La Fed amaga, las monedas tiemblan

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Bernanke habló de un eventual retiro de los estímulos monetarios por parte de la Reserva Federal de EE.UU., y tanto los mercados financieros como los países emergentes pusieron la lupa en la repercusión mundial.

Al consenso sobre las perspectivas de crecimiento mundial se contrapone un mercado que todavía está incorporando a sus estrategias de inversión financiera los potenciales impactos de los cambios en las políticas monetarias de los países desarrollados, señala el informe último de Ecolatina.
Así, las autoridades de estas economías comienzan a evaluar el momento óptimo para el cambio de dirección monetaria, de manera de no minar la incipiente recuperación de la actividad ni incrementar de manera riesgosa la carga de la deuda pública a partir de tasas más elevadas.
Mientras tanto, las economías en desarrollo comienzan a acomodar sus políticas de manera de amortiguar el efecto de los eventuales cambios de política monetaria de los países desarrollados sobre los influjos de capitales y la cotización de sus divisas y commodities, de manera de seguir erigiéndose como el motor del crecimiento de la economía mundial.
Los inversores aún no se ponen de acuerdo respecto del timing preciso con el que la FED actuará (algunos analistas consideran que los datos de actividad y empleo aún no son concluyentes para asegurar que esto ocurrirá en el corto plazo), de acuerdo con Ecolatina.
Pero ya la creciente probabilidad de cambio en el contexto monetario internacional comenzó a tener impacto en la cotización de las monedas de las economías emergentes en general y de América Latina en particular (en el último mes Brasil devaluó un 6%, Perú un 5% y Méjico un 4%).
A más largo plazo, ante un eventual ciclo de alza de tasas, se espera  que el influjo de capitales hacia los mercados emergentes se modere (según el Banco Mundial los influjos hacia América Latina y el Caribe se reducirán desde 6,4% del PIB en 2012 a 5,9% del PIB en 2013).
Además, aumentaría la vulnerabilidad de aquellas naciones que se endeudaron fuertemente durante el período de tasas de interés bajas. 
Por otra parte, las proyecciones de actividad del FMI no vieron mayores cambios respecto al último World Economic Outlook (abril), ya que mantuvo inalteradas sus estimaciones de crecimiento mundial en 3,3% para 2013.
Sin embargo,  las miradas se enfocan ahora en las decisiones de política monetaria de los bancos centrales, que si bien en muchos casos aún no implementaron medidas concretas, empiezan a ser monitoreadas más atentamente por el mercado a la espera de movimientos tácticos.
Así, mientras la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) se muestra como mucho más previsible, al haber convalidado en su última reunión las expectativas de neutralidad, el FMI exhortó a la FED a no precipitarse en el retiro de los estímulos monetarios, considerando la todavía amplia brecha del producto respecto a su potencial.
De la misma manera, el Banco Central de Japón (BoJ) mantuvo sin cambios la política monetaria en su última reunión. De todas formas, en abril anunció que duplicaría la base monetaria en los próximos años a través de la compra de bonos soberanos de largo plazo para combatir el proceso deflacionario y estimular la actividad.
El Banco Central de Brasil, en cambio, ajustó al alza la tasa de interés de referencia (SELIC) hasta 8,00% para frenar las presiones inflacionarias (el ajuste fue superior a las previsiones del mercado, que auguraba una corrección menor, equivalente a la de abril).
Inyección monetaria en EE.UU.
El mercado está dividido en EE.UU. a partir de lecturas diferentes del reciente reporte laboral. Aunque hay acuerdo en que los resultados fueron positivos (e incluso mejores a lo esperado), están quienes interpretan esta información como insuficiente para asegurar que la FED empezará a reducir el volumen de compra de bonos. 
Específicamente, el reporte muestra que se crearon 175 mil puestos de trabajo en mayo contra 157 mil en abril; sin embargo, la tasa de desempleo subió una décima a 7,6%, dada una mayor alza de la fuerza laboral respecto a la suba de los ocupados.
Quienes realizan una lectura más cautelosa de estos datos, interpretan que la economía, si bien continúa en un sendero positivo, se ubica aún por debajo de su potencial, a la vez que sostienen la idea de que la creación de empleo se debe sostener por varios meses más para que sea justificable un giro en la política de la FED.
Esta parece ser la postura del FMI, que en un reciente comunicado consideró que la FED no debe precipitarse a retirar los estímulos monetarios, dado la todavía amplia brecha del producto. De todos modos, evaluó que debe llevar adelante un plan de normalización gradual y ordenada de las condiciones monetarias, a la vez que ponderó el daño que podría infringirle a la economía norteamericana aplicar de manera demasiado apresurada el recorte fiscal. 
Por otro lado, están quienes interpretan la información de los últimos indicadores como más concluyente y avizoran que la performance general de la economía (sumado a estos últimos datos) hacen prever que el cambio de estrategia de la Reserva Federal está más cerca que lejos, basándose también en las declaraciones (ya sean explícitas o por omisión) de los miembros del Comité de Política Monetaria.
Con un mercado data-dependiente y una lectura aún ambigua respecto a qué significan en términos de implementación de política monetaria los últimos datos, Ecolatina cree que las posturas dividas tenderán a converger a partir de las próximos reportes, tanto de actividad como del mercado laboral. Por lo pronto, la postura es de esperar y ver, en un contexto donde la inflación parece controlada, desactivando la necesidad por parte de la FED de actuar inmediatamente.
