<p>Al frente del cambio marcha un ecosistema dinámico, combinando velocidad y grandes volúmenes de datos (tipo 3G y pronto LTE) con un creciente número de celulares inteligentes.</p>
<p>A principios de los años 2000, la tecnología de tercera generación se creía no apta para telefonía móvil. En vísperas de la explosión en Internet, las empresas gastaban miles de millones de dólares en licencias inalámbricas y una posterior implosión pareció acabar con las esperanzas (excepto en Japón) de una <em>Web</em> móvil. Ahora, por el contrario, el universo inalámbrico se multiplica exponencialmente.<br />
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Estudios e investigaciones citada por McKinsey en un reciente ensayo de Jacques Bughin, indican que dos tercios de teléfonos móviles tienen acceso a datos –a junio último–, contra apenas un cuarto hace tres años, y 60% usa los celulares para recorrer Internet. El gasto en esos dispositivos inteligentes, entretanto, pasaba de 3% de las compras a 20% en Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña. <br />
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Aunque la parte más próspera del planeta estuviera ingresando a una fase de <em>Web</em> nómade, quedaría una duda: ¿la mayoría de los contenidos, interacciones y principios organizativos de la <em>Web</em> inalámbrica sencillamente migrará a ese universo? Aun si la respuesta fuese sí, el ritmo de la conversión y la ruta a tomar están lejos de ser certezas. <br />
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Ello se debe a la presencia de tres grandes enjambres de compañías (las que gestionan redes móviles, las empresas de sistemas operativos, y los fabricantes de aparatos) que tienen grandes intereses en juego. Cualquier cambio podría transtornar sus cadenas de valor agregado. Por ejemplo, las compañías de telecomunicaciones al presente operando redes inalámbricas, también actúan en banda ancha. Simultáneamente, los operadores de sistemas inalámbricos son los mismos que ofrecen búsquedas y navegación en banda ancha. Por fin, los fabricantes de celulares inteligentes tienen una amplia y compleja gama de nexos con los otros dos grupos. <br />
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<strong>¿Acabará la <em>Web</em> inalámbrica semejando la presente versión convencional o generará híbridos? </strong><br />
Las preguntas siguientes pueden ofrecer algunas pistas.</p>
<p><strong>1. ¿Reemplazará la <em>Web</em> móvil a la de cable?</strong><br />
Claramente, es un interrogante clave para compañías de cable y proveedores de servicios sin opciones móviles. Las telefónicas antiguas afrontaban el mismo problema hace 20 años, al surgir los celulares. Les tomó más de lo esperado reducir sustancialmente la incidencia del cable. Todavía hoy, son solo los clientes jóvenes quienes están dispuestos a seguir exclusivamente la ruta inalámbrica. Por ende, el pase más visible y concreto a esta modalidad se da en términos de minutos-voz insumidos. Pero un presumible acceso masivo a dispositivos móviles quizá no siga ese camino.<br />
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<strong>2. ¿Igualarán los teléfonos móviles el desempeño de los fijos?</strong><br />
En teoría, todo es posible pero, en realidad, todo depende de cuánto nuevo espectro los usuarios inalámbricos ganen y del ritmo de progresos en tecnologías para comprimir datos. Paradójicamente, todo el exceso de capacidad 3G que les quitaba el sueño a las telcos, hace algunos años, no será suficiente para manejar la inminente saturación de datos, si en efecto se opera un desplazamiento masivo al campo inalámbrico. Cabe notar, además, que la actual tecnología en la materia ofrece, como mucho, lo que ya tienen los usuarios estadounidenses rurales: una velocidad de dos megabitios por segundo.</p>
<p><strong>3. ¿Buscará la gente los mejores contenidos y aplicaciones en la futura <em>Web</em>?</strong><br />
Al presente, persiste una apreciable brecha entre el uso mayoritario de Internet fija e inalámbrica. Los nómades aún se aferran a comunicaciones, mensajes de texto y correo electrónico. Otros contenidos –comercio, interacción social– van muy a la zaga. Pero las cosas pueden cambiar rápidamente. Obsérvese el abrupto desplazamiento hacia las búsquedas inalámbricas o la expansión de redes sociales o videos compartidos en la <em>Web</em> móvil. Son fenómenos originados en mejores capacidades de los nuevos teléfonos inteligentes, como el iPhone de Apple.<br />
