La importancia de un buen CEO

Muchas veces los directores ejecutivos se convierten en verdaderas estrellas por su capacidad para encontrar nuevos nichos en el mercado y hacer buenos negocios. En definitiva, un buen CEO puede ser la diferencia entre el éxito y la bancarrota.

29 diciembre, 2011

<p>Jack Welsh, el ilustre CEO de General Electric, hizo de la empresa lo que es hoy desafiando a sus gerentes a convertir a la compa&ntilde;&iacute;a en la marca n&uacute;mero uno en sus mercados respectivos. Welsh es un buen ejemplo — pero no el &uacute;nico –de c&oacute;mo un director ejecutivo puede cambiar el rumbo de una empresa completamente,. Steve Jobs, fundador y cabeza de Apple durante una d&eacute;cada, tambi&eacute;n logr&oacute; a fuerza de carisma e innovaciones en el mercado hacerse de una base de consumidores fieles a la marca. Ese es, despu&eacute;s de todo, el trabajo de todo CEO: mantener el valor &uacute;nico que la marca representa en la mente de sus consumidores.<br />
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Emprendedores de todas las &aacute;reas se han hecho famosos por capturar una parte de la mente de las personas con nuevas soluciones a problemas viejos. Pero los ejecutivos profesionales que generalmente se encargan de las tareas operacionales, una vez que la marca ya es reconocida tienen un trabajo duro: sostener su posicionamiento en los consumidores.<br />
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Lamentablemente pocos lo logran, especialmente en el mercado cambiante de la tecnolog&iacute;a. En Apple Steve Jobs, el emprendedor y fundador, dej&oacute; el puesto de CEO a Tim Cook que est&aacute;, todav&iacute;a, en un periodo de adaptaci&oacute;n. Pero sin un plan estrat&eacute;gico &ndash; la idea de hacia d&oacute;nde debe ir la compa&ntilde;&iacute;a- es dif&iacute;cil para cualquier compa&ntilde;&iacute;a seguir reteniendo parte de la magia inicial. Las consecuencias en ese caso pueden ser fatales.</p>
<p>Para que una marca permanezca en el puesto n&uacute;mero uno tiene que ocupar alguna de las siguientes tres posiciones en la cabeza del cliente: ser el mejor de su categor&iacute;a, tener una serie original de atributos o ser el m&aacute;s barato de todos sus competidores. Si no se acomoda a alguno de estos requerimientos tendr&aacute; un valor difuso para sus consumidores.</p>
<p>Despu&eacute;s de todo, el valor real de una marca est&aacute; en la recolecci&oacute;n de experiencias que creen una percepci&oacute;n particular. Pierden posiciones cuando aparecen opciones mejores, m&aacute;s r&aacute;pidas o baratas a los mismos problemas. Esto es particularmente cierto en el caso de las compa&ntilde;&iacute;as que fabrican tel&eacute;fonos, computadoras o software. Nokia, HP y Microsoft, por ejemplo, est&aacute;n perdiendo espacio en relaci&oacute;n a sus competidores que ofrecen experiencias alternativas m&aacute;s ricas.</p>
<p>Es la tarea de un buen CEO catalogar los puntos fuertes y d&eacute;biles y seleccionar cu&aacute;l de todos los recursos es preciso explotar para satisfacer mejor a sus clientes. Cuando los CEOs toman buenas decisiones con respecto a esto, las marcas ganan espacio en la mente del consumidor. El marketing no es otra cosa que una batalla diaria para ocupar un lugar preferencial, entonces cualquier &aacute;ngulo diferencial se vuelve una ventaja competitiva.</p>

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