Un reacomodamiento con importantes consecuencias

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Las iniciativas para contar con otras fuentes no tradicionales quedaron desde el año pasado relegadas por urgencias cambiarias, financieras y fiscales. YPF y las represas santacruceñas coparon el escenario.

Por Rubén Chorny

Por Rubén Chorny Para las perspectivas de una balanza comercial en reconstrucción, el petróleo y gas no convencional de Vaca Muerta más el aporte al sistema eléctrico nacional de dos megarrepresas licitadas sobre el río Santa Cruz pesaron más que el desarrollo planteado para las demás fuentes renovables de la energía, de insignificante incidencia comparativa. 
El reacomodamiento trae consigo pérdidas, enojos y heridos, sobre todo en el rutilante sector de los biocombustibles, que en cinco años se ganó los blasones de tercer productor y primer exportador mundial.
Pero desde un mirador más panorámico, el titular de la Cámara Argentina de Energías Renovables/CADER, Alfredo Langesfeld, prefiere abrir un crédito a la mejora del escenario: “Existe el compromiso nacional para que al menos 8% de la generación eléctrica provenga de fuentes renovables para 2016 –recuerda– y esto conllevará a la evolución del sector. Creo que debemos generar una política de inversiones y de seguridad jurídica sostenida a largo plazo, que esté más allá de los vaivenes políticos de corto plazo”.
Fechas e hitos han ido e irán jalonando internamente la evolución de la diversificación de la matriz energética nacional, en el contexto de inestabilidad global por la crisis en la economía occidental: 7 de junio de 2010
El ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, pronosticaba en la ciudad bonaerense de San Nicolás, durante la inauguración del sistema desarrollado por Aes en su termoeléctrica “Aes Paraná”, un millón de toneladas más de producción de biodiésel para 2012 y 2013 y un vigoroso avance hacia el desarrollo del mercado interno, sin por ello descuidar el rol activo exportador.
“Va a ser nuestra mayor batalla que se consuma en el territorio nacional, porque eso significará que está creciendo la industria, que están creciendo los ferrocarriles, los programas de generación de energía renovable a partir de las turbinas alimentadas a biodiésel”…
Eran momentos de esplendor para el polo oleaginoso y sus 32 plantas del biocombustible integradas a las de molienda, harinas y aceites, en el proceso continuo de transformación de los granos armado en torno del puerto de Rosario.
Los tambores verdes se volcaban sin cesar en los camiones cisterna que atiborraban la ruta 9 para abastecer a las refinadoras de naftas y se cargaban en los barcos que partían con proa a Europa. 
La incipiente industria se convirtió así en uno de los principales productores mundiales y en el exportador líder de este novedoso y sustentable renglón. 
Su aporte a la matriz energética nacional alcanzó el año pasado 1,5%, porcentaje superlativo por salir de la nada y por sus connotaciones ecológicas, pero insignificante comparado con el 85% que proviene del petróleo y el gas, cuya producción doméstica, para colmo, no acompañó el fuerte crecimiento de la demanda industrial y del consumo en la década. 
En una coyuntura crítica para las divisas, esa última terminó siendo, precisamente, la explicación oficial para justificar la expropiación a Repsol de las acciones de YPF y que el Gobierno nacional tomara el control de la petrolera nacional.
En ese contexto, las 880.000 toneladas de biodiésel que aportó el complejo cerealero a la elaboración de combustibles se diluían en la contundencia de la gran factura de importaciones que el país debió destinar el año pasado de su balanza comercial para cubrir el déficit energético: US$ 11.000 millones.
Como una letanía resonaba lo dicho por De Vido apenas un año antes: “Hemos batido récords en exportaciones de automóviles, mientras antes lo hacíamos en producción de petróleo crudo. Por eso vamos a avanzar muy fuertemente en el desarrollo del mercado interno del consumo de biocombustibles”.
La caja de divisas y la fiscal impusieron sus urgencias. La demanda anual de gasoil insume US$ 6.000 millones, a los que, si bien el fluido verde descuenta casi 1.000 millones, le viene representando al Tesoro un subsidio al consumo interno cercano a $18.000 millones anuales para bajar a la mitad el precio con relación al internacional. 
Igualmente, el biodiésel está llamado a tener un papel crucial en la sustitución de importaciones de 2 millones de toneladas por año de gasoil. Con 7% actual de mezcla que la refinación paga a $4.661 la tonelada, el abastecimiento verde al mercado interno le ahorra US$ 900 millones a la balanza comercial.