En Europa, por el contrario, el Banco Central Europeo (BCE) mantuvo la tasa de interés de referencia en 0,5%, convalidando las expectativas del mercado y el tono de la minuta dio cuenta de una autoridad monetaria poco proclive a cambios en el corto plazo. Si bien el comunicado sugiere que todavía hay espacio para mantener un sesgo bajista en la tasa. 
Por su parte, el Banco Central de Brasil (BCB) volvió a subir la tasa SELIC a 8,00% (+50 p.p.) en mayo, estableciendo un alza incluso mayor a la de abril (+25 p.p.), en línea con el objetivo de contener las presiones inflacionarias. Sin embargo, el ajuste estuvo pero por encima de las expectativas de mercado, que descontaban un alza equivalente a la de abril.
Por último, en Japón el banco central (BoJ) mantuvo sin cambios su política monetaria en la reunión de junio. 
En abril el BoJ decidió duplicar la base monetaria en los próximos años a través de la compra de bonos soberanos de largo plazo, como vía de combate del proceso deflacionario de larga data que enfrenta el país (las autoridades apuntan a lograr una inflación del 2% anual). 
Sin embargo, el mercado esperaba que en la última reunión se extendiera la duración del programa, pero dicho anunció no se materializó.
El impacto de la futura política monetaria 
La eventual moderación (o retiro) de los estímulos monetarios de la FED (QE3), sumado a una posterior suba de tasas, plantea a futuro un aumento en los costos de financiamiento de los países en desarrollo, aumentando también la vulnerabilidad de aquellas naciones que se endeudaron fuertemente durante el período de tasas bajas. 
Además, se espera que amainen los influjos de divisas hacia los países emergentes. 
De hecho, según estimaciones del Banco Mundial, los flujos de capital internacional hacia América Latina y el Caribe se reducirán desde 6,4% del PIB en 2012 a 5,9% del PIB en 2013.
Justamente, Brasil anunció la eliminación del impuesto del 6% a las inversiones extranjeras en deuda doméstica (el  impuesto se había establecido en su momento por el exceso de liquidez internacional). Si bien el dato de influjos de capitales en la primera semana de junio fue positivo (US$ 1.568 M vs un déficit de US$ 76 M en la semana previa), el tipo de cambio se encuentra bajo presión por la expectativa bajista respecto al ingreso de divisas en el corto plazo como consecuencia del deterioro de las perspectivas domésticas (déficit de cuenta corriente, actividad débil y presiones inflacionarias) y los menores estímulos monetarios que parecen avecinarse en EE.UU.
Esto se produce en el contexto de una moneda brasileña que se devaluó 6% en el último mes, ante la necesidad de aumentar la competitividad de la industria local para reactivar la actividad. Si bien esto puede poner presiones inflacionarias adicionales, el BCB está utilizando la herramienta de tasas como ancla para minimizar el impacto.
Por su parte, la postura neutral del BoJ exacerbó la caída en la cotización del oro, que alcanzó su mínimo en dos meses (aunque recuperó cierto terreno en las últimas jornadas). 
De hecho, en 2013 se ve una intensificación del debilitamiento en el precio de los metales y minerales. De exacerbarse este proceso, los países en desarrollo que exportan estos commodities sufrirían el impacto fiscal (y en la actividad) de la caída en las cotizaciones.
Más aún, la caída en el precio del oro fue uno de los factores de deterioro de las reservas internacionales de Argentina (en el último mes y medio se retrajeron en casi US$ 400 M por este motivo).
Si bien estos precios responden a una multiplicidad de factores que van más allá de las decisiones de los bancos centrales (el fuerte aumento de la capacidad de oferta operó en este sentido), la política monetaria tiene la capacidad de profundizar la tendencia en la medida en que tasas de interés más elevadas disminuyan el apetito inversor en instrumentos financieros derivados de commodities.
Así, mientras que el flujo de noticias estuvo centrado en el accionar de las autoridades monetarias, en lo que respecta a las proyecciones de crecimiento mundiales para 2013 no se han visto modificaciones significativas respecto al World Economic Outllok (WEO) del FMI de abril pasado.
El organismo mantiene su estimación de crecimiento mundial en 3,3% en 2013, aunque revisando levemente a la baja la proyección de PBI de China, desde el anterior 8,0% al actual 7,75%. Asimismo, al cierre de este informe el FMI reafirmó su proyección de PBI de EE.UU. en 1,9% para este año, pero redujo la estimación de 2014 de 3,0% a 2,7%, al considerar el potencial impacto de los recortes fiscales a aplicarse.
Por otra parte, Japón revisó al alza las cifras de crecimiento del PBI del primer trimestre, informando un crecimiento de 4,1% (en el reporte preliminar daba cuenta de una suba de 3,5%). En este sentido, los próximos datos de actividad permitirán definir si las proyecciones de crecimiento de Japón también son objeto de revisión al alza. 
De hecho, actualmente el FMI pronostica que el PBI del país asiático se expandirá en 1,6% para el corriente año, ubicándolo –junto a la zona euro- entre el grupo de países más rezagados, en la consabida división del mundo “a tres velocidadesâ€.
Sin embargo, ya antes de la revisión al alza del dato del primer trimestre, la Directora del FMI, Christine Lagarde, había declarado que de continuar llegando buenas noticias de la evolución de la actividad en Japón, pasaría a formar parte del segundo grupo, junto a EE.UU. (y por detrás del grupo de más rápido crecimiento, compuesto por las economías emergentes y los países en desarrollo).
Por otra parte, las proyecciones del BCE de crecimiento en la zona euro para 2013 fueron revisadas a la baja (desde -0,5% a -0,6%). Sin embargo, las referidas a 2014 fueron corregidas hacia arriba en igual cuantía (desde +1,0% a +1,1%), manteniendo las perspectivas generales inalteradas.
 

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