<p><img alt="" src="../../../../mercado/ro/imagenes/foto_nota_1105_30_1.jpg" /><br />
Peter Drucker<br />
Ilustración: Agustín Gomila</p>
<p>Tras la crisis sistémica global, además de las evidentes repercusiones en la economía y de la creciente intervención reguladora de los Gobiernos, el fenómeno más evidente es la percepción en muchas empresas –y no únicamente del sector financiero– que hay un creciente desafío a su reputación.<br />
Es obvio, como lo demuestra en gran medida el <em>dossier</em> (ver página 110) de esta edición, que el tema entronca con la Responsabilidad Social Empresaria. Más aún, simplemente con la responsabilidad, como diría Peter Drucker.<br />
Un reciente trabajo de Craig Smith –escuela de negocios Wharton– empieza identificando los principios del maestro en la materia. Luego examina sus implicaciones actuales, particularmente en <em>management</em> y con énfasis en sus ideas sobre los “límites positivos” de la actividad. Vale decir, la cuestión de cuánta RSE es suficiente en relación con temas como alimentos y obesidad, acceso africano a tratamientos contra el sida, cadenas de abastecimiento o derechos laborales. <br />
En forma persistente, Drucker refirmaba su credo de responsabilidad social en economía y otras áreas de la sociedad. Sus textos liminares, <em>Fin del hombre económico</em> (1939) y <em>Futuro del hombre industrial </em>(1942), sostenían la función social del negocio y, al abordar los fundamentos de la legitimidad empresaria reivindicaba las obligaciones de los estratos superiores. Así lo señalaba en su obra clásica de 1974, <em>Management</em>. En sus 800 páginas, el tratado aborda misiones, tareas, metas y prácticas, con una sección de cinco capítulos dedicada a la responsabilidad y sus efectos en la comunidad. Escritos subsiguientes no abandonaron esas posturas.<br />
En ciertos casos, aludía al tema en forma directa, en otros lo hacía genéricamente, describiendo su concepción humanista, no neoclásica, de la labor gerencial y manifestando inquietudes sobre el papel y las obligaciones de las compañías. Eso queda patente en su último libro, <em>Desafíos de management para el siglo XXI</em> (1999, seis años antes de su muerte). <br />
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<strong>Dos tipos de responsabilidad</strong><br />
Este gran teórico diferenciaba entre dos tipos de responsabilidad: la relativa al efecto social de las empresas sobre la comunidad y la relativa al efecto de estas en las actividades del sector privado. Ambos tipos de impacto van más allá de las actividades industriales o comerciales específicas de una firma. <br />
En cuanto a efectos indeseables, si no pueden transformarse en ocasiones de negocios, es preferible buscarles salidas institucionales. Vía autorregulación o regulación gubernamental que generen equilibrios entre las partes involucradas.<br />
Drucker también veía los problemas sociales como oportunidades, sin eludir responsabilidades respecto de ellos, pero afirmaba que existían límites. Por razones obvias, su obra no llegó a la época de auge de los organismos no gubernamentales.<br />
En cuanto a cuándo decir no, o sea poner límites, el tratadista sugería resistir demandas o presiones originadas en responsabilidades sociales. Máxime si trababan la capacidad de desempeño empresario, la desbordaban o provocaban roces con autoridades. <br />
Por ejemplo, las compañías de comidas rápidas, sin duda, tienen la responsabilidad de morigerar los efectos sociales negativos por fomentar obesidad infantil. En contraste, las farmoquímicas a quienes se requiere entregar gratis medicamentos para salvar vidas responden a lo que Drucker llamaría problemas y no efectos sociales. No son responsables de que los Gobiernos de países subdesarrollados no puedan pagar precios prevalecientes en economías centrales. <br />
El gurú “echa luz sobre instituciones empresarias o de otros tipos –señala Smith– y sus ejecutivos, hoy, con la frescura y propiedad de hace decenios. Esto es especialmente perceptible en materia de responsabilidad social y sus alcances”. Por ejemplo, “su distinción entre problemas y consecuencias sociales o limitaciones a la RSE –en términos de desempeño u objetivos de una firma– siguen válidos”.</p>
Drucker, el profeta de la RSE
Su inmensa contribución al pensamiento y la práctica gerenciales alcanzaba hace ya más de 60 años al territorio que ahora asignamos a la Responsabilidad Social Empresaria. Sus reflexiones siguen relevantes hoy, más allá de los nexos entre negocios de las empresas y la sociedad.