Inversiones en el sistema de salud

A pesar de la crisis, las compañías de capital nacional continuaron invirtiendo en el 2001. Un informe de Ernst & Young prevé que se irá afianzando la concentración y la nacionalización del mercado.

3 diciembre, 2001

(NA). – Las inversiones en el sistema de salud aumentaron con fuerza este año a pesar de que las prepagas perdieron más del 10% de sus afiliados y la crisis del Pami, con una deuda de $ 1.750 millones y un déficit anual de 280 millones, debilitó la situación de los prestadores de servicios médicos.

Según un informe de la consultora Ernst & Young, existen dos tendencias de los últimos tiempos que se irán afianzando: la concentración y la nacionalización del mercado.

En este último caso, llama la atención que, a pesar de la crisis, compañías de capital nacional continuaron invirtiendo en el 2001.

El hecho más destacado en el sistema de salud fue la expansión del grupo local Sistemas Integrados de Salud (SIS), que en menos de cuatro meses se convirtió en el principal operador de servicios sanitarios privados.

SIS, propiedad del empresario Julio Fraomeni, compró primero al Exxel Group la prepaga SPM (propiedad de TIM y Galeno-Life), y luego se quedó con la principal empresa del sistema, Amsa, que tiene 12% del mercado con unos 270 mil afiliados.

Sólo en SPM el grupo de capitales nacionales –que también controla los sanatorios Dupuytren, Trinidad y Quilmes, y las prepagas Mediplan y Ceprimed– realizó un aporte de $ 20 millones, y un monto similar desembolsó para la compra de Amsa, que factura 140 millones anuales.

En esta época de crisis, por el lado de las compañías farmacéuticas, la principal novedad fue la inversión de $ 12 millones que Laboratorios Raffo, una empresa nacional con
mas de 100 años en el país, realizó en San Juan para construir un complejo industrial de última generación, la compañía en su totalidad ofrece empleo a más de 400 personas.

Las instalaciones tienen capacidad para producir 170 millones de comprimidos anuales y abarcan una superficie de casi cinco hectáreas, donde se encuentran dos plantas: una destinada a la producción de fármacos segregados (drogas oncológicas), con 704 metros cuadrados de superficie, y otra de producción farmacéutica general, que tiene 4.013 metros.

Raffo ya cerró acuerdos de exportación con una docena de países: a México y Uruguay ya se están enviando productos medicinales, mientras que en las próximas semanas se iniciarán los despachos a Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, Marruecos, Paraguay, Perú, Turquía y Venezuela.

En el país existen unas 150 empresas de medicina privada, que recaudan $ 2.100 millones anuales y atienden a 2,2 millones de personas, mientras que la rentabilidad ronda apenas 1%, cuando históricamente era de 4 o 5%, según datos de la Asociación de Empresas de Medicina Prepaga.

A la pérdida de socios, las empresas de salud le suman la morosidad de 20% en el pago de cuotas, el traspaso de afiliados a planes más baratos, la rotación hacia hospitales de comunidad y las fusiones de empresas, mientras que los laboratorios farmacéuticos sienten los inconvenientes que tiene la población a la hora de adquirir los medicamentos.

Además, la crisis económica y social tiene un correlato en el incremento de “patologías de crisis”, como enfermedades cardiovasculares, trastornos gástricos, depresión y embarazos
problemáticos, que incrementan los costos, de acuerdo con un trabajo difundido por la prepaga Docthos.

De acuerdo con un estudio de la consultora Research Internacional, 51% de los habitantes de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires posee un plan de salud privado.

Del total del gasto en salud, que en el 2000 fue de $ 24.000 millones (8,5% del PBI), el sector público destinó el 23,1%, la seguridad social otros 7.830 millones y el sector privado, 10.535 millones.

Este último monto incluye las cuotas de las prepagas y los gastos “de bolsillo”, es decir aquellos que la gente debe pagar porque no los cubre el sistema, de acuerdo con datos de la consultora Willis.

(NA). – Las inversiones en el sistema de salud aumentaron con fuerza este año a pesar de que las prepagas perdieron más del 10% de sus afiliados y la crisis del Pami, con una deuda de $ 1.750 millones y un déficit anual de 280 millones, debilitó la situación de los prestadores de servicios médicos.

Según un informe de la consultora Ernst & Young, existen dos tendencias de los últimos tiempos que se irán afianzando: la concentración y la nacionalización del mercado.

En este último caso, llama la atención que, a pesar de la crisis, compañías de capital nacional continuaron invirtiendo en el 2001.

El hecho más destacado en el sistema de salud fue la expansión del grupo local Sistemas Integrados de Salud (SIS), que en menos de cuatro meses se convirtió en el principal operador de servicios sanitarios privados.

SIS, propiedad del empresario Julio Fraomeni, compró primero al Exxel Group la prepaga SPM (propiedad de TIM y Galeno-Life), y luego se quedó con la principal empresa del sistema, Amsa, que tiene 12% del mercado con unos 270 mil afiliados.

Sólo en SPM el grupo de capitales nacionales –que también controla los sanatorios Dupuytren, Trinidad y Quilmes, y las prepagas Mediplan y Ceprimed– realizó un aporte de $ 20 millones, y un monto similar desembolsó para la compra de Amsa, que factura 140 millones anuales.

En esta época de crisis, por el lado de las compañías farmacéuticas, la principal novedad fue la inversión de $ 12 millones que Laboratorios Raffo, una empresa nacional con
mas de 100 años en el país, realizó en San Juan para construir un complejo industrial de última generación, la compañía en su totalidad ofrece empleo a más de 400 personas.

Las instalaciones tienen capacidad para producir 170 millones de comprimidos anuales y abarcan una superficie de casi cinco hectáreas, donde se encuentran dos plantas: una destinada a la producción de fármacos segregados (drogas oncológicas), con 704 metros cuadrados de superficie, y otra de producción farmacéutica general, que tiene 4.013 metros.

Raffo ya cerró acuerdos de exportación con una docena de países: a México y Uruguay ya se están enviando productos medicinales, mientras que en las próximas semanas se iniciarán los despachos a Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, Marruecos, Paraguay, Perú, Turquía y Venezuela.

En el país existen unas 150 empresas de medicina privada, que recaudan $ 2.100 millones anuales y atienden a 2,2 millones de personas, mientras que la rentabilidad ronda apenas 1%, cuando históricamente era de 4 o 5%, según datos de la Asociación de Empresas de Medicina Prepaga.

A la pérdida de socios, las empresas de salud le suman la morosidad de 20% en el pago de cuotas, el traspaso de afiliados a planes más baratos, la rotación hacia hospitales de comunidad y las fusiones de empresas, mientras que los laboratorios farmacéuticos sienten los inconvenientes que tiene la población a la hora de adquirir los medicamentos.

Además, la crisis económica y social tiene un correlato en el incremento de “patologías de crisis”, como enfermedades cardiovasculares, trastornos gástricos, depresión y embarazos
problemáticos, que incrementan los costos, de acuerdo con un trabajo difundido por la prepaga Docthos.

De acuerdo con un estudio de la consultora Research Internacional, 51% de los habitantes de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires posee un plan de salud privado.

Del total del gasto en salud, que en el 2000 fue de $ 24.000 millones (8,5% del PBI), el sector público destinó el 23,1%, la seguridad social otros 7.830 millones y el sector privado, 10.535 millones.

Este último monto incluye las cuotas de las prepagas y los gastos “de bolsillo”, es decir aquellos que la gente debe pagar porque no los cubre el sistema, de acuerdo con datos de la consultora Willis.

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