Chrysler: finalmente, fue a manos de Cerberus Capital Management

El fondo experto en compras apalancadas tomará 80,1% de Chrysler Group, por US$ 7.400 millones. Apenas, 20,6% de los 36.000 millones pagados por Daimler Benz en 1998. Pero puede haber obstáculos sindicales en el futuro inmediato.

14 mayo, 2007

La transacción incluye el negocio financiero del grupo. Por ende, Daimler Benz vendió su división norteamericana a un fondo experto en compras apalancadas y achicamiento de activos. Pero ¿qué hará la parte gremial?

La operación Cerberus permite a la compañía alemana quitarse de encima costos por US$ 18.000 millones. Es decir, lo que se adeuda en concepto de jubilaciones y seguros médicos, dos rubros que algunas teorías de management no consideran gasto social, sino cargas que afectan utilidades y dividendos.

Si esta transacción cumple sus propósitos, quedará sellado el destino del poder sindical y de Detroit como fuente de empleo. Cerberus (o sea “cancerbero”, el perro que guardaba el infierno griego) tratará de pagarles lo menos posible de esas deudas a los afiliados de United Auto Workers. Por supuesto, esto se contagiará de Chrysler a General Motors y Ford Motor.

Los antecedentes de Cerberus son claros en materia de reducir costos y emitir deuda nueva de las compañías que adquiere, achica y revende. Los propios operadores de Wall Street anticipan que el potencial comprador adoptará médidas drásticas. Por ejemplo, despedir gente, podar la red de concesionarios y reorientar inversisones a “mercados emergentes” (economías en desarrollo donde priman salarios bajos y escaso amparo laboral).

Por supuesto, la UAW se ha puesto este fin de semana en pie de guerra, con apoyo de su equivalente alemana, pues dentro de algunas semanas deben renegociarse los convenios colectivos en Detroit. Entretanto, la oferta de Cerberus es un cachetazo para Dieter Zetsche (presidente ejecutivo de DaimlerChrysler).

Tras desprenderse de deudas sociales por US$ 18.000 millones, a la futura Daimler Benz le abonarán apenas unos US$ 7.400 millones. En otras palabras, un quinto de lo pagado hace nueve años para quedarse con Chrysler. Si el desenlace es ése, habrá sido el peor negocio automotor hecho en el mundo. En medio de todo, Tommaso LaSorda al parecer continúa en Chysler Group, Zetsche afronta un destino incierto y Wolfgang Bernhardt (antecesor del italiano) ocupará un puesto decorativo en la junta.

Pero hay una virtual situación de guerra entre la UAW y Cerberus, que remite al papel del fondo en la quiebra de Delphi, la autopartista que abastecía a GM. Los postulantes desechados por Daimler Benz incluyen otro par de expertos en compras apalancadas –Blackstone Group, Centerbridge Capital-, Magna y Tracinda. La financiera controlada por Kirk Kerkorian ofrecía apenas US$ 4.500 millones, pues sólo le interesa quedarse con algunas líneas de la marca.

La transacción incluye el negocio financiero del grupo. Por ende, Daimler Benz vendió su división norteamericana a un fondo experto en compras apalancadas y achicamiento de activos. Pero ¿qué hará la parte gremial?

La operación Cerberus permite a la compañía alemana quitarse de encima costos por US$ 18.000 millones. Es decir, lo que se adeuda en concepto de jubilaciones y seguros médicos, dos rubros que algunas teorías de management no consideran gasto social, sino cargas que afectan utilidades y dividendos.

Si esta transacción cumple sus propósitos, quedará sellado el destino del poder sindical y de Detroit como fuente de empleo. Cerberus (o sea “cancerbero”, el perro que guardaba el infierno griego) tratará de pagarles lo menos posible de esas deudas a los afiliados de United Auto Workers. Por supuesto, esto se contagiará de Chrysler a General Motors y Ford Motor.

Los antecedentes de Cerberus son claros en materia de reducir costos y emitir deuda nueva de las compañías que adquiere, achica y revende. Los propios operadores de Wall Street anticipan que el potencial comprador adoptará médidas drásticas. Por ejemplo, despedir gente, podar la red de concesionarios y reorientar inversisones a “mercados emergentes” (economías en desarrollo donde priman salarios bajos y escaso amparo laboral).

Por supuesto, la UAW se ha puesto este fin de semana en pie de guerra, con apoyo de su equivalente alemana, pues dentro de algunas semanas deben renegociarse los convenios colectivos en Detroit. Entretanto, la oferta de Cerberus es un cachetazo para Dieter Zetsche (presidente ejecutivo de DaimlerChrysler).

Tras desprenderse de deudas sociales por US$ 18.000 millones, a la futura Daimler Benz le abonarán apenas unos US$ 7.400 millones. En otras palabras, un quinto de lo pagado hace nueve años para quedarse con Chrysler. Si el desenlace es ése, habrá sido el peor negocio automotor hecho en el mundo. En medio de todo, Tommaso LaSorda al parecer continúa en Chysler Group, Zetsche afronta un destino incierto y Wolfgang Bernhardt (antecesor del italiano) ocupará un puesto decorativo en la junta.

Pero hay una virtual situación de guerra entre la UAW y Cerberus, que remite al papel del fondo en la quiebra de Delphi, la autopartista que abastecía a GM. Los postulantes desechados por Daimler Benz incluyen otro par de expertos en compras apalancadas –Blackstone Group, Centerbridge Capital-, Magna y Tracinda. La financiera controlada por Kirk Kerkorian ofrecía apenas US$ 4.500 millones, pues sólo le interesa quedarse con algunas líneas de la marca.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades