Algunos países asiáticos podrían causar inflación global

Las políticas cambiarias en Asia oriental y sudoriental arriesgan promover brotes inflacionarios en el mundo. La tregua actual entre bancos centrales y mercados quizá no dure lo suficiente para asentarse.

15 julio, 2004

“Si el dólar volviese a debilitarse o a sufrir otra baja estructural, veríamos rápidamente a varios emisores volver a la plaza cambiaria”, advierte WestPAc Bank, Australia. A diferencia de las últimas intervenciones, empero, habrá peligros de desatar presiones inflacionarias, justamente cuando el alza de precios de materias e insumos primarios inquieta a varios países grandes.

Teóricamente, un aumento de tasas norteamericanas debiera fortalecer el dólar. Pero los factores que, inicialmente, llevaron al retroceso de la divisa referencial podrían gestar de nuevo sacudidas cambiarias. En particular, porque el déficit fiscal y de pagos en Estados Unidos no hacen más que crecer.

Amén de eso, analistas europeos ven con preocupación la adicción el endeudamiento de los consumidores norteamericanos, cuyo pasivo supera los US$ 7,5 billones. También el Pacífico occidental, merced a un auge comercial e inversor, se empapeló de dólares y títulos en esa moneda. Sobre todo, letras de Tesorería, o sea deuda federal. En varios casos (Japón, Surcorea, Taiwán), para detener la repreciación de sus monedas.

Según Union des Banques Suisses, durante el primer cuadrimestre del año las reservas en divisas de la región aumentaban a razón de US$ 80.000 millones mensuales. Luego, la política de la Reserva Federal frenó las compras de dólares y papeles en esta divisa. Ahora, los gobierno del área apuestan a que la mejora de exportaciones se filtre a las economías reales. Si eso ocurre –como lo parece en Japón, desde enero-, el crecimiento interno reducirá la dependencia respecto de las exportaciones y la necesidad de controlar niveles de divisas.

No obstante, si se afirma la tendencia, pronto volverán los flujos inversores y las presiones cambiaras regionales. En mayo y junio, las reservas externas de esos países subieron “sólo” US$ 17.000 millones mensuales. Pero UBS estima que, este semestre, irán ascendiendo hasta unos US$ 50.000 millones por mes. A su vez, si este repunte hace que los bancos centrales vuelvan a la plaza cambiaria, resurgirán presiones inflacionarias. Por de pronto, se perfila en el horizonte otra fuente de esas presiones, China, pese a su programa para “enfriar” la economía.

“Si el dólar volviese a debilitarse o a sufrir otra baja estructural, veríamos rápidamente a varios emisores volver a la plaza cambiaria”, advierte WestPAc Bank, Australia. A diferencia de las últimas intervenciones, empero, habrá peligros de desatar presiones inflacionarias, justamente cuando el alza de precios de materias e insumos primarios inquieta a varios países grandes.

Teóricamente, un aumento de tasas norteamericanas debiera fortalecer el dólar. Pero los factores que, inicialmente, llevaron al retroceso de la divisa referencial podrían gestar de nuevo sacudidas cambiarias. En particular, porque el déficit fiscal y de pagos en Estados Unidos no hacen más que crecer.

Amén de eso, analistas europeos ven con preocupación la adicción el endeudamiento de los consumidores norteamericanos, cuyo pasivo supera los US$ 7,5 billones. También el Pacífico occidental, merced a un auge comercial e inversor, se empapeló de dólares y títulos en esa moneda. Sobre todo, letras de Tesorería, o sea deuda federal. En varios casos (Japón, Surcorea, Taiwán), para detener la repreciación de sus monedas.

Según Union des Banques Suisses, durante el primer cuadrimestre del año las reservas en divisas de la región aumentaban a razón de US$ 80.000 millones mensuales. Luego, la política de la Reserva Federal frenó las compras de dólares y papeles en esta divisa. Ahora, los gobierno del área apuestan a que la mejora de exportaciones se filtre a las economías reales. Si eso ocurre –como lo parece en Japón, desde enero-, el crecimiento interno reducirá la dependencia respecto de las exportaciones y la necesidad de controlar niveles de divisas.

No obstante, si se afirma la tendencia, pronto volverán los flujos inversores y las presiones cambiaras regionales. En mayo y junio, las reservas externas de esos países subieron “sólo” US$ 17.000 millones mensuales. Pero UBS estima que, este semestre, irán ascendiendo hasta unos US$ 50.000 millones por mes. A su vez, si este repunte hace que los bancos centrales vuelvan a la plaza cambiaria, resurgirán presiones inflacionarias. Por de pronto, se perfila en el horizonte otra fuente de esas presiones, China, pese a su programa para “enfriar” la economía.

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