<p>Tan proclive a la agresividad y al exceso de trabajo como en los buenos tiempos, Fuld abrió una “boutique” de consultoría financiera cerca de donde operaba LB en Manhattan desde 1850. En efecto, este caracterizado protagonista del crac hipotecario de 2006/07 y la crisis subsiguiente (2008/09) maneja la flamante Matrix Advisors.</p>
<p>En realidad, no esperó mucho entre el colapso de la banca inversora, en septiembre de 2008, y abril de 2009, cuando estrenó su negocito en la tercera avenida. A los 64 años, sostiene que no puede jubilarse y necesita plata, por tanto tomó algunos jóvenes ex LB. Arguye dos motivos: su fortuna estaba en acciones de la difunta firma y debe pagar a los abogados que lo defienden en dos docenas de demandas.</p>
<p>Entre ellas, las radicadas en el fuero civil comercial por la Securities & Exchange Commission (SEC, comisión federal de valores) y, en el fuero penal, por autoridades financieras nacionales y locales. Pero el “gorila” no puede con su genio e intenta calafatear su imagen en Wall Street. ¿Cómo? Ayudando a empresas pequeñas y medianas a expandir actividades.</p>
<p>No es que Fuld haya cambiado mucho. Durante una deposición ante un comité parlamentario, hace pocos días, insistía en una caza de brujas. “Lehman Brothers fue víctima de una conjura entre rivales del mercado y la pasividad de la Reserva Federal”. ¿Aludía a Bear Stearns y Merrill Lynch, otras dos bajas, o a las hoy poderosas sobrevivientes, Goldman Sachs y Morgan Stanley?</p>
<p>Callan, otrora la mujer más influyente de Wall Street, optó por un cambio de vida y se alejó de Manhattan. Mientras tanto, Gregory ha contratado a un “cazador de talentos” para conseguirle empleo, aunque con aspiraciones modestas. Tiene un flaco consuelo: su sinagoga no lo ha censurado públicamente como a Fuld.<br />
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¿Adónde se han ido quienes hundieron Lehman Brothers?
Todos, desde el gorila Richard Fuld (ex director ejecutivo de Lehman Brothers) hasta Erin Callan, su entonces directora operativa, y Joseph Gregory, el ex vice, encontraron ocupación o la buscan. Por cierto, dos de ellos no han cambiado de oficio ni de estilo.