20 de abril de 2012

La Presidenta anuncia que fue priorizada la construcción de dos represas hidroeléctricas en el río Santa Cruz dentro del Programa Nacional de Obras Hidroeléctricas desarrollado por la Secretaría de Energía e incorporada al Presupuesto de 2012. Representa una inversión que en cuatro años y medio (o sea para 2017) “llevará la participación hidroeléctrica en la matriz, de 31% actual a 41, reduciendo la generación de energía térmica del actual 54% a la mitad”, según el secretario de Obras Públicas, José López. 

Y resurgió que hay aún mucha más tela para cortar en materia de represas: por la generosa geografía y porque aun cuando entren en servicio los dos colosos santacruceños recién licitados, la Argentina seguirá estando muy por debajo del promedio regional de generación hidroeléctrica de electricidad, que es de 60 %. 

La implicación cuantitativa del potencial aporte originado en los ríos al sistema interconectado nacional está dada en la sustitución de importaciones que proyecta en el tiempo, y ese ha sido el argumento de promoción empleado por el ministro de Planificación en las recientes giras asiáticas en busca de inversores. 

Sin embargo, en un sentido cualitativo, las metas para 2016 de diversificación de la matriz energética nacional asignan a las llamadas fuentes renovables (biocombustibles, eólicas, fotovoltaicas, biotérmicas) un espacio de 8% en la torta; de 12% para las provenientes de fuentes hidroeléctricas; nuclear 3%, y carbón 1%, para que así pueda descender la actual dependencia de las de gas a 53% y a 24% el petróleo. 

Pero el peso de cada una en la balanza de divisas determinó al Gobierno a reprogramar recursos con la prioridad en los resultados económicos. López lo puso claramente en números: “Si contemplamos que el costo operativo de la central hidroeléctrica es de $235 millones al año, el emprendimiento puede ahorrarle al país 5.200 millones de combustible generado, al no ser importado de forma directa”.

Y para la óptica oficial son energías renovables a los efectos del reparto porcentual de la matriz, tanto Yacyretá, Atucha II o la presa Caracoles, cuanto las plantas de biocombustibles o los parques eólicos.

 

7 de agosto de 2012

A fines de julio de 2012, la marcha del Programa Nacional de Biocombustibles como política pública inspiró al Ministerio de Planificación a dar otro paso adelante en el uso de biodiésel en cortes con gasoil, que ya había sido llevado de 5 a 7%: ir a 10% y establecer usos diferenciales con cortes a 20% en el transporte automotor de pasajeros, el agro y la generación de energía eléctrica. 

Pero ya nacionalizada YPF y con un inesperado cuadro financiero a resolver por la nueva gestión estatal en la petrolera como condición para ponerla a producir, esos planes fueron suspendidos, al tiempo que se aumentó la carga impositiva en las exportaciones de biodiésel. 

La brújula energética corrigió su rumbo para programarle en los próximos cinco años inversiones por US$ 37.000 millones, según ratificó el director de Planeamiento de Desarrollo y Negocios de YPF, Fernando Giliberti. 

La gran apuesta se inspira en las reservas de shale gas y de petróleo (terceras en el orden mundial), que ascienden a 774 trillones de pies cúbicos, en áreas como Vaca Muerta, la cuenca Chaco-Paranaense, el golfo de San Jorge –donde se produce 50% del crudo argentino–, y la cuenca austral, entre otros.

Vaca Muerta “ya está en etapa de pruebas pilotos que pueden ser de 15 ó 20 pozos, cada uno de los cuales requiere una inversión de US$ 8 millones”, afirma.

En el cateo de subsidios para transferir, bonos, fideicomisos, trato caso por caso con potenciales contratistas, Anses, Tesoro y cuanta fuente de recursos se encontrara para cubrir la falta de capitales y financiación, el biodiésel cayó en la volteada, y la política de Estado que reguló su exponencial crecimiento quedó al comienzo del segundo semestre del año pasado bajo la férula de una Unidad Ejecutiva Interdisciplinaria de Monitoreo, creada para que el viceministro de Economía, Axel Kicillof, y el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, asumieran la voz cantante relegando de plano a De Vido y su área energética.

