Racionalizan la electricidad desde el lunes 29

El lunes empiezan las restricciones a usuarios industriales y residenciales. En el segundo caso, en forma de menor voltaje. Se arguye el mayor consumo local, pero se pasa por alto el crítico contexto energético global. La quejas uruguayas y chilenas ap

24 marzo, 2004

“En realidad, la propuesta de imitar la semana turística uruguaya y declarar no laborables el 6 y el 7 de abril tenía el objeto de ver si el consumo eléctrico urbano cedía en ese lapso”. Así comentaban operadores bursátiles bien informados. Pero la clave del problema quizás esté en el exterior: el mundo vive una sobredemanda de hidrocarburos, es decir fuentes energéticas.

La repentina puja por reservas saudíes de gas natural, el aumento de naftas en Estados Unidos, los recortes de producción anunciados en la OPEP y las dudas sobre el volumen real de reservas petroleras –generadas por el escándalo Royal Dutch/Shell- apuntan a serios riesgos de crisis generalizada.

La situación argentina no es tan grave, pero tal vez sea difícil de superar en bastante tiempo. Un alza lisa y llana de energía y combustibles, por supuesto, reactivará la inflación; de ahí la preferencia por restricciones.

Los recientes “apagones selectivos” sirvieron sólo para irritar a las empresas que los sufrieron. Loma Negra, PSA Peugeot-Citroën, Acíndar y otras protestaron en voz alta. El ahorro de cien megavatios esperado por el gobierno quedó en agua de borrajas.

Ahora, los técnicos del sector público contemplan un racionamiento generalizado a usuarios mayoristas. Su detonante son dos centrales hidroeléctricas –Embalse río III, Genelba-, que dejarán de operar por tareas de mantenimiento. Por consiguiente, desde el lunes 29 el sistema nacional interconectado provee 700 megavatios (35% del total) menos.

Ello significa, en primer lugar, que la red trabajará sin reservas. Como, normalmente, lo hace con 30% de excedente, ahora tendrá 5% de déficit. Analistas sectoriales no creen que la solución sea importar electricidad de Brasil, como insiste el presidente Néstor Kirchner. Entre otras razones, porque la capacidad exportadora del vecino no pasa de 400 megavatios.

Pero, a su vez, las restricciones argentina ponen en peligro el suministreo eléctrico a Urugauy y el de gas natural a Chile. En Buenois Aires y otras ciudades, poer ahora los cortes y la baja de tensión se operarán entre seis de la madrugada y seis de la tarde.

Otro aspecto del asunto es el gas. Mientras el gobierno, no sin razón, sostiene que las empresas privadas no han hecho inversiones importantes en varios años, éstas piden precios internacionales. O sea, subir el básico de US$ 0,60 a 1,20 el metro cúbico. Por supuesto, habría un impacto inflacionario peor que el de un alza en combustibles líquidos.

“En realidad, la propuesta de imitar la semana turística uruguaya y declarar no laborables el 6 y el 7 de abril tenía el objeto de ver si el consumo eléctrico urbano cedía en ese lapso”. Así comentaban operadores bursátiles bien informados. Pero la clave del problema quizás esté en el exterior: el mundo vive una sobredemanda de hidrocarburos, es decir fuentes energéticas.

La repentina puja por reservas saudíes de gas natural, el aumento de naftas en Estados Unidos, los recortes de producción anunciados en la OPEP y las dudas sobre el volumen real de reservas petroleras –generadas por el escándalo Royal Dutch/Shell- apuntan a serios riesgos de crisis generalizada.

La situación argentina no es tan grave, pero tal vez sea difícil de superar en bastante tiempo. Un alza lisa y llana de energía y combustibles, por supuesto, reactivará la inflación; de ahí la preferencia por restricciones.

Los recientes “apagones selectivos” sirvieron sólo para irritar a las empresas que los sufrieron. Loma Negra, PSA Peugeot-Citroën, Acíndar y otras protestaron en voz alta. El ahorro de cien megavatios esperado por el gobierno quedó en agua de borrajas.

Ahora, los técnicos del sector público contemplan un racionamiento generalizado a usuarios mayoristas. Su detonante son dos centrales hidroeléctricas –Embalse río III, Genelba-, que dejarán de operar por tareas de mantenimiento. Por consiguiente, desde el lunes 29 el sistema nacional interconectado provee 700 megavatios (35% del total) menos.

Ello significa, en primer lugar, que la red trabajará sin reservas. Como, normalmente, lo hace con 30% de excedente, ahora tendrá 5% de déficit. Analistas sectoriales no creen que la solución sea importar electricidad de Brasil, como insiste el presidente Néstor Kirchner. Entre otras razones, porque la capacidad exportadora del vecino no pasa de 400 megavatios.

Pero, a su vez, las restricciones argentina ponen en peligro el suministreo eléctrico a Urugauy y el de gas natural a Chile. En Buenois Aires y otras ciudades, poer ahora los cortes y la baja de tensión se operarán entre seis de la madrugada y seis de la tarde.

Otro aspecto del asunto es el gas. Mientras el gobierno, no sin razón, sostiene que las empresas privadas no han hecho inversiones importantes en varios años, éstas piden precios internacionales. O sea, subir el básico de US$ 0,60 a 1,20 el metro cúbico. Por supuesto, habría un impacto inflacionario peor que el de un alza en combustibles líquidos.

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