La basura y el robo de identidades

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Un estudio reciente descubrió que una de cada cinco mil bolsas de basura en Gran Bretaña contiene suficiente información para que un ladrón usurpe la identidad del o la dueña de casa para hacer gastos.

El robo de identidades — tema central de la película La Red, con Sandra
Bullock – es ya un problema serio en Estados Unidos. El año pasado el FBI
arrestó a tres hombres sospechados del mayor robo de identidades hasta
la fecha: habían obtenido información detallada de más de
30.000 personas, que utilizaron para vaciar sus cuentas bancarias y exprimir al
máximo los créditos de sus tarjetas.

Por eso la primera recomendación (aunque no la única) que emite
el organismo a la población es vigilar los papeles que van a parar a
la basura. Papeles con número de documento de identidad, número
de cuenta bancaria, dirección, teléfono, etc, etc.

En Gran Bretaña, la Apacs (Association for Payment Clearing Services)
opina que una de las principales razones del aumento del fraude de identidad
podría ser el éxito de los intentos por eliminar otras formas
de fraude. "Se ataca en un punto y el problema aparece en otro lugar",
dice Sandra Quinn, directora de comunicaciones de Apacs. "Los ladrones
buscan nuevas áreas para delinquir cuando se les corta un camino."

Para un criminal, encontrar víctimas es fácil. Al revisar las
bolsas de basura puede encontrar papeles donde figuran números de cuentas
bancarias, de tarjetas de crédito, de documento, teléfonos, direcciones.
Pero hasta un simple nombre le puede servir, porque un ladrón con habilidad
puede tomar la dirección de un inmueble alquilado y usar el nombre para
solicitar la habilitación de un servicio, público o no. Eso le
dará recibos de luz, gas, teléfono, etc, con un nombre y una dirección
para mostrar.

Otra forma de obtener datos. A partir del listado que aparece en la guía
telefónica, un tramposo puede hacerse pasar por "telemarketer"
y obtener toda la información que la persona se muestre dispuesta a brindar.

También puede dirigirse a las agencias de referencia de crédito,
presentándose como posible locador, y obtener toda la historia crediticia
de una determinada persona.

Con un par de recibos de servicios en la mano, y tal vez con una partida de
nacimiento ( en Estados Unidos y Europa es muy fácil obtenerlas), el
ladrón pide un crédito o un préstamo en una de las tantas
tiendas, supermercados o comercio de cualquier tipo que opera con planes de
financiación.

Para las víctimas de crímenes de este tipo, determinar su verdadera
identidad puede ser difícil y frustrante. Los emisores de tarjetas y
de préstamos sólo reclaman el pago cuando éste no se ha
hecho, por lo tanto pueden pasar muchos meses antes de que la víctima
se entere siquiera del crimen, y para ese momento el ladrón ya está
operando con los datos de otro individuo. Sobre su persona recae entonces la
necesidad de demostrar su inocencia.

El robo de identidades — tema central de la película La Red, con Sandra
Bullock – es ya un problema serio en Estados Unidos. El año pasado el FBI
arrestó a tres hombres sospechados del mayor robo de identidades hasta
la fecha: habían obtenido información detallada de más de
30.000 personas, que utilizaron para vaciar sus cuentas bancarias y exprimir al
máximo los créditos de sus tarjetas.

Por eso la primera recomendación (aunque no la única) que emite
el organismo a la población es vigilar los papeles que van a parar a
la basura. Papeles con número de documento de identidad, número
de cuenta bancaria, dirección, teléfono, etc, etc.

En Gran Bretaña, la Apacs (Association for Payment Clearing Services)
opina que una de las principales razones del aumento del fraude de identidad
podría ser el éxito de los intentos por eliminar otras formas
de fraude. "Se ataca en un punto y el problema aparece en otro lugar",
dice Sandra Quinn, directora de comunicaciones de Apacs. "Los ladrones
buscan nuevas áreas para delinquir cuando se les corta un camino."

Para un criminal, encontrar víctimas es fácil. Al revisar las
bolsas de basura puede encontrar papeles donde figuran números de cuentas
bancarias, de tarjetas de crédito, de documento, teléfonos, direcciones.
Pero hasta un simple nombre le puede servir, porque un ladrón con habilidad
puede tomar la dirección de un inmueble alquilado y usar el nombre para
solicitar la habilitación de un servicio, público o no. Eso le
dará recibos de luz, gas, teléfono, etc, con un nombre y una dirección
para mostrar.

Otra forma de obtener datos. A partir del listado que aparece en la guía
telefónica, un tramposo puede hacerse pasar por "telemarketer"
y obtener toda la información que la persona se muestre dispuesta a brindar.

También puede dirigirse a las agencias de referencia de crédito,
presentándose como posible locador, y obtener toda la historia crediticia
de una determinada persona.

Con un par de recibos de servicios en la mano, y tal vez con una partida de
nacimiento ( en Estados Unidos y Europa es muy fácil obtenerlas), el
ladrón pide un crédito o un préstamo en una de las tantas
tiendas, supermercados o comercio de cualquier tipo que opera con planes de
financiación.

Para las víctimas de crímenes de este tipo, determinar su verdadera
identidad puede ser difícil y frustrante. Los emisores de tarjetas y
de préstamos sólo reclaman el pago cuando éste no se ha
hecho, por lo tanto pueden pasar muchos meses antes de que la víctima
se entere siquiera del crimen, y para ese momento el ladrón ya está
operando con los datos de otro individuo. Sobre su persona recae entonces la
necesidad de demostrar su inocencia.

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