El desperdicio de comida es un problema que ya se ha convertido en global. Productores, distribuidores y minoristas se esfuerzan por reducirlo.
Según la FAO se pierden 1.300 toneladas de alimentos por año. En conocimiento de este problema los actores a todo lo largo de la cadena de distribución están tomando medidas para reducir el desperdicio. En el mundo en desarrollo la mayor parte del desperdicio se produce por ineficiencias en la cadena de suministro, desde la cosecha hasta la distribución y muchas veces como resultado de un deficiente sistema logístico e infraestructura de transporte. En las economías desarrolladas, más de la mitad del desperdicio se produce a nivel hogar.
En Gran Bretaña muchos supermercados envían la comida que no se vendió a obras de caridad que preparan comidas para refugios de los sin techo, clubes post-escolares y demás personas carenciadas.
Pero a pesar de medidas como éstas no se avanza mucho en la reducción de los desperdicios.
Una encuesta reciente auspiciada por Plastics Make it Possible indica que 91% de los estadounidenses dice que prevenir el desperdicio de alimentos en el hogar es de primerísima importancia. Parte del problema podría ser que menos de uno de cada cinco (18%) sabe que hay una herramienta muy eficaz y económica de ayudar a reducir el desperdicio y que ya está disponible para muchos elementos de verdulería; el packaging de plástico.
Toda una serie de envases novedosos ayudan a proteger carnes, pescados y productos lácteos de microbios, humedad y otros agentes invasivos. Significan una solución práctica y económica para mantener los alimentos frescos durante más tiempo.
