Por Victoria Honeyman (*)
Sunak y Truss pasarán ahora las próximas semanas haciendo campaña para ganar votos entre los miembros del Partido Conservador, un electorado de entre 100 000 y 140 000 personas. El ganador se anunciará el 5 de septiembre.
Los dos representan tradiciones muy similares dentro del partido conservador. No hay una gran brecha ideológica entre ellos, aunque sí tienen enfoques diferentes en ciertas materias clave. Quizá la más importante sea la fiscalidad, clave en esta contienda.
Rishi Sunak
Aupado al parlamento desde su escaño de Richmond, en North Yorkshire en 2015, el ascenso de Sunak a la cima ha sido meteórico. A los tres años de su elección ya había conseguido un puesto subalterno en el Gobierno y, en 18 meses, un alto cargo como secretario jefe del Tesoro. Poco más de seis meses después, Johnson le otorgó el máximo cargo al nombrarle ministro de Economía tras la repentina dimisión de su predecesor Sajid Javid.
De ganar, Sunak sería el primer ministro del Reino Unido de origen indio. Pero aunque sería un pionero en este aspecto, en otros es un político conservador muy tradicional. Formado en el Winchester College, en Oxford y en Stanford, Sunak cumple claramente todos los requisitos tradicionales de un líder conservador, además de ser, obviamente, una persona de gran talento e inteligencia. Una apuesta segura para ganar esta contienda, seguramente.
Ciertamente, ha habido momentos en los que Sunak ha parecido un candidato seguro para ser el próximo líder conservador. Durante la pandemia, fue el hombre que ofreció un paquete de subvenciones y préstamos sin precedentes para salvar a las empresas y ayudar a los que no podían trabajar. El gasto le proporcionó una popularidad entre el público en general a un nivel que rara vez disfrutan los cancilleres.
Sin embargo, los últimos tiempos han traído problemas para Sunak. Algunos son de carácter personal y plantean interrogantes sobre cómo responderá el público en general ante él en unas elecciones generales. La noticia de que la propia esposa del canciller reclamaba un estatus fiscal de “no dominio” y que lleva años acogida al régimen fiscal de “no residente” en el Reino Unido causó indignación cuando se reveló en abril de 2022.
Esto y la inmensa riqueza de la pareja se señalan a menudo como problemas para un político que intenta llegar al electorado en plena crisis del coste de la vida. Sunak no se ayudó a sí mismo al revelar que todos los miembros de su familia consumen tipos de pan diferentes en su tienda habitual cuando se le preguntó por el aumento del coste de los artículos de primera necesidad.
Otras cuestiones son políticas y hacen que la próxima fase de la contienda por el liderazgo sea desalentadora para Sunak. No puede huir de su legado como ministro que subió los impuestos, y ha insistido en que no habrá recortes fiscales en un futuro próximo. Se cree que esta política es muy impopular entre los miembros del partido conservador, que elegirán al ganador.
Sunak argumenta que es el único candidato que dice a la opinión pública la incómoda verdad, pero eso es algo difícil de vender para quien espera convertirse en un primer ministro popular, sea o no cierto.
La conservadora respaldada por los brexiters
Truss ha tenido un recorrido político más largo que Sunak, algo que destacó en su último debate televisado cuando recordó a los espectadores que ella había sido tanto miembro de un partido rival antes de convertirse en conservadora como defensora de la permanencia en la Unión Europea antes de unirse al gobierno de Johnson para “hacer el Brexit”.
Truss se educó en un colegio de los suburbios de Leeds, en el norte de Inglaterra, donde ha recordado que vio cómo los niños se sentían “defraudados” por el sistema educativo, algo que otros alumnos del colegio de la misma época han rebatido.
No parece que su educación la defraudara, ya que dejó la escuela y estudió en Oxford, donde se convirtió en activista liberal-demócrata. Después de graduarse, Truss empezó a trabajar para Shell, más o menos en la época en que cambió sus lealtades hacia el partido conservador.
Truss fue concejala tory y se presentó sin éxito al parlamento en las elecciones generales de 2005. Finalmente, se convirtió en diputada por el suroeste de Norfolk en 2010 y pasó unos años en los bancos antes de ser nombrada subsecretaria parlamentaria para el cuidado de los niños y la educación. Poco menos de dos años después se convirtió en Secretaria de Estado de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales. Tras varios puestos en el Gobierno, fue nombrada secretaria de Asuntos Exteriores en septiembre de 2021.
Truss afirma que la gente la quiere porque “hace cosas”, pero es más difícil determinar cuáles son esas cosas. Los partidarios del Brexit la aprecian a pesar de haber sido partidaria de la permanencia en la campaña del referéndum de 2016, pero sus intentos de deshacer los términos del acuerdo que regula la frontera norirlandesa tras el Brexit han suscitado fuertes críticas desde otros campos.
Mientras sus partidarios dicen que está impulsando el comercio, sus detractores sostienen que está impulsando una reforma que romperá el derecho internacional y desestabilizará la paz en Irlanda del Norte.
Mientras Sunak se aferra por el momento a los tipos impositivos más altos, Truss ha prometido recortes fiscales. Esto será popular entre los miembros del partido, pero Sunak lo ha tachado de “economía de cuento”. Es posible que los miembros no la presionen sobre cómo se pagarán estos recortes de impuestos, pero es una pregunta que tendrá que responder si llega a Downing Street.
¿Quién ganará?
A pesar de la agitación de los últimos meses, los diputados conservadores han elegido como finalistas a dos de los miembros más veteranos del gobierno de Johnson. Ambos tendrán que justificar su apoyo al primer ministro.
Truss tendrá que responder por el hecho de que sigue formando parte de su gabinete a día de hoy. Sunak puede señalar el hecho de que finalmente renunció al equipo de Johnson, pero también tiene que vivir con el hecho de que, al igual que Johnson, pagó una multa policial por infringir las normas del confinamiento.
La encuesta más reciente a los miembros del partido sugiere que Truss puede ser más popular que Sunak. Pero los concursos de liderazgo del Partido Conservador pueden cambiar de forma decisiva y rápida, por lo que predecir un ganador es complicado.
La verdadera pregunta para los diputados conservadores ahora no es quién sería el mejor líder, sino quién podría ganar contra los laboristas. Con menos de dos años hasta las próximas elecciones generales, y con una economía que podría estar derivando hacia la recesión, el candidato ganador tiene muy poco tiempo para causar un impacto positivo en el electorado. Los dos candidatos han luchado mucho para llegar hasta aquí, pero quien gane pronto se preguntará por qué quería el puesto.
(*) Associate Professor of British Politics, University of Leeds.