Se argumentó: metas sobrecumplidas por un negocio privado ya maduro que no necesitará del mismo apoyo oficial. Y el biodiésel vivió así su propia “resolución 125”.

 

30 de enero de 2013

Esa es la fecha retroactiva que fijó la Comisión Europea para someter a todas las importaciones de biodiésel provenientes de la Argentina e Indonesia al pago de un arancel si ello surgiera de la investigaciónantidumping que se les practicará a partir del obligatorio registro en aduana. 

Ha sido esta una bomba para fábricas de clase mundial, por tecnología y escala, como las instaladas sobre la región donde se concentra el mayor polo de crushing de oleaginosas del mundo: el Gran Rosario. 

Ya venían de un año negro, con recientes quitas a los subsidios por parte del equipo económico del Gobierno, y piedras en el camino a la colocación de su producto en Europa, que atribuían a una España dolida por la expropiación a Repsol de sus acciones en YPF.

La planilla de exportaciones cerró 2012 en 1.557.811,6 toneladas, que implican una merma de 8,5% respecto del año anterior. Y claramente el quiebre coincide, según como se lo ve desde el polo oleaginoso, con la “cuestión YPF”. Pero también es cierto que para esa época recrudeció la recesión europea por la crisis griega.

En ese sentido, apuntaría la barrera arancelaria que interpuso la Comisión Europea para proteger a sus productores (afectados por un exceso crónico de capacidad productiva que les incrementa los costos) de una competencia basada en una cadena productiva que combina cultivo de materias primas, operaciones de procesamiento y transporte. 

La entidad que agrupa a los exportadores, Carbio, volvió a la carga sobre lo prometido por el Ministerio de Planificación antes de crearse la Unidad Ejecutiva Interdisciplinaria de Monitoreo: que les permitan compensar tales pérdidas poniendo en práctica el aumento del corte obligatorio del gasoil. 

“Ya que hay trabas para exportar, sustituyamos importaciones”, sería la apelación, aunque también vuelve a menearse el cuidado del medio ambiente por la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la faceta ecológica de circunstancia, más que de principios, en la política de diversificación de la matriz energética.

 

Los idus de marzo

También por el flanco sustitutivo avanzan las tratativas del cluster eólico con el Bice y el Banco Nación para financiar los primeros parques de generación de energía a partir del viento, con tecnología de punta e integración de la industria nacional. La pretensión, claro está, no es moverle el amperímetro a la gran torta de la matriz energética, pero sí conlleva beneficios regionales, ambientales y de empleo.

Aunque las cifras suenan modestas, la perspectiva sería multiplicar el aprovechamiento del potencial eólico en bruto a 4% a la hipotética “reserva” de vientos de 20.000 megavatios que se calculan en total, con una disponibilidad oscilante entre 3.000 y 4.200 horas anuales. 

Ese plus que el cambio climático concede a cambio de otros trastornos meteorológicos del recalentamiento y las mareas equivale a 70% de la potencia de todas las centrales térmicas instaladas, pero a mitad del costo.

Pero en esa dirección los molinos de viento que cosechan electricidad en Chubut empezaron a incorporar un granito de arena que, a fin de año, se convertirá en un ahorro de importaciones por US$ 60 millones de los 4.000 millones en combustibles que cuesta cubrir la totalidad de la demanda eléctrica.

El aporte de las restantes fuentes renovables, como la solar fotovoltaica, la geotérmica, biomasa, mareomotriz, biomasa, vertedero, o de gases de plantas de depuración, es muy marginal porque se concreta en poblaciones aisladas, alejadas de las líneas de distribución de electricidad.

Es la solar la que presenta mayor movimiento ya que se instaló una central en San Juan de solo 1,2 megavatios y está en desarrollo una planta fotovoltaica en Hornaditas (Jujuy) por 10 megavatios. El año pasado, Solaria Energía, de España, suscribió acuerdos con Enarsa para desarrollar proyectos fotovoltaicos de hasta 50 megavatios.

