Por Elene Igoa Iraola y Fernando Díez Ruiz (*)
Los puestos de trabajo pueden ser de diferente índole (oficinas, hospitales, escuelas, fábricas, tiendas y un largo etcétera) pero tienen como denominador común que los trabajadores pasan gran parte del día en ellos.
Dependiendo de su experiencia personal en el contexto del trabajo, las personas se pueden sentir más o menos cómodas, motivadas, contentas, cansadas, estresadas, presionadas o asustadas. Esto puede tener un efecto directo en diferentes aspectos de su vida: el humor, la forma de interactuar, las ganas de hacer cosas dentro y fuera de la organización… En otras palabras, el entorno laboral influye en la felicidad y el bienestar de los trabajadores.
Los cambios en el mercado laboral han provocado que, en los últimos años, el bienestar de sus trabajadores haya empezado a tomar más protagonismo dentro de las organizaciones. La mentalidad de los empleados ha cambiado.
Los beneficios de una plantilla feliz
Tener contentos a los empleados es beneficioso no solo a nivel particular, para cada trabajador; también lo es para la organización a nivel colectivo. Hay evidencias que señalan que cuando los empleados están felices en su entorno laboral y consideran que su trabajo es significativo dentro de la organización tienden a ayudar más a sus compañeros de trabajo.
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Esto implica que, cuando los trabajadores están satisfechos con las tareas que realizan, con el entorno que les rodea y con los valores de la organización, sienten un mayor compromiso con su empresa. Además, cuando los empleados están felices también suelen desarrollar habilidades como la creatividad, la productividad y la autonomía.
Claves para el bienestar organizacional
Para garantizar un entorno laboral que promueva el bienestar organizacional, las empresas deben tener en cuenta los siguientes factores:
- La cultura organizacional, que se manifiesta a través de los valores, creencias y comportamientos de la organización. Dependiendo de la cultura que haya dentro de la empresa, los empleados interactuarán, se comunicarán, tomarán decisiones y resolverán problemas de una forma u otra. Es decir, en aquellas empresas en las que la cultura organizacional sea colaborativa se tendrá en cuenta la opinión de diferentes departamentos y empleados y, por ende, el estilo de comunicación será más integrador y menos jerárquico.
- El estilo de liderazgo, entendiendo como liderazgo al proceso de guiar a los trabajadores en lo que hay que hacer, o cómo hacerlo, para poder llevar a cabo los objetivos organizacionales. Es esencial para las empresas, pues ayuda a que sus valores y los de los empleados estén alineados. Estilos de liderazgo como el basado en fortalezas se centran en los puntos fuertes de los subordinados para sacar lo mejor de ellos y obtener los mejores resultados para la organización. Se ha visto que este estilo promueve la autonomía de los trabajadores.
- Sentido de comunidad, entendido como el sentimiento de pertenencia que tiene el trabajador hacia la organización y sus compañeros. Esta pertenencia, que hace que se sienta integrado en el grupo y tiene un efecto directo en su satisfacción, implica una conexión emocional entre los compañeros de trabajo debido al tiempo que han pasado juntos, las creencias que comparten y las experiencias que han vivido. Suele marcar la diferencia a la hora de priorizar o tomar decisiones. En otras palabras, cuando el trabajador se siente parte del grupo intenta ayudar, apoyar y promover la relación con sus compañeros, creando un entorno seguro para trabajar.
- Desarrollo profesional y personal. Este factor es especialmente relevante entre los trabajadores más jóvenes que consideran la organización como un espacio donde desarrollar su carrera y crecer como persona. Es decir, la organización tiene que ser un entorno donde desarrollar sus “habilidades blandas” (como liderazgo, empatía, comunicación, adaptación, negociación, organización) para ser más competentes a nivel individual. Los trabajadores no solo buscan mejorar sus habilidades técnicas; también esperan que la organización tenga los recursos necesarios para su crecimiento personal.
Al poner el foco en estas claves, las organizaciones pueden crear un entorno más cómodo, amigable y seguro que impulse y promueva el bienestar de los empleados. Siguiendo estos pasos, ellas mismas podrían ser un aliado en su búsqueda de la felicidad.
(*) Elene Igoa Iraola es Investigadora Predoctoral, Universidad de Deusto; y
Fernando Díez Ruiz es Associate professor, Universidad de Deusto.