Reunión Alvarez-De la Rúa: ¿La última chance de la Alianza?
El gobierno no logra superar la imagen de abulia. Los analistas esperan que el diálogo Alvarez-De la Rúa sirva, realmente para quebrarla. Frentes abierto en el plano interno y externo. Por Sergio Cerón
Mientras los analistas políticos y económicos avanzaban sobre la hipótesis de que el blindaje ofrecido por los organismos internacionales podría ser la última chance para consolidar el Gobierno, Fernando de la Rúa enfrentaba ,al culminar la semana, varios frentes de conflicto; unos, de carácter externo y otros, interno.
En el interno, el principal problema a abordar era el futuro de la coalición oficial, pendiente de la postergada entrevista entre el primer mandatario y el ex vicepresidente, Carlos Alvarez.
Luego de algunas dilaciones, el encuentro tuvo lugar el jueves en la Casa de Gobierno, oportunidad en la que ambos dialogaron a solas por espacio de dos horas.
Para ilustrar la reacción de los observadores, nada mejor que apelar a los titulares de tres diarios, con características propias bien definidas.
Clarín anunció: “De la Rúa-Chacho, a solas y casi sin desacuerdos”; La Nación, sostuvo: “Coincidencia de De la Rúa y Alvarez” y Ambito Financiero titulaba: “Chacho Alvarez vuelve a complicar a De la Rúa”. Tres ópticas distintas que responden a diversas políticas editoriales.
Podemos apreciar que no es fácil trazar un diagnóstico preciso y transparente sobre lo que está sucediendo en el país.
Ambos se vieron luego de 64 días y coincidieron –se dijo– en que sellado el blindaje, es necesario apurar el crecimiento y la lucha contra la pobreza.
Sobre cómo hacerlo, Alvarez, presentó cuarenta carillas con propuestas para ser ejecutadas a partir del año próximo.
Al hacer declaraciones al periodismo, el visitante manifestó que tuvo coincidencias con el Presidente sobre la necesidad de que el Gobierno lidere un proceso de adecuación de la política a las nuevas condiciones económicas para un cambio de modelo de la política social.
Trascendió que hubo un momento de tensión durante el diálogo cuando Alvarez marcó su oposición a la reforma jubilatoria, aspecto que fue subrayado por el diario vinculado a los medios financieros, como una nueva complicación que parte del ex vicepresidente.
A pesar de todo, la coincidencia en convocar a especialistas de todos los partidos políticos para que la reforma impositiva tenga una base de consenso, es un aspecto constructivo en la restauración de la solidez de la Alianza, en la medida en que se realice de manera expeditiva y sin supeditar el hecho a las urgencias electoralistas de los próximos meses.
No queda en claro, como se esperaba, el papel que podría jugar Domingo Cavallo en el futuro inmediato; resistido por radicales y frepasistas, el nombre del ex ministro ha sido mencionado repetidamente, tanto por los mercados como por voceros de algunos grupos que integran la Alianza.
Lo que se espera en todos los sectores representativos del país es que este acercamiento entre el Presidente y su ex vice no sea utilizado sólo para superar la tregua veraniega.
Los índices de credibilidad del Gobierno se han deteriorado en los últimos meses; de la misma manera el abandono de su cargo por Alvarez ha terminado por efectuar un efecto boomerang y su imagen no ha salido ilesa de la coyuntura.
Mientras, el frente gremial se endurece hasta con amenazas impropias de un dirigente responsable, como el titular de la CGT, Rodolfo Daer, quien se permitió – con las retractaciones del caso – anunciar que “echaría a patadas al Gobierno”, Hugo Moyano y Di Gennaro se aprestan a enfrentar con nuevas movilizaciones el recorte de sueldos de los estatales y las reformas jubilatorias.
El país asiste a la reiteración de cortes de rutas en distintos puntos del territorio, como un curso de acción fácil de utilizar ante la anomia que parece regir en la materia. Hechos en los que se suman actos espontáneos de marginados y marginales y acciones tácticas de grupúsculos de izquierda fundamentalista.
A todo ello, desde el sector ideológico, la presencia de los extremistas de La Tablada se hace sentir por todos los medios, incluyendo una inédita incursión de un individuo en pleno programa de TV, que reivindicando a los presos pudo lanzarse sobre el Presidente y tomarlo de las solapas.
El Frente Productivo –industria, construcción y agro– siguen a la espera de una estrategia de inserción del país en el mercado global y de que el blindaje sirva para iniciar una pujante política de reactivación económica y no tan sólo como garantía para tranquilizar los nervios de los inversores.
Hay notas positivas que refrescan este panorama inquietante; el país puede contar con mejores tasas de interés y descendió el riesgo país.
La Bolsa de buenos Aires tuvo mejores performances que Wall Street y algunos mercados de valores latinoamericanos, luego de anunciarse el acuerdo con el FMI.