Por encima de la coyuntura, para 2015, la participación actual de las energías renovables podría más que duplicarse, considerando también la generación eléctrica con biomasa, en el marco de la ley 26.190, el decreto reglamentario 562/09, el programa GENREN y otros incentivos promovidos por el Gobierno.

Aunque hoy ascendieron al primer plano energético la recuperada YPF a la gestión estatal, con los contratos de exploración de promisorios yacimientos en ciernes y megaproyectos hidráulicos, las energías renovables alternativas se irán reacomodando con menos ruido y más nueces hacia el mediano plazo.

Viento tras la popa

La gran oportunidad económica que ofrece la energía eólica es que está en una relación muy competitiva entre el costo y el precio respecto de otras fuentes: Enarsa está pagando un promedio de US$ 125 por megavatios generados en contratos por GENREN, contra un costo aproximado de US$ 240 en importaciones de combustibles fósiles puestos en refinería.
Un megavatio de energía eólica requiere invertir alrededor de US$ 2,3 millones, desde que se empieza a fabricar el equipo, se transporta, se instala, se arman las subestaciones y se hacen las interconexiones, y un parque de 70 megavatios lleva 12 meses desde la orden de proceder hasta la entrega funcionando. 
Y habría otra buena noticia para avalar un eventual relanzamiento eólico: 450 Pyme nativas están equipándose para desarrollar con tecnología nacional integrada para proveer al armador local de los 8.000 componentes que tiene un molino en lo alto, desde los tornillos hasta una pala.

 

El dilema de los biocombustibles

 

Bonanza exportadora, pero limitación interna

 

Cunde el desconcierto entre la treintena de empresas privadas productoras de biodiésel ante el cambio de reglas fiscales dispuesto por el Gobierno en el pasado segundo semestre y las nuevas dificultades para exportar a Europa. Reclaman un mayor corte “verde” para el gasoil que les amplíe el mercado interno.


Claudio Molina

 

Entre las 32 plantas en funcionamiento y las que están en construcción se llevan invertidos US$ 1.200 millones en cinco años.

Tres grupos estratégicos tenían asignadas para la venta al mercado interno 1,07 millones de toneladas de biodiésel y 627.000 toneladas de etanol (hasta 2015), según identifica el reporte de Claves, Información Competitiva. El principal lo componen aceiteras (LDC, Vicentín, Molinos, AGD, Bunge, Oleaginosa Moreno, Glencore) y azucareras (Ledesma, Los Balcanes, San Martín, etc.) que acceden directamente a la materia prima y que han logrado rápidamente dominar la producción, el mercado local y las exportaciones.

Pero se fijaron cuotas diferenciales según los tamaños de las empresas y un régimen móvil que aún están digiriendo. 

El balance de 2012 explica tantas caras largas: 2.451.000 toneladas producidas, apenas 25.000 más que en 2011 (1%) y la niña mimada que era la exportación plantada en 1.515.000 toneladas contra 1.692.000 de 2011.

La recesión económica europea y la consecuente caída del consumo de gasoil se reflejaron en un menor ingreso de dólares por la exportación. En 2011 había sido de US$ 2.065 millones y, cuando para agosto ya se había llegado a ese monto, el flujo se cortó: en el sector se lo atribuye a la nacionalización de YPF y una presunta decisión de España (principal importador de biodiésel, junto con la Unión Europea), de cerrar el ingreso al producto local como represalia, y al acortamiento de los plazos de embarque, (de180 días a 30), que limitó el crédito frente a los costos crecientes que viene teniendo la industria por la inflación.

Así, no solo se terminaron facturando al exterior 175.000 toneladas menos que el año precedente, sino que tampoco fue cumplida la promesa de mayor apertura del mercado interno realizada por el Ministerio de Planificación, al quedar en suspenso la ampliación de 7 a 10% en la mezcla del biodiésel respecto del combustible fósil para la refinar el gasoil verde.

 

En contra de los cambios

“Estoy totalmente en desacuerdo con los cambios. La realidad mostró los errores y tuvieron que corregir dos veces las retenciones: eran del 14, las subieron a 24 y finalmente las tuvieron que reducir a 19,11%). Pero falta sincerar las políticas. Lamentablemente, la visión del secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno es contraria a este desarrollo, mientras la del secretario de Política Económica Kicillof pasa más por el lado fiscal”, brama Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, una entidad que reúne a ONG y holdings cerealeros.

