La juventud multicultural

La superautopista de la información distribuye contenido cultural en muchas direcciones a la vez. El marketing deberá tener en cuenta la fusión de generos y estilos para captar un nuevo mercado joven globalizado.

22 marzo, 2000

La insólita combinación de demografía, tecnología y globalización sorprende día a día con sus consecuencias. Ahora transforma también lo que acostumbrábamos llamar la “cultura popular”. Los marketineros deben conocer estos cambios, comprenderlos y adaptarse a ellos si quieren aprovechar las nuevas oportunidades que se presentan. Deberán aprender a pensar fuera de los encuadres de las categorías étnicas tradicionales para aprovechar al máximo el amplísimo mercado que constituyen, no sólo en Estados Unidos sino en el mundo, los jóvenes “multiculturales”.

Hablar de juventud multicultural no significa sólo hablar de los gustos que cambian según la cultura, la raza o la etnia, significa también un apetito insaciable por lo novedoso y la ausencia de aquellos prejuicios que durante tanto tiempo dividieron a nuestros antepasados.
Los que diferencia a estos “multicultos” de las generaciones anteriores no es sólo su tamaño colectivo sino su diversidad global.

Los hijos de inmigrantes representarán 88 por ciento del crecimiento en la población menor de 18 años en Estados Unidos entre el año 2000 y el 2050, según el Census Bureau de ese país.

Los matrimonios interraciales aumentan a una velocidad sin precedentes en los países occidentales industrializados debido a la inmigración de ex–súbditos de las colonias, refugiados políticos y personas que llegan en busca de empleo de todas las latitudes. Todos ellos se suman a la población –en otros tiempos predominantemente blanca– de esas naciones. Sólo en Estados Unidos hay 1,6 millones de parejas interraciales, 10 veces más que en 1960.

En Gran Bretaña la mitad de los hombres negros de descendencia caribeña están casados o en pareja con una persona de piel blanca. Lo mismo ocurre con un tercio de las mujeres negras de origen caribeño, según el Policy Studies Institute.

En los Países Bajos, cálculos conservadores anuncian que el número de inmigrantes de primera y segunda generación llegará a 2,5 millones para el año 2015. La población del país ronda los 15 millones.

La porción de mayor crecimiento de la población canadiense comprende inmigrantes que no hablan ni inglés ni francés.

Se mezclan los estilos
Además de la mezcla racial y étnica está el intercambio cultural que facilita Internet. El resultado es una fusión de géneros y estilos que deja a los marketineros girando en el vacío. Los chicos multiculturales tienen sus modas, desde los pantalones anchos hasta los aros de nariz. Pero a diferencia de otras generaciones anteriores, este grupo se siente libre de elegir a su antojo entre múltiples códigos de moda para crear sus propias posiciones.

En ninguna parte es más evidente este eclecticismo que en el negocio de la música. En el mundo del rock reina la confusión: Internet, la televisión satelital y la tecnología digital están creando un mercado global para la música donde el próximo gran hit podría venir tanto de Asia como de Estados Unidos o Europa. En realidad, el Oriente es el gran candidato a convertirse en el protagonista del próximo gran avance musical.

La tendencia se manifiesta también en la ropa y los cosméticos. L’Oreal acaba de sacar una nueva línea de tinturas para el cabello llamada Feria que pone una nota multiracial en la ecuación color de piel–color de cabello. Las modelos ya no son puramente blancas sino también indias, chinas y afroamericanas. A medida que caen las barreras los jóvenes descubren la forma de expresar su patrimonio étnico.

La insólita combinación de demografía, tecnología y globalización sorprende día a día con sus consecuencias. Ahora transforma también lo que acostumbrábamos llamar la “cultura popular”. Los marketineros deben conocer estos cambios, comprenderlos y adaptarse a ellos si quieren aprovechar las nuevas oportunidades que se presentan. Deberán aprender a pensar fuera de los encuadres de las categorías étnicas tradicionales para aprovechar al máximo el amplísimo mercado que constituyen, no sólo en Estados Unidos sino en el mundo, los jóvenes “multiculturales”.

Hablar de juventud multicultural no significa sólo hablar de los gustos que cambian según la cultura, la raza o la etnia, significa también un apetito insaciable por lo novedoso y la ausencia de aquellos prejuicios que durante tanto tiempo dividieron a nuestros antepasados.
Los que diferencia a estos “multicultos” de las generaciones anteriores no es sólo su tamaño colectivo sino su diversidad global.

Los hijos de inmigrantes representarán 88 por ciento del crecimiento en la población menor de 18 años en Estados Unidos entre el año 2000 y el 2050, según el Census Bureau de ese país.

Los matrimonios interraciales aumentan a una velocidad sin precedentes en los países occidentales industrializados debido a la inmigración de ex–súbditos de las colonias, refugiados políticos y personas que llegan en busca de empleo de todas las latitudes. Todos ellos se suman a la población –en otros tiempos predominantemente blanca– de esas naciones. Sólo en Estados Unidos hay 1,6 millones de parejas interraciales, 10 veces más que en 1960.

En Gran Bretaña la mitad de los hombres negros de descendencia caribeña están casados o en pareja con una persona de piel blanca. Lo mismo ocurre con un tercio de las mujeres negras de origen caribeño, según el Policy Studies Institute.

En los Países Bajos, cálculos conservadores anuncian que el número de inmigrantes de primera y segunda generación llegará a 2,5 millones para el año 2015. La población del país ronda los 15 millones.

La porción de mayor crecimiento de la población canadiense comprende inmigrantes que no hablan ni inglés ni francés.

Se mezclan los estilos
Además de la mezcla racial y étnica está el intercambio cultural que facilita Internet. El resultado es una fusión de géneros y estilos que deja a los marketineros girando en el vacío. Los chicos multiculturales tienen sus modas, desde los pantalones anchos hasta los aros de nariz. Pero a diferencia de otras generaciones anteriores, este grupo se siente libre de elegir a su antojo entre múltiples códigos de moda para crear sus propias posiciones.

En ninguna parte es más evidente este eclecticismo que en el negocio de la música. En el mundo del rock reina la confusión: Internet, la televisión satelital y la tecnología digital están creando un mercado global para la música donde el próximo gran hit podría venir tanto de Asia como de Estados Unidos o Europa. En realidad, el Oriente es el gran candidato a convertirse en el protagonista del próximo gran avance musical.

La tendencia se manifiesta también en la ropa y los cosméticos. L’Oreal acaba de sacar una nueva línea de tinturas para el cabello llamada Feria que pone una nota multiracial en la ecuación color de piel–color de cabello. Las modelos ya no son puramente blancas sino también indias, chinas y afroamericanas. A medida que caen las barreras los jóvenes descubren la forma de expresar su patrimonio étnico.

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