Impregilo, vieja conocida de Argentina, en un escándalo italiano
El mayor grupo italiano de construcción e ingeniería cayó 40% en la bolsa de Milán, durante dos ruedas. La firma afronta investigaciones fiscales, pues se le presumen irregularidades contables. En Argentina, ha tenido accidentada historia.
La cotización de la empresa fue suspendida dos veces, miércoles y jueves, por decisión de la Consob. Desde el martes, en realidad –cuando el mercado aún no sabía casi nada-, los inversores se mostraban nerviosos. Luego se enteraron de que la procuración de Monza había estado meses en una indagatoria sobre los libros de Impregilo.
Según fuentes judiciales, se había asentado un préstamo a la firma Imprepar, subsidiaria hoy en liquidación, por € 296 millones. Paolo Savona, presidente de Impregilo, y Pier Giorgio Romiti, su director gerente, recibieron el lunes notificaciones de que se hallan bajo investigación. Los fiscales se apresuraron a aclarar que ello no significaba necesariamente acusaciones.
Entretanto, el grupo tiene € 550 millones en bonos que vencen entre mayo y junio próximos. Hace cuatro meses, por otra parte, manifestó intenciones de reunir € 400 millones vía venta de acciones y bonos convertibles, para amortizar deudas y hacer caja. Justamente estas operaciones ponen nerviosa la bolsa, pues teme un escándalo similar al los de Parmalat y Cirio. Como Impregilo, eran empresas familiares muy poco transparentes.
Por ejemplo, está Gemina, un holding que es accionista principal de Impregilo y lo controla el clan Romiti, uno de los más influyentes en Italia. Cesare (padre de Pier Giorgio) fue durante años director gerente de Fiat, cargo que debió abandonar tras morir Giovanni Agnelli, cunado la corona fue, por poco lapso, a Umberto. Un sobrino político de ambos, CristianoRatazzi, presidía Impregilo antes de pasar a Fiat Argentina.
Al abandonar Fiat, Cesare Romiti fue transferido, vía Gemina, a la editorial Rizzoli. Ésta controla, entre otros, ell diario conservador “Corriere della Sera”, muy allegado al Vaticano. Pero Romiti se cansó pronto del periodismo y, nuevamente mediante Gemina, se unió a su hijo en Impregilo.
Walter Mapelli, procurador de Monza, cree que algo huele mal en las cuentas de Imprepar e Impregilo, cuyas sedes han sido allanadas. Como dato al margen, el grupo compartía auditora externa con Parmalat: Deloitte & Touche. Aparte, hay cierta participación de Fiat en Gemina.
A miles de kilómetros, en Buenos Aires, muchos recordaron el papel de Impregilo en la obra civil más cara del mundo, en relación con el presupuesto original: Apipé-Yacyretá. Los italianos eran socios del grupo Eriday. Alguien tan experto en la materia como Carlos S.Ménem llegó a calificar el proyecto como “monumento a la corrupción”. Mordieron ahí gobiernos enteros de Paraguay, Argentina –militares, sobre todo-, sus provincias limítrofes, medios, comunicadores, etc.
Pero, en los últimos 35 años, la firma apareció en la mayoría de grandes obras civiles. Mientras tanto, el caso Yacyretá terminó en los tribunales (Impregilo reclama US$ 2.300 millones de indemnización), donde tiene para rato.
La cotización de la empresa fue suspendida dos veces, miércoles y jueves, por decisión de la Consob. Desde el martes, en realidad –cuando el mercado aún no sabía casi nada-, los inversores se mostraban nerviosos. Luego se enteraron de que la procuración de Monza había estado meses en una indagatoria sobre los libros de Impregilo.
Según fuentes judiciales, se había asentado un préstamo a la firma Imprepar, subsidiaria hoy en liquidación, por € 296 millones. Paolo Savona, presidente de Impregilo, y Pier Giorgio Romiti, su director gerente, recibieron el lunes notificaciones de que se hallan bajo investigación. Los fiscales se apresuraron a aclarar que ello no significaba necesariamente acusaciones.
Entretanto, el grupo tiene € 550 millones en bonos que vencen entre mayo y junio próximos. Hace cuatro meses, por otra parte, manifestó intenciones de reunir € 400 millones vía venta de acciones y bonos convertibles, para amortizar deudas y hacer caja. Justamente estas operaciones ponen nerviosa la bolsa, pues teme un escándalo similar al los de Parmalat y Cirio. Como Impregilo, eran empresas familiares muy poco transparentes.
Por ejemplo, está Gemina, un holding que es accionista principal de Impregilo y lo controla el clan Romiti, uno de los más influyentes en Italia. Cesare (padre de Pier Giorgio) fue durante años director gerente de Fiat, cargo que debió abandonar tras morir Giovanni Agnelli, cunado la corona fue, por poco lapso, a Umberto. Un sobrino político de ambos, CristianoRatazzi, presidía Impregilo antes de pasar a Fiat Argentina.
Al abandonar Fiat, Cesare Romiti fue transferido, vía Gemina, a la editorial Rizzoli. Ésta controla, entre otros, ell diario conservador “Corriere della Sera”, muy allegado al Vaticano. Pero Romiti se cansó pronto del periodismo y, nuevamente mediante Gemina, se unió a su hijo en Impregilo.
Walter Mapelli, procurador de Monza, cree que algo huele mal en las cuentas de Imprepar e Impregilo, cuyas sedes han sido allanadas. Como dato al margen, el grupo compartía auditora externa con Parmalat: Deloitte & Touche. Aparte, hay cierta participación de Fiat en Gemina.
A miles de kilómetros, en Buenos Aires, muchos recordaron el papel de Impregilo en la obra civil más cara del mundo, en relación con el presupuesto original: Apipé-Yacyretá. Los italianos eran socios del grupo Eriday. Alguien tan experto en la materia como Carlos S.Ménem llegó a calificar el proyecto como “monumento a la corrupción”. Mordieron ahí gobiernos enteros de Paraguay, Argentina –militares, sobre todo-, sus provincias limítrofes, medios, comunicadores, etc.
Pero, en los últimos 35 años, la firma apareció en la mayoría de grandes obras civiles. Mientras tanto, el caso Yacyretá terminó en los tribunales (Impregilo reclama US$ 2.300 millones de indemnización), donde tiene para rato.