Interpreta que lo que se busca es que la factura de YPF no aumente por usar biodiésel más allá del mayor costo que implica el gasoil importado, tomando en cuenta que la oferta de gasoil nacional no alcanza para cubrir toda la demanda interna. Y pone como ejemplo que “cuando se produjo el cambio de reglas de juego en el mercado interno, en agosto pasado, el precio del biodiésel fue reducido alrededor de $1.000 por tonelada hasta un nivel equivalente al del gasoil importado, generando un cierre masivo y temporario de las pequeñas y medianas empresas, que no pudieron absorber semejante baja”.

Molina confiesa su decepción porque los funcionarios no escuchan que en este momento se da una situación muy particular y favorable al mayor uso de biodiésel, debido a que su precio ofertado por las productoras más grandes es más bajo que el del gasoil importado, sin impuestos ambos. 

“Sin embargo, por una errónea interpretación de la AFIP –aduce–, el biodiésel que integra la mezcla con gasoil tributa el 41% de impuestos específicos al gasoil, en surtidor, mientras que el gasoil importado está exento hasta la concurrencia de 8,4 millones de metros cúbicos por año, según lo establece la Ley de Presupuesto Nacional 2013”.

Concluye: “Guillermo Moreno no quiere a los biocombustibles, prefiere la quema de combustibles minerales, de los que supone que existen doscientos años de reserva y no compiten con los alimentos. Estamos sin dudas ante un problema político, el que hoy está impidiendo un mayor desarrollo del biodiésel, y no me gustaría que los biocombustibles en la Argentina sufrieran el mismo destino que tuvieron el trigo, la leche, la carne, las estaciones de servicio, el Indec, etc.”.

La econafta viene pidiendo surtidor

En los últimos meses, se han instalado sin subsidios destilerías de bioetanol que transforman cereales, fundamentalmente maíz, y que se sumaron a la oferta de este biocombustible en el mercado interno, si bien aún no se exporta. 
La industria del etanol, que usa como materia prima el maíz, está invirtiendo, más de US$ 500 millones sin subsidios, ya hay dos plantas produciendo y en construcción otras 10, por lo que podrá cumplirse para fin de 2013, con el corte obligatorio de 5%. La consultora abeceb.com estimó que los despachos de las fábricas alcanzaron las 187.800 toneladas contra 134.000 del año anterior. 
La expansión fue producto de haberse extendido a los cereales la oferta que al comienzo era totalmente derivada de la transformación de jugos de caña de azúcar o melazas, provenientes de la actividad de los ingenios azucareros del NOA, que fueron la base de la Ley 26.334, que modificó la Ley 26.093.
Hacia fines de este año entrará en producción la de Diaser, en San Luis, y en 2014, las de la Asociación de Cooperativas Argentinas y Pro Maíz –un joint venture entre Aceitera General Deheza y Bunge–, todas procesando cereales.
De esta manera, se sumará una importante oferta de bioetanol de cereales a la tradicional oferta de bioetanol de caña de azúcar.
El año pasado se inauguraron dos destilerías que procesan cereales –Bío IV en Río Cuarto y Vicentín en Avellaneda, Santa Fe–, con lo que el contenido de bioetanol en las naftas aumentó a más de 3%, alcanzando picos hacia fin de año por encima de 4%.
La producción de 2012 fue de 251.000 m³ (casi 200.000 toneladas.), mientras que las ventas al mercado interno fueron de 237.000 m³ (188.000 toneladas.).
Luego de transcurridos tres años de la entrada en vigencia del corte obligatorio, el contenido de bioetanol en las naftas llegará a 5%, si bien en 2015, sumando las plantas en funcionamiento, las que están en construcción y los proyectos aprobados y con cupo otorgado por la Secretaría de Energía, se podría alcanzar un corte de nafta con bioetanol cercano a 20%.

 

Alfredo Langesfeld, presidente de CAER 

 

La energía renovable es una apuesta a futuro

 

El período que atraviesa el conjunto de las energías renovables es de transición y denota: suma preocupación por el biodiésel, pesadez financiera en proyectos eólicos e incipiente formación de alternativas ecológicas aun menores, como la voltaica, biomasa, geotérmica.

