Vyímpel, celular rusa, ofrece US$ 5.000 millones por su rival ucraniana

Como Vladyímir Putin, Vyímpel Communications busca copar la ex Unión Soviética. De ahí que se lance sobre Kíyevstar, la máxima inalámbrica de Ucrania, por US$ 5.000 millones. El asunto es complejo y tiene ribetes claramente políticos.

14 febrero, 2006

La inesperada oferta hostil refleja una creciente disputa entre las dos mayores accionistas de Vyímpel. Se trata de Altimo, la telco del Grupo Alfa ruso, y Telenor, la compañía noruega del mismo rubro. Pero, en esta puja, cazadora y presa son propiedades de esas mismas dos controlantes, cuya influencia se ejerce en grado diverso.

Altimo tiene 33% de acciones ordinarias, o sea con derecho a voto, en Vyímpel. Por su lado, Telenor tiene 27% y el resto está en bolsa. En Kíyevstar, los noruegos controlan (con 56% del paquete) y Alfa tiene 44%, sin papeles en poder de terceros.

Vyimper fue, en 1997, la primera firma de su país en cotizar en Wall Street. Hoy disputa espacios a través de la antigua URSS, lo cual aporta un ingrediente político, inevitable en los tiempos de Putin. Ucrania, fuera de Rusia el mayor ex espacio económico soviético (más de 50 millonesd de habitantes), es uno de los mercados inalámbricos más dinámicos en toda Europa. En Rusia, Vyímpel pelea primer lugar con Mobile TeleSystems.

Este lunes, Telenor emitió desde Oslo un comunicado donde torna explícitas las malas relaciones con Altimo. Ahí da clara impresión de que no aceptará por ahora la oferta. “Como accionistas principales de Vyímpel y Kíyevstar. ambas tenemos pendientes obligaciones con terceros y problemas de gestión”, explicaba Jan E.Thygesen, vicepresidente a cargo de Telenor para Europa central y oriental (Noruega no integra la Unión Europea).

Si aceptase la oferta por Kíyevstar, Telenor cedería el control operativo de su red ucraniana al grupo ruso. A cambio, ganaría participación accionaria en Vyímpel, aunque quedando minoritaria, muy expuesta en ese vasto mercado, donde sólo Moscú está completamente en poder de la competencia.

A criterio de analistas occidentales, los US$ 5.000 millomnes propuestos por Vyímpel son una suma justa y reflejan el potencial de la firma ucraniana, en plena expansión hacia mercados que – diferencia de la UE- no están saturados. Por ejemplo, los flancos sudoriental (hacia Caucasia) y sudoccidental, o sea el noreste de los Balcanes.

En el ambiente de las telecomunicaciones, mientras tanto, se considera a Alfa como una especie de piraña, pues se ha fagocitado operadores en Rusia, Turquía y varias ex repúblicas soviéticas. También tiene participación en MyegaFon, tercera celular rusa y, de paso, protagonista de una sorda pelea con Lyéonid Reiman, ministro de tecnología informática y amigo personal de Putin.

Por otra parte, las relaciones entre Telenor y Altimo se agriaron a mediados de 2005, cuando Vyímpel compró Ukrainian Radio Systems (URS), cuarta inalámbrica de ese país. Eso significa que los noruegos compiten consigo mismos en Ucrania. Ya en enero, pues, Telenor radicó tres demandas en tribunales rusos contra Vyímpel y las cinco sociedades extraterritoriales que controlan URS. El objeto es revertir la adquisición alegando transgresiones a normas de manejo empresario.

Los noruegos admiten que sus futuros movimientos dependerán, en parte, de cuanto haga Moscú. Es decir, qué postura adoptará en relación con las metas a largo plazo de Telenor. Como se ve, el problema se ha politizado.

La inesperada oferta hostil refleja una creciente disputa entre las dos mayores accionistas de Vyímpel. Se trata de Altimo, la telco del Grupo Alfa ruso, y Telenor, la compañía noruega del mismo rubro. Pero, en esta puja, cazadora y presa son propiedades de esas mismas dos controlantes, cuya influencia se ejerce en grado diverso.

Altimo tiene 33% de acciones ordinarias, o sea con derecho a voto, en Vyímpel. Por su lado, Telenor tiene 27% y el resto está en bolsa. En Kíyevstar, los noruegos controlan (con 56% del paquete) y Alfa tiene 44%, sin papeles en poder de terceros.

Vyimper fue, en 1997, la primera firma de su país en cotizar en Wall Street. Hoy disputa espacios a través de la antigua URSS, lo cual aporta un ingrediente político, inevitable en los tiempos de Putin. Ucrania, fuera de Rusia el mayor ex espacio económico soviético (más de 50 millonesd de habitantes), es uno de los mercados inalámbricos más dinámicos en toda Europa. En Rusia, Vyímpel pelea primer lugar con Mobile TeleSystems.

Este lunes, Telenor emitió desde Oslo un comunicado donde torna explícitas las malas relaciones con Altimo. Ahí da clara impresión de que no aceptará por ahora la oferta. “Como accionistas principales de Vyímpel y Kíyevstar. ambas tenemos pendientes obligaciones con terceros y problemas de gestión”, explicaba Jan E.Thygesen, vicepresidente a cargo de Telenor para Europa central y oriental (Noruega no integra la Unión Europea).

Si aceptase la oferta por Kíyevstar, Telenor cedería el control operativo de su red ucraniana al grupo ruso. A cambio, ganaría participación accionaria en Vyímpel, aunque quedando minoritaria, muy expuesta en ese vasto mercado, donde sólo Moscú está completamente en poder de la competencia.

A criterio de analistas occidentales, los US$ 5.000 millomnes propuestos por Vyímpel son una suma justa y reflejan el potencial de la firma ucraniana, en plena expansión hacia mercados que – diferencia de la UE- no están saturados. Por ejemplo, los flancos sudoriental (hacia Caucasia) y sudoccidental, o sea el noreste de los Balcanes.

En el ambiente de las telecomunicaciones, mientras tanto, se considera a Alfa como una especie de piraña, pues se ha fagocitado operadores en Rusia, Turquía y varias ex repúblicas soviéticas. También tiene participación en MyegaFon, tercera celular rusa y, de paso, protagonista de una sorda pelea con Lyéonid Reiman, ministro de tecnología informática y amigo personal de Putin.

Por otra parte, las relaciones entre Telenor y Altimo se agriaron a mediados de 2005, cuando Vyímpel compró Ukrainian Radio Systems (URS), cuarta inalámbrica de ese país. Eso significa que los noruegos compiten consigo mismos en Ucrania. Ya en enero, pues, Telenor radicó tres demandas en tribunales rusos contra Vyímpel y las cinco sociedades extraterritoriales que controlan URS. El objeto es revertir la adquisición alegando transgresiones a normas de manejo empresario.

Los noruegos admiten que sus futuros movimientos dependerán, en parte, de cuanto haga Moscú. Es decir, qué postura adoptará en relación con las metas a largo plazo de Telenor. Como se ve, el problema se ha politizado.

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