<p>“Cuando se producen escándalos como el de Enron, WorldCom o más recientemente los derivados de la crisis de los créditos subprime, se advierte la importancia del buen funcionamiento del gobierno corporativo”, señala Alberto Schuster, socio director ejecutivo de KPMG, secretario del Consejo de Administración de Fundación Premio Nacional a la Calidad, y uno de los expositores en el seminario sobre gobierno corporativo organizado por el Instituto Argentino para el Gobierno de las Organizaciones (Iago).<br />
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“El gobierno corporativo –aclara Schuster– se define como el sistema por el cual las empresas se dirigen, controlan y transparentan. Son diversos los interesados en la actividad de las compañías: los accionistas, los clientes, los proveedores, los empleados, el Estado, las organizaciones sociales y la comunidad. Es necesario buscar el interés general, y no el interés de la gerencia, de los accionistas mayoritarios o de algún accionista en particular. Todo esto hace al gobierno corporativo y se relaciona con la evolución de las empresas”. <br />
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El gobierno corporativo pone el foco en el directorio, su presidente, los comités del directorio, la política de compensaciones, los conflictos de interés, los accionistas, la política de manejo de riesgos, la transparencia, fluidez e integridad de la información, y también, el control. <br />
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Los buenos esquemas de gobierno corporativo producen beneficios para las empresas, entre ellos, un mejor desempeño de la compañía, facilitan el acceso al crédito y reducen su costo, aumentan la eficiencia de la administración, contribuyen a mejores prácticas de dirección y control, mitigan el abuso de poder, promueven la equidad y la transparencia. <br />
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Para Marcos Bertín, presidente del comité de Gobierno Corporativo de Fundación Empresaria para la Calidad y la Excelencia (Fundece) y miembro del comité ejecutivo de Iago, “las empresas deben interesarse en el gobierno corporativo porque aumenta su valor, mejora la <em>perfomance</em> de la gerencia y facilita la transición generacional en las empresas familiares”.</p>
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<p><strong>A la búsqueda de transparencia</strong><br />
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Como respuesta a los escándalos empresariales que se sucedieron en los primeros años de esta década se intensificaron los controles, y por eso Schuster afirma: “Las tendencias actuales nos muestran una mayor regulación, un menor poder de los CEO y el fortalecimiento de los sistemas de control. Cuanto más transparente es una compañía hay más interesados en invertir en ella. La transparencia debe alcanzar a los estados contables, los métodos de administración, la remuneración de los directores y ejecutivos.”<br />
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“No se debe olvidar que en una compañía convergen distintos intereses y objetivos: la gerencia es responsable de obtener ganancias, y siente la presión de los accionistas que quieren lograr mayores dividendos; los consumidores quieren comprar los productos a los precios más convenientes; los analistas monitorean si la empresa alcanza sus objetivos; las organizaciones sociales vigilan el cuidado por parte de la empresa del medioambiente, la relación con la comunidad, entre otros.” <br />
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“Las gerencias están bajo presión, y pueden sentirse tentadas de distorsionar los estados contables para mostrar una mejor situación, o bien pueden sentirse inclinadas a tomar más riesgos. Un ejemplo de riesgo excesivo que tomaron las empresas se ve en las derivaciones de la crisis de los créditos <em>subprime</em> en Estados Unidos”. <br />
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Con respecto a los estados contables, las exigencias sobre las firmas de auditoria se multiplicaron y aumentó la supervisión sobre el trabajo de los auditores. En ese sentido Schuster indica que “Enron era considerada una de las mejores empresas del mundo, y se destruyó en dos semanas. Había falta de ética, y en este punto una auditoria externa puede realizar un trabajo exhaustivo pero es difícil detectar ilícitos cuando hay una gerencia complotada para cometerlos o hay falta de ética de la conducción”. En el mundo se avanza, menciona, en la elaboración de normas contables uniformes, lo que facilitará el análisis de un inversor sobre los estados contables de empresas de cualquier país. <br />
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“Es en las empresas que cotizan en bolsa donde los mecanismos de gobierno corporativo cobran mayor sentido. Esas compañías captan ahorro de los inversores, hay un interés público que se debe atender, y los entes reguladores ponen la lupa donde hay un interés social”, afirma Schuster.</p>
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<p><strong>Directores independientes</strong><br />
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La importancia que adquieren los directores independientes es señalada por Bertín: “Un directorio profesional debe incluir miembros independientes, es decir que no sean familiares ni empleados, que permanezcan un tiempo limitado en sus funciones, y que no sean económicamente dependientes de la remuneración que reciban por sus tareas”. A su vez, Schuster destaca que “en el mundo se observa la tendencia a una integración del directorio con una mayoría de directores independientes. Esto asegura un manejo de la compañía de forma independiente del grupo de accionistas que la controla, entre otros aspectos”. <br />
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Entre las responsabilidades del directorio, Bertín indica: “Aprobar la estrategia de la compañía, analizar y discutir la estrategia con el management, controlar el cumplimiento de los planes, revisar el desempeño de la gerencia. También debe realizar reuniones formales y programadas, tener funciones y responsabilidades definidas, aprobar y hacer un seguimiento del presupuesto, revisar periódicamente la misión, valores y estrategias. Asimismo el directorio debe asegurar la transparencia de la compañía, el cumplimiento de las leyes y regulaciones, y observar que sea socialmente responsable, porque se comprueba que a igual calidad y precio de los productos, los consumidores son leales con las empresas que tienen mejores programas de responsabilidad social”. <br />
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A la vez, Schuster sostiene que “el directorio no tiene que estar preocupado por la ganancia del próximo trimestre, sino por la sustentabilidad de la compañía en el tiempo. Si una empresa contamina el medioambiente, por ejemplo, habrá menos consumidores que compren sus productos, serán menos los inversores dispuestos a comprar acciones, y entonces peligrará la rentabilidad a mediano y largo plazo”.</p>
<p><strong>Mejores prácticas</strong><br />
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Iago fue creado en 2002 por iniciativa de Fundece y del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (Idea), y uno de sus objetivos es “contribuir a aumentar el valor de las organizaciones mediante la mejora de sus prácticas de gobierno”. Trabajó en la redacción de un Código de Mejores Prácticas de Gobierno de las Organizaciones, que define pautas para una mejor administración y control de las empresas, incluye recomendaciones de buen gobierno probadas a escala internacional y adaptadas a la legislación argentina, sugiere un sistema de gerenciamiento y control y apunta a la creación de valor sustentable. <br />
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Este documento sirvió de antecedente para la resolución 516 de 2007 de la Comisión Nacional de Valores que establece el Código de Gobierno Societario. <br />
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“En las empresas hay una conciencia de la necesidad de avanzar hacia esquemas de gobierno corporativo más elaborados. Las empresas que tienen un buen gobierno corporativo se encuentran mejor posicionadas a la hora de enfrentar cualquier crisis”, concluye Schuster.</p>
El buen gobierno de la empresa
Excesos y codicia a principios del siglo, anomalías en la actual crisis crediticia estadounidense, impulsaron el afán regulatorio. Pero sobre todo, la conciencia de las empresas sobre la necesidad y bondad de la transparencia corporativa y en especial de sus órganos de gobierno. Un concepto que también se abre camino en la Argentina.