Asistido por Oscar Balestro y Marcelo Alvarez, el presidente de la Cámara Argentina de Energías Renovables, Alfredo Langesfeld, reseñó que “la energía renovable es una apuesta al futuro y es importante sostener e incrementar las inversiones realizadas para que el sector de biocombustibles continúe creciendo”. Y concluyó: “Aunque contamos con un importante potencial en renovables, su aprovechamiento, así como la capacidad solar y eólica instaladas, distan mucho de ser significativos para reemplazar a las energías tradicionales”.

 

–¿Cuál es el balance de la aplicación del GENREN el año pasado en comparación con los anteriores?

–GENREN ha permitido que se ponga en marcha el parque eólico Rawson y otras obras previstas para aportar al sistema energético nacional, representando un ahorro en importación de combustibles y una reducción en la contaminación ambiental. Las obras que se han licitado están en vías de desarrollo pero no al ritmo que se esperaba cuando se hizo la licitación en 2009, principalmente debido a la falta de financiación. De los 754 megavatios adjudicados solo están en funcionamiento los complejos eólicos Rawson I y II, a cargo de Genneia, ex Emgasud.

En el GENREN 2, Enarsa recibió ofertas por más de 1.200 megavatios pero aún no se adjudicó nada puesto que no se completó el GENREN 1. Para fines de 2015, si todos los proyectos de GENREN 1 estuvieran en marcha, habría un importante volumen de energía eólica, microhidráulica y solar en nuestro país.

–¿Cómo evolucionaron comparativamente las distintas fuentes de energía renovable? 

–Existen grandes posibilidades de generar un importante caudal de energía renovable de fuente para inversiones en energía eólica, pero para lo cual se necesitan capitales y subsidios, como en todo el mundo, pues el retorno a la inversión en el sector eólico es lento, no por falta de limitaciones técnicas ni humanas ni naturales, ya que nuestro país cuenta con excelente calidad de vientos, sino por falta de financiación. 

Hay empresas muy importantes que están generando proyectos como el recientemente anunciado parque eólico en General Acha (50 megavatios) a cargo de la sociedad Parques Eólicos Vientos del Sur SA (Pevssa), empresa creada por ABO Wind Energías Renovables SA y ABO Wind AG. Hay otros proyectos en Neuquén (por más de 100 megavatios) y Santa Cruz (Puerto Deseado con 39 megavatios). Estas centrales eólicas se conectarían al Sistema Argentino de Interconexión (SADI) para abastecer de energía.

 

Alternativas “menores”

–¿Hay indicios de una mayor participación de otras fuentes sustitutas de los hidrocarburos, como las fotovoltaicas o las térmicas? ¿Se dieron estímulos o señales para desarrollar proyectos? ¿Cuáles serían en ese caso las características diferenciales con las eólicas?

–La inversión en energía solar-fotovoltaica tiene amplias perspectivas de crecimiento. Con la inauguración del parque solar Ullum en San Juan el año pasado y otras obras que están en etapa de desarrollo, como los proyectos de plantas fotovoltaicas en Cañada Honda (Sarmiento), y La Chimbera (25 de Mayo), que podrían beneficiar a casi 25.000 familias. Igual que en lo eólico, falta financiación. La industria solar requiere del desarrollo de tecnología nacional, y de un seguimiento técnico de las obras realizadas, para lo que se necesita una importante inversión y esto no se está dando.

 

–¿Hay nuevas iniciativas que se destaquen?

–Hay muchos proyectos diversos en energía eólica, solar e hidráulica.

En eólico, además de la central eólica en General Acha, hay otros proyectos como el Parque Eólico El Jume en Santiago del Estero, cuyo desarrollo está a cargo de Impsa, que se encuentra en su etapa inicial de obra civil para la base de las torres que generaran energía eólica para localidades al sur de la provincia de Santiago del Estero (Ojo de Agua, Sumampa y Sol de Julio) y también se conectará al Sistema Argentino de Interconexión.

En energía solar está en desarrollo una planta fotovoltaica en Hornaditas (Jujuy) de 10 megavatios y en 2012, Solaria Energía de España suscribió acuerdos con Enarsa para desarrollar proyectos fotovoltaicos de hasta 50 MW.

–¿Están en declive los proyectos hidroeléctricos frente al avance de las otras alternativas de energía renovable?

