En vísperas electorales, VW plantea más trabajo y menos salario

Faltan pocos días para los comicios generales. Mientras Gerhard Schröder reduce la brecha en favor de Angela Merkel, Volkswagen advierte al personal que deberá trabajar más por menos remuneración.

14 septiembre, 2005

El clima político es denso. Las reformas laborales y sociales propuestas por el todavía oficialismo –que le costaron una feroz derrota en Westfalia-Rin septentrional- parecen suaves al lado del programa pro mercado que exhiben los democristianos. Ninguna plataforma trata bien al sector laboral y, como ha dicho Oskar Lafontaine (ala izquierda de los socialdemócratas), “se olvidan de que empleados y obreros son también consumidores”.

Por un lado, VW sostiene que no puede darse el lujo de comprometerse a no despedir más personal. Por el otro, Berndt Pischetsrieder –presidente ejecutivo- plantea la necesidad de cumplir más horas por el mismo sueldo. “Si el gobierno no hace cambios en las leyes laborales, deberemos afrontar desagradables medidas de reestructuración por cuenta propia”, asegura.

En realidad, la firma está atada a un convenio sindical que le veda despidos hasta 2011. Entonces, amenaza con rebajas salariales directas o indirectas. Como ocurre con la propuesta “Hartz IV” (apoyada por Schröder antes de aquel desastre electoral), el objetivo parece ser nivelar remuneraciones con las vecinas República Checa y Polonia.

Pischetsrieder y su amigo Wolfgang Bernardt (ex presidente de DaimlerChrysler, hoy en VW) aprovecharon el salón automotor internacional de Fráncfort para lanzar la ofensiva contra el poderoso sindicato del ramo. Todo en un marco político local signado por las inminentes elecciones. Pero, replica Lafontaine, “el problema de estas empresas es la falta de modelos capaces de competir contra japoneses, surcoreanos y hasta franceses. No el alto costo relativo de la mano de obra”.

El clima político es denso. Las reformas laborales y sociales propuestas por el todavía oficialismo –que le costaron una feroz derrota en Westfalia-Rin septentrional- parecen suaves al lado del programa pro mercado que exhiben los democristianos. Ninguna plataforma trata bien al sector laboral y, como ha dicho Oskar Lafontaine (ala izquierda de los socialdemócratas), “se olvidan de que empleados y obreros son también consumidores”.

Por un lado, VW sostiene que no puede darse el lujo de comprometerse a no despedir más personal. Por el otro, Berndt Pischetsrieder –presidente ejecutivo- plantea la necesidad de cumplir más horas por el mismo sueldo. “Si el gobierno no hace cambios en las leyes laborales, deberemos afrontar desagradables medidas de reestructuración por cuenta propia”, asegura.

En realidad, la firma está atada a un convenio sindical que le veda despidos hasta 2011. Entonces, amenaza con rebajas salariales directas o indirectas. Como ocurre con la propuesta “Hartz IV” (apoyada por Schröder antes de aquel desastre electoral), el objetivo parece ser nivelar remuneraciones con las vecinas República Checa y Polonia.

Pischetsrieder y su amigo Wolfgang Bernardt (ex presidente de DaimlerChrysler, hoy en VW) aprovecharon el salón automotor internacional de Fráncfort para lanzar la ofensiva contra el poderoso sindicato del ramo. Todo en un marco político local signado por las inminentes elecciones. Pero, replica Lafontaine, “el problema de estas empresas es la falta de modelos capaces de competir contra japoneses, surcoreanos y hasta franceses. No el alto costo relativo de la mano de obra”.

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