Ya lo decían las abuelas. El ahorro es la base de la fortuna. Algo de eso es cierto pero, a excepción de generaciones pasadas, hoy los Milleanials quieren disfrutar de lo trabajado e invertir en experiencias. El colchón, bueno… esa es otra historia.
Pero lo cierto es que no es necesario privarse para ser financieramente inteligente. Hay muchos gastos ocultos, especialmente financieros, a los que conviene mirar con lupa. Recortando aquí y allá, la diferencia puede ser total. A prestar atención.
Diversificar inversiones
Este es otro problema de la cultura bancaria local. El plazo fijo y los dólares son nuestra manera de ahorrar. Pero hay muchas otras inversiones, un poco más sofisticadas, que no necesariamente son dificiles de entender. Un fondo común de inversión, por ejemplo, puede ser una mejor idea.
Cuidado con los prestamos
Es cierto que en Argentina los préstamos hipotecarios son una rareza pero, en los últimos años, los préstamos para el consumo se han multiplicado. Especialmente los pre-aprobados. Ser puntual con los pagos de tarjetas y créditos no solo evitar pagar intereses altísimos sino que, además, tiene muchos beneficios ocultos como ser miembro VIP del banco o reducir costos por ser un cliente preferencial. ¿La clave? Que la mora no te mate.
Las comisiones y tasas
Cuando se elige tomar una tarjeta de crédito o tener una cuenta en un banco en el que no tenemos cuenta sueldo, hay que tener en cuenta las comisiones y tarifas, no solamente si tal o cual día hay descuentos con esa tarjeta. Es cierto que, en el balance mes a mes, puede que los costos no sean prohibitivos pero es una verdadera transferencia de nuestros ahorros a las arcas de los bancos. Tener plata en el banco no puede ser un gasto.
Compras compulsivas, no
Todos nos dejamos tentar cuando vamos a un shopping o caminamos por la calle Florida. Pero no es lo más inteligente, financieramente. Esa remera que vemos a precio full puede tener descuento con bancos en otros días o, incluso, varios descuentos sumados que podrían bajar su valor hasta un 50%. No todas las compras se pueden programar pero las que sí, deberían.
Al seguro lo llevaron preso
Si bien es cierto que la conciencia aseguradora todavía no ha calado hondo en nuestro país, quienes más cuidan sus finanzas tratan de minimizar los riesgos. Tener un accidente que nos impida trabajar o que el granizo te destruya el auto puede resultar más caro que si todos los meses pagamos una prima, relativamente cómoda, para no asumir ese riesgo incalculable.