–En Santa Cruz hay dos proyectos muy grandes en Piedra Buena, sobre el río Santa Cruz. Estas obras se conectarán al Sistema Interconectado Nacional generando 5246 GW/hora, casi 5% de la energía del sistema eléctrico nacional. El Programa Nacional de Obras Hidroeléctricas que impulsó el Gobierno desde 2003 permitió la finalización de obras pendientes en Yacyretá y Atucha II y también la generación de numerosos proyectos (más de 56 megavatios) ya instalados de micro, mini pequeños aprovechamientos hidráulicos. Pero hay muchos más a la espera de financiación adecuada.

 

Bios y bios

–¿En qué quedó la pujanza que venía trayendo el sector de los biocombustibles desde 2007?

–El sector de los biocombustibles creció desde 2007 y es un ejemplo de industria limpia y eficiente. El marco de la ley 26.093 impulsada por el presidente Kirchner generó inversiones privadas muy importantes que desarrollaron un sector que lideraba, hasta 2012 inclusive, las exportaciones mundiales de biodiésel gracias a que nuestro país es un importante productor de la materia prima, que es el aceite de soja.

El sector abastece también mediante el sistema de cupos de la Secretaría de Energía al mercado doméstico. No hubo aumentos en el corte que se mantiene en 7% (promedio). Se esperan medidas para que el transporte público/camiones utilice B20, y que el automotor aumente el corte a 10%, pero no hubo novedades.

En 2012 luego de la reestatización de YPF, el Gobierno decidió modificar el precio de venta en el mercado local. Las empresas Pyme y las grandes vieron seriamente afectada su ecuación económica. 

Debido a las protestas del sector, que es ciento por ciento de inversión privada, hubo cierre de algunas Pyme, suspensión de actividades y de trabajadores por parte de otras, y finalmente el Gobierno en noviembre decidió fijar tres rangos de precios (para las empresas grandes, las medianas y las pequeñas productoras). Hubo reuniones entre las empresas y el gobierno para acordar una solución y finalmente el Gobierno fijó un precio para las Pyme que les permitiría seguir en el mercado

Continúan las dificultades para las Pyme por una falta de actualización de los precios de la Secretaria de Energía y no hay aún una política previsible. Las empresas grandes, que producen el ciento por ciento del biodiésel que exporta la Argentina, también vieron alterada su ecuación económica. 

Debemos tomar muy en cuenta que tanto las Pyme como las empresas exportadoras son y fueron ciento por ciento financiadas con capitales privados, sin ningún tipo de subsidio.

Se modificaron las retenciones a la exportación aumentándolas de 14,2 a 24,2 % (tasas efectivas), para luego establecer un sistema de actualización quincenal que arrancó en 19,1% efectivo, aunque no se cumple la actualización quincenal.

El sector exportador sufre además los embates de la política de la Unión Europea, que exige certificaciones de sustentabilidad para ingresar al mercado. España por su recesión económica continua comprando pero en menor volumen y además hay una denuncia de dumping contra la Argentina e Indonesia ante el European Biodiesel Board (EBB), que en el caso argentino es injustificada.

Pero como la energía renovable es una apuesta al futuro, es importante más allá de estas vicisitudes sostener e incrementar las inversiones realizadas para que el sector de biocombustibles continúe creciendo.

 

Vientos propicios

 

Un sector que clama por apoyo financiero

La energía eólica ya enderezó su marcha hacia el lote de líderes mundiales: Dinamarca, Alemania, España y Estados Unidos, y cuando las 29 empresas que se constituyeron a ese fin completen los proyectos aprobados se habrá hecho un lugar en la matriz energética planificada para 2016.


Rubén Sánchez Perco

“Estamos confiados en que durante 2013 se concretarán los primeros proyectos en esa escala. Han dado mayor participación a la industria nacional los desarrollos al de Parque Arauco (La Rioja), entre los concretados, y al de Jume (Santiago del Estero), entre los que están en construcción. Para este año destacamos en el mismo sentido como proyectos a Malaspina y Valle Hermoso, ambos en Chubut”, señala Rubén Fabricio, director de Infibic.

