Sin acuerdos comerciales con E.UU Latinoamérica avanza hacia China

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Mientras Estados Unidos y la Unión Europea muestran poco más que buenas intenciones hacia la región latinoamericana, Beijing ofrece inversiones y acuerdos comerciales.

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, educado en Estados Unidos y conservador pro-empresa, acaba de firmar un acuerdo comercial con China y consiguió un alivio de US$ 1.400 millones para su deuda. “Xi se mostró muy comprensivo” dijo Lasso a su vuelta.

Los expertos dicen que la experiencia de Ecuador con China muestra que Estados Unidos y otros países occidentales corren el riesgo de perder frente a Beijing cada vez más terreno en América Latina si no ofrecen mejores oportunidades comerciales y de inversión.

El comercio entre China y América Latina creció exponencialmente durante este siglo: de US$ 12.000 millones en el año 2000 a US$ 495.000 en 2022. Hoy China es el más grande socio comercial de Sudamérica.

Chile, Costa Rica y Perú tienen acuerdos de libre comercio con Beijing. Ecuador firmó el suyo este mes y Panamá y Uruguay se encuentran proyectando tratados.

Sin embargo, la administración Biden ha descartado nuevos acuerdos comerciales, para frustración de los países latinoamericanos. La Unión europea ha pasado 20 años negociando un tratado de libre comercio con el Mercosur y todavía falta ratificarlo.

Estados Unidos tiene un mosaico de seis acuerdos de libre comercio que cubren a doce países latinoamericanos, pero la ausencia de un marco común ha generado conflictos para integrar las cadenas de valor regionales.

Ricardo Zúñiga, de la oficina del hemisferio occidental del departamento de Estado, admitió que la realidad actual de Estados Unidos es de no expandir los acuerdos de libre comercio.

El comercio no es el único problema. Beijing ha ganado amigos en América latina creando y financiando rutas, puentes y aeropuertos. Más de 20 naciones latinoamericanas y del Caribe forman parte de la Belt and Road Initiative, la iniciativa china de infraestructura que desde 2005 ha prestado más de US$ 136.000 millones a gobiernos latinoamericanos y compañías estatales.

Mientras tanto, Estados Unidos y la UE hablan de corrupción, democracia, medio ambiente, derechos humanos y de los riesgos de hacer negocios con China.
Uno de los temas centrales que toca Estados Unidos en sus conversaciones con América Latina es un ruego de evitar las redes telefónicas 5G fabricadas por la empresa china Huawei, que está sancionada por Washington. Pero las alternativas norteamericanas y europeas son más caras.
Zúñiga rechaza la crítica que la administración Biden había puesto demasiado énfasis en los derechos humanos. “La erosión de los derechos humanos y el desempeño económico van juntos”, dijo. “Cuando usted tiene líderes que concentran los poderes en sus propias manos, inevitablemente comienzan a tomar decisiones económicas que no son consistentes con el interés nacional”.

Sin embargo, el contraste entre las visitas que hizo este año el recientemente electo presidente de Brasil, Luiz Inazio Lula da Silva a las dos superpotencias fue revelador. Lula visitó Washington con una pequeña delegación durante un día en febrero y se reunió con el presidente Biden. Un comunicado de la Casa Blanca luego dijo que las conversaciones habían versado en democracia, derechos humanos y cambio climático. Se mencionaron el comercio y las inversiones, pero no se anunció ningún acuerdo.

En abril, el líder brasileño pasó tres días en China, adonde llevó docenas de empresarios y gobernadores. Firmaron unos 20 acuerdos por un valor aproximado de US$ 10.000 millones. Lula pidió visitar el centro de investigaciones de Huawei en Shanghai y luego dijo que “nadie va a prohibirle a Brasil que mejore sus relaciones con China”.

También firmó acuerdos para avanzar en tecnología de semiconductores, energía renovable y vigilancia satelital. Los acuerdos forman parte de su estrategia de “no alineamiento activo”, que se resiste a tomar partido entre Occidente y China o Rusia, incluso sobre el tema de la guerra en Ucrania.

El ministro de finanzas brasileño, Fernando Haddad, dijo en Beijing sobre Estados Unidos: “Estamos atravesando un periodo de desinversión norteamericana con empresas que se van del país. Ford es una de ellas.

Los ministros europeos, por su parte, están intentando enmendar casi una década de descuido llamando a una cumbre con países latinoamericanos en julio. Pero un diplomático de la UE dijo: “Si fracasamos podría no haber otra cumbre. Es la última oportunidad de relanzar la relación”.

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