empatía y unas habilidades de visión más sistémicas.
A pesar de estar navegando un mar de incertidumbre hace meses, hemos logrado incorporar muchos aprendizajes y detectar también oportunidades para reinventarnos.
Trabajar desde casa es uno de los tantos cambios abordados en las compañías, pero la pregunta debería ser: ¿Cuántos de estos cambios representan realmente algo definitivo en esta nueva era? Desde BCG preferimos hablar de una nueva realidad, nuevos patrones de comportamientos, nuevos modelos mentales para hacer las cosas, comprendiendo que los cambios se han acelerado y han llegado para quedarse.
El trabajo remoto, que ya existía previamente a la pandemia, no solo fue una forma de trabajo implementada como una medida rápida y eficaz para muchas empresas, sino que ha ayudado al crecimiento de muchas industrias y a la expansión laboral en general. Cuando vemos que empresas de tecnología, por ejemplo, adoptaron no sólo este modelo, sino que además incursionaron en nuevas formas de liderazgo, las cuales crean nuevas culturas organizacionales, es donde el éxito se evidencia.
Cada vez son más las organizaciones que buscan que sus líderes trabajen de forma más colaborativa, es por eso que en este contexto de distanciamiento su rol se vuelve más estratégico; este es un momento para avanzar hacia un modelo organizacional más abierto, horizontal y colaborativo, crear una cultura de organización que contemple la adaptación a un modelo híbrido entre los hogares y las oficinas, camino que ya muchas empresas están recorriendo.
Estos nuevos líderes son más modernos, transparentes, más cercanos. Dan muestra que hoy la creatividad es la clave para no perder el contacto y que, en este tipo de gestión, cada miembro del equipo tiene un rol más activo en las decisiones estratégicas de la compañía, lo que abre el camino a la innovación de forma más rápida y sostenible. Y todo ello acompañado de acciones concretas como la implementación de podcasts corporativos para mostrar lo que se está haciendo, cenas virtuales o happy hours entre equipos, que dan cuenta de una mayor cercanía entre los integrantes de la organización.
El camino es largo, pero es importante dejar de lado la percepción de que este cambio puede ser gradual y se debe avanzar con cuidado. Aquí el gradualismo no es efectivo, la pandemia nos dice que no hay tiempo que perder, y que la solución está asociada a la adopción rápida de estos nuevos modelos.
Forzarnos a poner en práctica algunas o muchas de las ideas que ya teníamos puede ser la oportunidad de acelerar lo que se estaba desarrollando en forma lenta, generando así el despertar de muchas organizaciones.
(*) Senior Advisor de Boston Consulting Group