En el frente externo, además del robustecimiento de la imagen argentina ante los grupos de inversores internacionales, el Gobierno debe enfrentar las inquietudes que surgen en la vida del Mercosur (ver” El Mercosur en la encrucijada”).
Mientras los analistas políticos y económicos avanzaban sobre la hipótesis de que el blindaje ofrecido por los organismos internacionales podría ser la última chance para consolidar el Gobierno, Fernando de la Rúa enfrentaba ,al culminar la semana, varios frentes de conflicto; unos, de carácter externo y otros, interno.
En el interno, el principal problema a abordar era el futuro de la coalición oficial, pendiente de la postergada entrevista entre el primer mandatario y el ex vicepresidente, Carlos Alvarez.
Luego de algunas dilaciones, el encuentro tuvo lugar el jueves en la Casa de Gobierno, oportunidad en la que ambos dialogaron a solas por espacio de dos horas.
Para ilustrar la reacción de los observadores, nada mejor que apelar a los titulares de tres diarios, con características propias bien definidas.
Clarín anunció: “De la Rúa-Chacho, a solas y casi sin desacuerdos”; La Nación, sostuvo: “Coincidencia de De la Rúa y Alvarez” y Ambito Financiero titulaba: “Chacho Alvarez vuelve a complicar a De la Rúa”. Tres ópticas distintas que responden a diversas políticas editoriales.
Podemos apreciar que no es fácil trazar un diagnóstico preciso y transparente sobre lo que está sucediendo en el país.
Ambos se vieron luego de 64 días y coincidieron –se dijo– en que sellado el blindaje, es necesario apurar el crecimiento y la lucha contra la pobreza.
Sobre cómo hacerlo, Alvarez, presentó cuarenta carillas con propuestas para ser ejecutadas a partir del año próximo.
Al hacer declaraciones al periodismo, el visitante manifestó que tuvo coincidencias con el Presidente sobre la necesidad de que el Gobierno lidere un proceso de adecuación de la política a las nuevas condiciones económicas para un cambio de modelo de la política social.
Trascendió que hubo un momento de tensión durante el diálogo cuando Alvarez marcó su oposición a la reforma jubilatoria, aspecto que fue subrayado por el diario vinculado a los medios financieros, como una nueva complicación que parte del ex vicepresidente.
A pesar de todo, la coincidencia en convocar a especialistas de todos los partidos políticos para que la reforma impositiva tenga una base de consenso, es un aspecto constructivo en la restauración de la solidez de la Alianza, en la medida en que se realice de manera expeditiva y sin supeditar el hecho a las urgencias electoralistas de los próximos meses.
No queda en claro, como se esperaba, el papel que podría jugar Domingo Cavallo en el futuro inmediato; resistido por radicales y frepasistas, el nombre del ex ministro ha sido mencionado repetidamente, tanto por los mercados como por voceros de algunos grupos que integran la Alianza.
Lo que se espera en todos los sectores representativos del país es que este acercamiento entre el Presidente y su ex vice no sea utilizado sólo para superar la tregua veraniega.
Los índices de credibilidad del Gobierno se han deteriorado en los últimos meses; de la misma manera el abandono de su cargo por Alvarez ha terminado por efectuar un efecto boomerang y su imagen no ha salido ilesa de la coyuntura.
Mientras, el frente gremial se endurece hasta con amenazas impropias de un dirigente responsable, como el titular de la CGT, Rodolfo Daer, quien se permitió – con las retractaciones del caso – anunciar que “echaría a patadas al Gobierno”, Hugo Moyano y Di Gennaro se aprestan a enfrentar con nuevas movilizaciones el recorte de sueldos de los estatales y las reformas jubilatorias.
El país asiste a la reiteración de cortes de rutas en distintos puntos del territorio, como un curso de acción fácil de utilizar ante la anomia que parece regir en la materia. Hechos en los que se suman actos espontáneos de marginados y marginales y acciones tácticas de grupúsculos de izquierda fundamentalista.
A todo ello, desde el sector ideológico, la presencia de los extremistas de La Tablada se hace sentir por todos los medios, incluyendo una inédita incursión de un individuo en pleno programa de TV, que reivindicando a los presos pudo lanzarse sobre el Presidente y tomarlo de las solapas.
El Frente Productivo –industria, construcción y agro– siguen a la espera de una estrategia de inserción del país en el mercado global y de que el blindaje sirva para iniciar una pujante política de reactivación económica y no tan sólo como garantía para tranquilizar los nervios de los inversores.
Hay notas positivas que refrescan este panorama inquietante; el país puede contar con mejores tasas de interés y descendió el riesgo país.
La Bolsa de buenos Aires tuvo mejores performances que Wall Street y algunos mercados de valores latinoamericanos, luego de anunciarse el acuerdo con el FMI.
En el frente externo, además del robustecimiento de la imagen argentina ante los grupos de inversores internacionales, el Gobierno debe enfrentar las inquietudes que surgen en la vida del Mercosur (ver” El Mercosur en la encrucijada”).
