Con ayuda de los jubilados

En Estados Unidos las empresas están comenzando a utilizar a sus jubilados como trabajadores temporales o de medio tiempo. Están aprovechando no sólo su experiencia sino también su deseo de mantenerse conectados con el mundo a través del trabajo.

11 marzo, 2008

John Toppel, por ejemplo, ex gerente de ventas de Hewlett Packard jubilado hace
cuatro años, pasó la tarde de un sábado explicando las virtudes
de una laptop HP a un grupo de personas en un local de ventas. Nadie le pagó
por ese trabajo, ni Hewlett Packard ni el negocio. Toppel es voluntario y lo hace
por afecto a la compañía.

Hewlett-Packard es una mosca blanca en Silicon Valley, donde la lealtad de largo
plazo a la compañía es algo que ha desaparecido. Allí la
gente cambia de empleo y de compañía en tiempo de Internet y va
detrás de la última tecnología. Un curriculum que antes habría
sido una vergüenza de inconstancia (dos años en una compañía,
dos años en otra, y así) hoy es señal de ambición
y espíritu emprendedor.

La idea de invitar a los jubilados a que trabajen gratis ha despertado muchas
críticas. Susan Ayers Walker, fundadora de la SmartSilvers Alliance, que
ofrece servicios de consultoría, dice que le ofende que Hewlett-Packard
no puedaencontrar una forma de compensar a los trabajadores voluntarios, particularmente
vendedores.
La compañía dice que la recompensa está en la participación.
“Se trata de seguir formando parte de la comunidad H.P. y todo lo que eso
significa. Eso es lo que obtienen”, dice Michael Mendenhall, director de
marketing de H.P.

Esa participación puede ser agridulce, dicen algunos de los jubilados de
H.P. Los más viejos, con más de 90, son la última generación
que ayudó a crear Silicon Valley. Son trabajadores de una era de empleadores
paternalistas que prometían empleo de por vida. Esa era ya no existe en
el país, ni siquiera en HP, que quebró su propia tradición
de evitar despidos y ha prescindido de más de 30.000 empleados en los últimos
cinco años.
Leslie Berlin, historiadora de los archivos de Silicon Valley en Stanford, dice
que la cultura de Hewlett Packard ha cambiado. Pero en la historia de Silicon
Valley, la lealtad que inspira H.P. se destaca de las demás. “Ellos
(los jubilados) representan el pasado colectivo de este lugar”

Otras empresas, como IBM y Lockheed Martin, también tienen grupos de jubilados
leales. Lo mismo ocurre con empresas más nuevas, como Intel. Hay en la
zona una red bien fuerte de jubilados que tiene un gran sentido de tradición.
Pero a veces se sienten ligados no tanto a una compañía sino a su
trabajo en proyectos específicos. .
En el caso de Hewlett-Packard, los jubilados hablan del respeto con que los trataba
la compañía. Los historiadores dicen que la compañía
fue la primera en adoptar el horario flexible de trabajo y en poner más
énfasis en ideas que en títulos.

Hace pocas semanas, Chuck Ernst, 91, ex gerente de servicio al cliente, asistió
a una reunión de jubilados con Frank Musso, 75, quien trabajó 25
años en H.P.. Ambos dijeron que tal vez no tuvieran mucho tiempo o energía
para involucrarse en proyectos voluntarios, pero les gusta la forma en que la
compañía los llama. Explicaron también que esta relación
con los jubilados empezó hace varios años y desde entonces se fue
intensificando. “H.P. quiere que nos sintamos conectados,” dijo Ernst.
Interrogado sobre la remuneración, opinó que tal vez la compañía
debería pagar a los jubilados que participan en el proceso de ventas, pero
que no es algo que le importe mucho. “Estamos orgullosos de la compañía,
y no dudamos en dejar que la gente lo sepa”.

John Toppel, por ejemplo, ex gerente de ventas de Hewlett Packard jubilado hace
cuatro años, pasó la tarde de un sábado explicando las virtudes
de una laptop HP a un grupo de personas en un local de ventas. Nadie le pagó
por ese trabajo, ni Hewlett Packard ni el negocio. Toppel es voluntario y lo hace
por afecto a la compañía.

Hewlett-Packard es una mosca blanca en Silicon Valley, donde la lealtad de largo
plazo a la compañía es algo que ha desaparecido. Allí la
gente cambia de empleo y de compañía en tiempo de Internet y va
detrás de la última tecnología. Un curriculum que antes habría
sido una vergüenza de inconstancia (dos años en una compañía,
dos años en otra, y así) hoy es señal de ambición
y espíritu emprendedor.

La idea de invitar a los jubilados a que trabajen gratis ha despertado muchas
críticas. Susan Ayers Walker, fundadora de la SmartSilvers Alliance, que
ofrece servicios de consultoría, dice que le ofende que Hewlett-Packard
no puedaencontrar una forma de compensar a los trabajadores voluntarios, particularmente
vendedores.
La compañía dice que la recompensa está en la participación.
“Se trata de seguir formando parte de la comunidad H.P. y todo lo que eso
significa. Eso es lo que obtienen”, dice Michael Mendenhall, director de
marketing de H.P.

Esa participación puede ser agridulce, dicen algunos de los jubilados de
H.P. Los más viejos, con más de 90, son la última generación
que ayudó a crear Silicon Valley. Son trabajadores de una era de empleadores
paternalistas que prometían empleo de por vida. Esa era ya no existe en
el país, ni siquiera en HP, que quebró su propia tradición
de evitar despidos y ha prescindido de más de 30.000 empleados en los últimos
cinco años.
Leslie Berlin, historiadora de los archivos de Silicon Valley en Stanford, dice
que la cultura de Hewlett Packard ha cambiado. Pero en la historia de Silicon
Valley, la lealtad que inspira H.P. se destaca de las demás. “Ellos
(los jubilados) representan el pasado colectivo de este lugar”

Otras empresas, como IBM y Lockheed Martin, también tienen grupos de jubilados
leales. Lo mismo ocurre con empresas más nuevas, como Intel. Hay en la
zona una red bien fuerte de jubilados que tiene un gran sentido de tradición.
Pero a veces se sienten ligados no tanto a una compañía sino a su
trabajo en proyectos específicos. .
En el caso de Hewlett-Packard, los jubilados hablan del respeto con que los trataba
la compañía. Los historiadores dicen que la compañía
fue la primera en adoptar el horario flexible de trabajo y en poner más
énfasis en ideas que en títulos.

Hace pocas semanas, Chuck Ernst, 91, ex gerente de servicio al cliente, asistió
a una reunión de jubilados con Frank Musso, 75, quien trabajó 25
años en H.P.. Ambos dijeron que tal vez no tuvieran mucho tiempo o energía
para involucrarse en proyectos voluntarios, pero les gusta la forma en que la
compañía los llama. Explicaron también que esta relación
con los jubilados empezó hace varios años y desde entonces se fue
intensificando. “H.P. quiere que nos sintamos conectados,” dijo Ernst.
Interrogado sobre la remuneración, opinó que tal vez la compañía
debería pagar a los jubilados que participan en el proceso de ventas, pero
que no es algo que le importe mucho. “Estamos orgullosos de la compañía,
y no dudamos en dejar que la gente lo sepa”.

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