a mayoría de los depositantes del SVB eran nuevas empresas tecnológicas de la zona de la bahía con cuentas que superaban con creces los US$ 250.000 asegurados por el gobierno federal. Habían huido y su pánico era racional. Al abastecerse de bonos a largo plazo, el SVB había hecho una enorme apuesta, sin cobertura, a que las tasas de interés se mantendrían bajas. Esa apuesta salió mal, dejando al banco insolvente (o casi). Según The Economist, el hecho que los accionistas hayan sido aniquilados y los tenedores de bonos vayan a sufrir grandes pérdidas no es un fallo del sistema financiero. Se ha permitido la quiebra de un mal negocio.
Probablemente, el SVB tenía activos suficientes para que los depositantes recuperaran todo o casi todo su dinero, pero sólo después de una larga espera. Roku, un gigante del streaming, tenía casi US$ 500 millones invertidos en el SVB. En todo el sector tecnológico se avecinaban despidos y quiebras. Y los reguladores y el gobierno de Estados Unidos parecían temer que los depositantes también perdieran la fe en otros bancos. El 12 de marzo consideraron que SVB era demasiado grande para quebrar y garantizaron todos los depósitos del banco. Si la venta de sus activos no cubre los costos del rescate de los depositantes, un fondo financiado por todos los bancos tendrá que contribuir, penalizando a todo el sector por la imprudencia de una sola institución.
¿Los próximos?
En un solo día el KBW Bank Index (el índice bursátil de referencia del sector bancario) cayó 11% y hubo diez bancos que perdieron 20% y más. Es evidente que en el mercado existe el temor y la especulación de que otro banco siga al Silicon Valley and Signature (SVS) y caiga en brazos de la FDIC (Federal Deposit InsuranceCorporation, la agencia independiente creada por el Congreso norteamericano para mantener la estabilidad y la confianza del público en el sistema financiero nacional). La preocupación es una corrida de depósitos pero no hay manera de ver la evolución de los depósitos a nivel bancario en tiempo real.
Todo lo que se puede ver son los precios de las acciones y los bonos y los estados financieros de cada banco desde el final del último trimestre, con la esperanza de que (a) el último conjunto de estados financieros tenga algún parecido con la realidad económica actual y (b) los depositantes no golpeen a un banco fundamentalmente sólido con retiradas masivas.
Riesgo moral
¿La resolución de SVB y Signature por parte de las autoridades supone un riesgo moral y hasta qué punto debería preocuparnos? La pregunta la hace Robert Armstrong, analista del Financial Times. Hay muchas cosas que decir al respecto, la mayoría difíciles de decir hasta que no se tengan más detalles sobre cómo funcionarán las resoluciones (al parecer, todavía es posible la venta del SVB) y si será necesario cerrar más bancos. El hecho de que se haya prometido a los depositantes no asegurados 100 céntimos por dólar parece el principio de una pendiente resbaladiza, pero esperaremos a ver qué pasa.
Pero parte del temor de riesgo moral se basa en una visión incorrecta de cómo funcionan las compañías. El argumento es que si los depositantes no asegurados esperan ser rescatados, se comportarán de forma imprudente. Colocarán su dinero en cualquier banco eliminando así un importante incentivo para que esos bancos se administren con prudencia. Es decir que los costos de depósito bajos para los bancos bien gestionados generan más beneficios para los accionistas, por lo que los bancos estarán motivados para gestionar con prudencia, maximizando los beneficios a largo plazo.
Esta creencia se basa en gran medida en la idea arcaica de que las empresas públicas se gestionan en beneficio de sus propietarios, los accionistas. No es así, dice Armstrong. Se gestionan en beneficio de las personas que las dirigen, es decir, el equipo directivo. Los accionistas tienen que esperar, o trabajar para garantizar, que los intereses de la dirección coincidan con los suyos. Los bancos son prudentes, en otras palabras, porque los ejecutivos quieren cobrar mucho durante todo el tiempo que puedan, no porque si son imprudentes los depósitos se encarecerán y el precio de las acciones caerá, ni nada por el estilo.
La quiebra de SVB es sin duda la prueba de que incluso los directores financieros de las empresas “más inteligentes” no prestan atención, o no comprenden, los perfiles de riesgo de los bancos donde guardan el dinero de sus empresas.
La quiebra de SVB desata la fuga de fondos hacia los grandes bancos estadounidenses
Tras la quiebra del Silicon Valley Bank, los grandes bancos estadounidenses se están viendo desbordados por las solicitudes de clientes que intentan transferir fondos de entidades crediticias más pequeñas. JPMorgan Chase, Citigroup y otras grandes instituciones financieras están acelerando el proceso normal de “onboarding” en lo que, según sus ejecutivos, es el mayor movimiento de depósitos en más de una década.
El paquete de medidas de emergencia presentado el domingo por el Gobierno estadounidense, que incluye una nueva línea de crédito de la Reserva Federal para los bancos, parece haber superado por ahora su primera gran prueba al evitar la quiebra de un tercer banco tras la implosión de SVB y Signature Bank.
Sin embargo, los depositantes siguen tratando de trasladar sus saldos a bancos más grandes, como JPMorgan, Citi y Bank of America, así como a fondos del mercado monetario. Este es especialmente el caso cuando los saldos superan el umbral de US$ 250.000 garantizado por el seguro federal.
Europa se siente inmune al contagio
Los políticos de la eurozona hicieron lo imposible para transmitir el mensaje que el caos bancario norteamericano no se va a trasladar al viejo continente. Los bancos de la Unión Europea difieren mucho de los bancos regionales norteamericanos que afrontan un colapso de la confianza de los inversores. Sam Fleming, en el Financial Times, se pregunta si los mercados estarán de acuerdo.
Según Paschal Donohoe, presidente del eurogrupo, los bancos de la región no tienen exposición directa al banco californiano que quebró e insistió que los prestamistas de la euro-zona gozan de abundantes niveles de liquidez y están meticulosamente supervisados según los estándares de Basilea. “El problema surge del específico modelo de negocios del Silicon Valley Bank. El panorama aquí en Europa es muy diferente”.
Pero falta saber si los inversores sacan las mismas conclusiones. Algunos prestamistas europeos ya vieron caer el precio de sus acciones.