Hace falta una nueva “etiqueta social”

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El cambio que está generando el coronavirus reclama nuevo enfoque gerencial sobre el bienestar físico y mental de los empleados.

La   videoconferencia, individual o grupal, la mensajería electrónica y el acceso remoto a los datos son herramientas que ayudan a las personas a realizar su trabajo desde el hogar. “Pero no deberían esclavizarlas”, dice Richard Heron, CEO de BP. “Debemos instar a los empleados a tomarse recreos de la pantalla en lugar de tenerlos pegados a la laptop”. Heron insiste en que los gerentes deben velar por la salud física y mental de los empleados y que eso significa limitar la utilización de las herramientas digitales.

 

Sus advertencias reflejan una preocupación. La tecnología ofrece los medios para mantener y aumentar la productividad y también está ofreciendo herramientas para mejorar el bienestar del personal. Pero también trae consecuencias potencialmente negativas, muchas de las cuales recién ahora están aflorando a la superficie.

 

“El coronavirus aceleró el cambio tecnológico, que en dos meses introdujo lo que le habría tomado dos años”, dice Neil Greenberg, profesor de salud mental en el King’s College, Londres. Según él no se ha entendido cómo usar bien la tecnología desde el punto de vista de la salud mental. “Nos hemos acostumbrado a la tecnología. Ahora tenemos que adaptarnos a formas de trabajar psicológicamente sensatas”.

 

El primer problema surge de atentados a la salud física generados por lugares de trabajo improvisados. Una encuesta realizada en Gran Bretaña entre más de 700 empleados desde el comienzo de la cuarentena descubrió que más de un tercio del total sufría más dolores de cuello, espalda y cintura que en tiempos normales. En primer lugar eso ocurre porque las laptops no están diseñadas para que con ellas se trabaje ocho horas por día. Además, porque cualquier superficie parece ser buena para apoyarlas y trabajar.

 

Greenberg aconseja a los empleadores brindar equipos adecuados al personal, no solo tableros, pantallas y ratones, sino también escritorios y sillas ergonómicas.

 

Luego está la necesidad de demostraciones de amabilidad. La tecnología es muy impersonal y la gente se siente muy aislada. Emma Russell, profesora de psicología organizacional en la Universidad de Sussex, dice que las herramientas de videoconferencia online, como Zoom, suelen implicar un trabajo emocional estresante para los empleados que deben concentrarse en sus reacciones y en las de sus colegas. Ella recomienda separar la vida privada de la vida laboral (en tiempos del día e, idealmente, lugares de la casa) . recomienda también hacer recreos regulares para alejarse de la pantalla e implementar nuevos códigos de “etiqueta social” que pueden incluir apagar la pantalla durante una conferencia para que la gente no sienta la necesidad de vigilar constantemente su conducta.

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