Resolver ciertos problemas técnicos podría intensificar aún más la mudanza al universo inalámbrico. Por otra parte, dotar a las transacciones de mejor <em>software</em> de seguridad podría atraer una porción apreciable de comercio y finanzas personales a Internet móvil. De un modo u otro, también la futura etapa publicitaria vía <em>Web</em> también está en juego. Algunas predicciones tempranas señalan que su volumen puede haber tocado ya una cota de US$ 10.000 millones.</p>
<p><strong>4. ¿Qué interfaz de <em>software</em>?</strong><br />
Evaluando en términos actuales, el éxito de Apple puede convertirlo en líder del sector. A un año de presentar iPhone, la firma añadió una plataforma de aplicaciones móviles (App Store) que, de entrada nomás, abarca 500 programas creados enteramente por desarrolladores externos. Tanta popularidad entre usuarios y profesionales ha resultado en un impresionante crecimiento de las aplicaciones disponibles. A mediados de 2009, AS incluía decenas de miles de programas y declaraba más de 1.000 millones de descargas.<br />
El éxito y la viabilidad de esta plataforma anfitriona está en parte garantizado por el modelo de negocios asociado. Al cobrar comisiones por emplear algunos de los programas y restituir 70% a los desarrolladores independientes, Apple construye un ecosistema de ingresos que vale potencialmente cientos de millones. Es más: en tanto el mercado de celulares inteligentes siga creciendo según lo previsto, aumentan las oportunidades para los desarrolladores de ver sus programas crecer junto a las aplicaciones y diseminarse por el mundo.<br />
Todo ello sugiere que las maneras en que los usuarios diseñen o accedan a programas múltiples, aplicaciones y contenidos en la Web móvil seguirán las pautas de Apple y sus canales de distribución (o los de fabricantes de celulares como Nokia, que ya está comercializando aplicaciones propias).<br />
Por ahora, es la mejor forma de conseguir lugar en la mesa inalámbrica. Pero no faltan contracorrientes. A medida que más desarrolladores crean y suben aplicaciones vía “bocas de expendio virtuales”, la tasa promedio de descargas diarias por cada nueva aplicación empezará a disminuir. Por consiguiente, ante la creciente competencia entre desarrolladores, muchos frustrados, incapaces de penetrar un mercado saturado, podrán abandonar el terreno.<br />
Ese grupo y otros desarrolladores que no deseen trabajar en una sola plataforma probablemente tienen opciones alternativas. Por ejemplo, la <em>Web</em> móvil de fuente abierta, donde los portales de búsqueda ayudan a canalizar usuarios a sus destinos. En esta hipótesis, el mercado podría dividirse entre aplicaciones rentadas de alta calidad y una masa –tal vez con apoyo publicitario– que no quiere pagar por descargar programas. Si esta experiencia prospera, un mayor control sobre lo que la <em>Web</em> distribuye puede desplazarse de las bocas de expendio tipo App Store a sistemas operativos móviles. Por ejemplo, Google o Android.</p>
<p><strong>5. ¿De qué <em>Web</em> móvil se habla realmente?</strong><br />
Todavía los debates se centran en si lo inalámbrico reemplazará al cableado, pero existen alternativas a la <em>Web</em> nómade. Ya 25% de conexiones vía celulares móviles pasa por redes <em>Wi-Fi </em>(fidelidad inalámbrica), sea en casa o en locutorios gratuitos en espacios públicos, modalidad notada en Estados Unidos, Japón o países escandinavos. Esto puede incluir también acceso por computadoras personales. El iPhone y otros dispositivos inteligentes incorporan ya receptores <em>Wi-Fi</em> que permiten a los usuarios conexiones cuya velocidad mejora la de los de celulares 3G. Claro, deben hallarse cerca de un transmisor y las torres 3G deben estar congestionadas. Por otra parte, hay una ventaja adicional interesante: eludir cargos que castigan el uso intensivo de conexiones.</p>
La hora de la Web nómade o el futuro de Internet
Hace pocos años, Internet saltaba del acceso por discado a la conexión de alta velocidad en banda ancha. Hoy la transformación es: conexiones por cable dan paso a una web inalámbrica combinando velocidad, grandes volúmenes de datos y celulares inteligentes.