George Sörös, megainversor magyar naturalizado norteamericano, sostiene además que “el mundo necesita otro sistema en lugar del agonizante y arbritrario consenso de Washington”. Dicho de otro modo, el tipo de globalización predicado en 1989 ya no vale.
A criterio de este analista privilegiado –se graduó en Inglaterra, cuna del mercantilismo- “las crisis hipotecaria y de crédito señalan el fin de un lapso de expansión iniciado tras la II guerra mundial”. Lector asiduo del ruso Nikolái Kontrát’iev y su contemporáneo alemán, Josef Schumpeter, el magnate alude al ciclo macroeconómico que ha comenzado a licuarse con la crisis sistémica de 1997/8.
“El resto del mundo tiene cada vez menos interés en acumular dólares, dejando de lado las tenencias de deuda estadounidense en manos de países como Japón, China, Surcorea o Taiwán”. Sin considerar el papel de la divisa para tarifar hidrocarburos –que varios exportadores petroleros objetan ya- y otras materias primas, Sörös anuncia “una profunda transformación del orden económico, con eclipse relativo de EE.UU. y ascenso de economías en desarrollo, como China, India, Rusia y otras”. En resumen, se agota la globalización impuesta hace 19 años por el consenso de Washington. Es irónico que eso de afirme en Davos, otrora clave de esa ideología.
George Sörös, megainversor magyar naturalizado norteamericano, sostiene además que “el mundo necesita otro sistema en lugar del agonizante y arbritrario consenso de Washington”. Dicho de otro modo, el tipo de globalización predicado en 1989 ya no vale.
A criterio de este analista privilegiado –se graduó en Inglaterra, cuna del mercantilismo- “las crisis hipotecaria y de crédito señalan el fin de un lapso de expansión iniciado tras la II guerra mundial”. Lector asiduo del ruso Nikolái Kontrát’iev y su contemporáneo alemán, Josef Schumpeter, el magnate alude al ciclo macroeconómico que ha comenzado a licuarse con la crisis sistémica de 1997/8.
“El resto del mundo tiene cada vez menos interés en acumular dólares, dejando de lado las tenencias de deuda estadounidense en manos de países como Japón, China, Surcorea o Taiwán”. Sin considerar el papel de la divisa para tarifar hidrocarburos –que varios exportadores petroleros objetan ya- y otras materias primas, Sörös anuncia “una profunda transformación del orden económico, con eclipse relativo de EE.UU. y ascenso de economías en desarrollo, como China, India, Rusia y otras”. En resumen, se agota la globalización impuesta hace 19 años por el consenso de Washington. Es irónico que eso de afirme en Davos, otrora clave de esa ideología.