Daimler-Chrysler: no fue una fusión sino casi una toma

Según Gary Valade, ex director financiero de Chrysler, la fusión de 1998 con Daimler Benz “fue casi una toma”. Así señalan notas del actual jefe de compras de DC, exhibidas en el pleito de Kirk Kerkorian contra la empresa alemana.

23 diciembre, 2003

Los comentarios fueron redactados por Valade durante las negociaciones para unir
la entonces tercera automotriz norteamericana con la fabricante de coches Mercedes,
entre otros rubros. El multimillonario de 86 años, dueño de casinos
y mayor ex accionista individual en Chrysler, sostiene que los germanos presentaron
como “fusión entre iguales” lo que era una simple toma de control
por parte de Stuttgart.

Joseph Farnan, juez federal de distrito (Delaware) suspendió días
atrás el proceso, tras admitir los abogados de DC ni haber entregado
las notas de Valade a los letrados de Kerkorian. Ahora, éste reclama
que el tribunal falle en favor suyo, precisamente por esa omisión de
evidencias.

El punto clave es que, en realidad, Valade estaba citando a Robert Eaton, entonces
CEO de Chrysler. En una reunión efectuada el 2 de marzo de 1998, éste
calificó el acuerdo de “una toma, en términos estructurales”.
El sobre con las notas fue abierto por el juez antes de la audiencia del martes
23.

Kerkorían reclama un máximo de US$ 3.000 millones en daños
y perjuicios por pérdidas de capitalización bursátil. Al
presentarse una toma como fusión, éste no tuvo -en Wall Street-
el efecto estimulante habitual sobre las acciones de la firma adquirida. Por
el contrario, los papeles de DC han caído casi 50% desde esa toma hasta
el viernes 19.

Por su parte, DaimlerChrysler afirma que Kerkorian trata de convertirla en
chivo expiatorio de una decisión propia: retener acciones mientras bajan
de precios. Según la firma, el financista salió ganando US$ 2.700
millones. Nada dice, en cambio, de un factor clave: la fusión se hizo
para salvar de desastre a Chrysler.

Los comentarios fueron redactados por Valade durante las negociaciones para unir
la entonces tercera automotriz norteamericana con la fabricante de coches Mercedes,
entre otros rubros. El multimillonario de 86 años, dueño de casinos
y mayor ex accionista individual en Chrysler, sostiene que los germanos presentaron
como “fusión entre iguales” lo que era una simple toma de control
por parte de Stuttgart.

Joseph Farnan, juez federal de distrito (Delaware) suspendió días
atrás el proceso, tras admitir los abogados de DC ni haber entregado
las notas de Valade a los letrados de Kerkorian. Ahora, éste reclama
que el tribunal falle en favor suyo, precisamente por esa omisión de
evidencias.

El punto clave es que, en realidad, Valade estaba citando a Robert Eaton, entonces
CEO de Chrysler. En una reunión efectuada el 2 de marzo de 1998, éste
calificó el acuerdo de “una toma, en términos estructurales”.
El sobre con las notas fue abierto por el juez antes de la audiencia del martes
23.

Kerkorían reclama un máximo de US$ 3.000 millones en daños
y perjuicios por pérdidas de capitalización bursátil. Al
presentarse una toma como fusión, éste no tuvo -en Wall Street-
el efecto estimulante habitual sobre las acciones de la firma adquirida. Por
el contrario, los papeles de DC han caído casi 50% desde esa toma hasta
el viernes 19.

Por su parte, DaimlerChrysler afirma que Kerkorian trata de convertirla en
chivo expiatorio de una decisión propia: retener acciones mientras bajan
de precios. Según la firma, el financista salió ganando US$ 2.700
millones. Nada dice, en cambio, de un factor clave: la fusión se hizo
para salvar de desastre a Chrysler.

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