El despegue de esta alternativa limpia de diversificación de la matriz energética viene lento pero seguro: “La oferta de eólica es marginal todavía. Contando los parques de alta potencia, hay actualmente operando 110 megavatios. Pero si se lograran construir y poner en marcha todos los proyectos adjudicados en el GENREN I se podría llegar a 850 megavatios. Y hay otros fuera de este programa promocional que, de concretarse, permitirían elevar esa cifra”, evalúa Fabricio.

 

Tecnología argentina

“Impsa está haciendo 50 megavatios este año con equipos íntegramente manufacturados en la Argentina en Malaspina, Chubut. Y será el hito nuevamente de la fabricación nacional, porque ya desarrollamos el primer prototipo hecho en el país, que es El Tordillo, de Enarsa, un parque eólico ubicado a 40 km de Comodoro Rivadavia que se llama Vientos de la Patagonia I, donde hay un equipo nuestro y otro de NRG que también es argentina con tecnología autóctona”, pone de relieve Rubén Sánchez Perco, director comercial de un líder en el sector: Impsa Wind Latinoamérica, cuya responsabilidad directa es coordinar y desarrollar 2.000 MW en proyectos eólicos para Latinoamérica.

La apuesta de la compañía con sede central en Mendoza es exigente, empujada por su propia presión de tener presencia en más de 47 países por proyectos de altas calificaciones. Pero son conscientes de que el desarrollo de la cadena de valor argentina que permita tener en el tiempo una cantidad de trabajo sustentable que garantice la mano de obra nacional dependerá del financiamiento local. 

“Si viniera del exterior sería normal que fuera asiático o europeo, con lo cual pondrían como condición que los equipos fueran provistos de esos orígenes”, alerta el ejecutivo.

En otras realidades regionales en materia eólica, como la brasileña, Impsa hoy compite en el primer puesto de market share con otra empresa extranjera, para lo cual tuvo que financiarse con bancos brasileños que por supuesto exigieron armar una fábrica en ese país como condición para recibir el financiamiento. Así provee equipamiento a la plaza local y también en algunos casos a Venezuela y la Argentina.

Dentro de las fronteras, los accionistas acaban de aprobar la ampliación de la capacidad de manufactura de su planta de Mendoza, lo que permitirá hacer 88 generadores por año de alta potencia y nueva tecnología en esta primera etapa, que recién se inicia. 

Gastón Guarino, de M. Calvino, cree que “es clave el trabajo conjunto con los organismos del Estado, a efectos de poder trazar un plan a largo plazo que contemple el crecimiento de la generación eólica con desarrollo de la industria nacional. En ese camino nos encontramos”.

A lo que el ejecutivo de Impsa añade que Enarsa sería el interlocutor válido para poder trabajar con todos estos organismos y Gobiernos provinciales, y que de hecho hoy la firma posee su parque insignia, que es el Arauco, en La Rioja, donde tenemos 25 megavatios ya en operación y se están terminando de instalar otros 25, a los que el Gobierno riojano está buscando cómo financiarles el agregado de 50 megavatios más. “El gobernador reconoce que nunca había pensado en proveer energía en el riego de olivos, y que además el sobrante pueda ser vendido y hacer con ello caja en la provincia”, cuenta.

Donde esperan los vientos

“Si bien el potencial instalado aún es bajo, creemos que con los primeros parques eólicos de gran escala estamos dando lanzamiento a una alternativa de generación que diversifica la matriz de nuestro país con recursos renovables”, reseña Gastón Guarino, de M. Calvino.
Identifica proyectos en distintos grados de avance por 7.000 megavatios, como los pilares para aprovechar el potencial del país. 
“70% del territorio es apto para la implantación de parques eólicos, siendo el de mayor potencial mundial”, señala. Hay vientos esperándolos en Patagonia, valles cordilleranos, costa atlántica, serranías del sur de la provincia de Buenos Aires. 
Pero el ventilador financiero no toma velocidad aún. Sánchez Perco estima que en la matriz nacional los 750 megavatios adjudicados en la primera parte de GENREN, de los que Impsa tiene que ejecutar 155, el diferencial que van a marcar no puede cambiar de un día para otro la figura. 
Rescata no obstante que “van a ser interesantes, para Cammesa también, a fin de poder empezar a maniobrar con energía térmica y renovable al mismo tiempo”.

 

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