Los pagos electrónicos aumentan el gasto de los consumidores

Un estudio presentado en Ginebra en el marco del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas indica la relación directa existente entre el comercio electrónico y el gasto privado.

1 julio, 2003

Si se incrementa el volumen de pagos electrónicos en sólo un diez por ciento, se genera un gasto adicional de consumo del 0,5 por ciento, indica el informe, realizado por la empresa de pronósticos econométricos Global Insight y la organización Visa.

En los veintiún países europeos analizados, el 19 por ciento de los 5.270 millones de dólares que gastan los consumidores corresponden a pagos electrónicos.

Si se incrementa esa participación del comercio electrónico a un 21 por ciento, se generarán aproximadamente 26.000 millones más de gasto privado.

En Estados Unidos, el incremento de los pagos electrónicos ha añadido en el espacio de más de dos décadas 6.500 millones de dólares al gasto de los consumidores (habida cuenta de la inflación).

Los pagos electrónicos permiten además ahorrar un 1 por ciento del PIB frente a los efectuados en metálico, señala el estudio, según el cual el ahorro total generado en las cinco principales economías europeas – Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España – es de unos 58.000 millones de dólares al año.

Según datos de 2001, el país donde se utilizan con mayor frecuencia las tarjetas es Noruega, con cerca de un 35 por ciento del total de pagos efectuados con ese sistema, seguida del Reino Unido, Finlandia , Estados Unidos, Portugal y Francia, todas éstas por encima del 25 por ciento.

Una posición inferior a la media, que es del 15 por ciento, la ocupan España, con un 13 por ciento aproximadamente, seguida de Alemania, la República Checa, Italia, Grecia, Polonia y finalmente Rusia, con menos de un 5 por ciento.

Los productos relacionados con los pagos electrónicos pueden servir de puertas de acceso al sistema bancario de los sectores de la población que han quedado al margen, lo que equivale a un 70 por ciento de la población mundial, señalan los autores del estudio.

En las economías desarrolladas, entre un 60 y un 85 por ciento de la población es titular de alguna cuenta bancaria, lo que contrasta con una proporción de entre un 15 y un 25 por ciento en los países en desarrollo.

Para los autores del estudio, el dinero que permanece al margen del sistema bancario es una fuente potencial de recursos económicos improductivos ya que no puede utilizarse para la expansión de los créditos.

Los países que quieran maximizar el crecimiento económico deben desarrollar alternativas electrónicas que inyecten capital en su sistema bancario, generando de esa forma una expansión de los depósitos, señalan.

Otras ventajas que se derivan de la utilización creciente de tarjetas de crédito son una disminución de la llamada “economía informal”, lo que permite aumentar la recaudación fiscal de los Estados y da mayor transparencia económica al conjunto del sistema.

Fuente: EFE

Si se incrementa el volumen de pagos electrónicos en sólo un diez por ciento, se genera un gasto adicional de consumo del 0,5 por ciento, indica el informe, realizado por la empresa de pronósticos econométricos Global Insight y la organización Visa.

En los veintiún países europeos analizados, el 19 por ciento de los 5.270 millones de dólares que gastan los consumidores corresponden a pagos electrónicos.

Si se incrementa esa participación del comercio electrónico a un 21 por ciento, se generarán aproximadamente 26.000 millones más de gasto privado.

En Estados Unidos, el incremento de los pagos electrónicos ha añadido en el espacio de más de dos décadas 6.500 millones de dólares al gasto de los consumidores (habida cuenta de la inflación).

Los pagos electrónicos permiten además ahorrar un 1 por ciento del PIB frente a los efectuados en metálico, señala el estudio, según el cual el ahorro total generado en las cinco principales economías europeas – Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España – es de unos 58.000 millones de dólares al año.

Según datos de 2001, el país donde se utilizan con mayor frecuencia las tarjetas es Noruega, con cerca de un 35 por ciento del total de pagos efectuados con ese sistema, seguida del Reino Unido, Finlandia , Estados Unidos, Portugal y Francia, todas éstas por encima del 25 por ciento.

Una posición inferior a la media, que es del 15 por ciento, la ocupan España, con un 13 por ciento aproximadamente, seguida de Alemania, la República Checa, Italia, Grecia, Polonia y finalmente Rusia, con menos de un 5 por ciento.

Los productos relacionados con los pagos electrónicos pueden servir de puertas de acceso al sistema bancario de los sectores de la población que han quedado al margen, lo que equivale a un 70 por ciento de la población mundial, señalan los autores del estudio.

En las economías desarrolladas, entre un 60 y un 85 por ciento de la población es titular de alguna cuenta bancaria, lo que contrasta con una proporción de entre un 15 y un 25 por ciento en los países en desarrollo.

Para los autores del estudio, el dinero que permanece al margen del sistema bancario es una fuente potencial de recursos económicos improductivos ya que no puede utilizarse para la expansión de los créditos.

Los países que quieran maximizar el crecimiento económico deben desarrollar alternativas electrónicas que inyecten capital en su sistema bancario, generando de esa forma una expansión de los depósitos, señalan.

Otras ventajas que se derivan de la utilización creciente de tarjetas de crédito son una disminución de la llamada “economía informal”, lo que permite aumentar la recaudación fiscal de los Estados y da mayor transparencia económica al conjunto del sistema.

Fuente: EFE

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