En mayo comenzaron las negociaciones paritarias en la mayoría de los gremios y es por ello que junio estará signado por los aumentos salariales derivados de dichas negociaciones, así como por el pago del medio aguinaldo (que será efectivo en julio, pero cuya expectativa de ingreso extra puede producir un adelantamiento de consumo) y la menor retención del impuesto a las ganancias de aquellos cuyos ingresos se encuentran entre $15.000-25.000 brutos mensual, señala el artículo titulado Incentivos al consumo. ¿Efecto breve o duradero? que se publica en el Nº 2 de junio de 2015 de Economic GPS, revista editada porPwC.
A estos últimos se le sumará la devolución de la primera de las cinco cuotas de lo ya tributado, debido a que el cambio en el impuesto es retroactivo a enero.
No resulta trivial la forma que se ha elegido para implementar la devolución del impuesto retenido en exceso.
Por un lado, al tratarse de pequeñas sumas, se esperaría que se traslade mayoritariamente a bienes de consumo y no a bienes durables o que presione sobre el dólar.
Por el otro, se tendería a que su efecto se prolongue en el tiempo; esto en la medida que la inflación no aumente a un mayor ritmo como para licuar parte de su poder de compra.
Los primeros gremios en acordar sus incrementos en paritarias fueron Metalúrgicos (UOM), Construcción (UOCRA), Estatales (UPCN), encargados de edificios (SUTERH) y comercio, que cerraron en torno del 27%.
En el caso de comercio, además, se pactaron sumas no remunerativas pagaderas en dos veces, de $1.524 cada una.
Como moneda de cambio, fruto de estas negociaciones paritarias, los gremios habrían aceptado no reclamar bonos o compensaciones adicionales a fin de año.
Frente a este contexto de mayor ingreso disponible en poder de los asalariados, la pregunta que surge es cuál será su impacto en la economía real y si el mismo será de carácter permanente o transitorio.
La última modificación en los mínimos no imponibles del impuesto a las ganancias para la cuarta categoría había sido en septiembre de 2013, cuyo impacto se materializó al mes siguiente.
En aquella oportunidad, el ingreso disponible extra en poder de los asalariados tuvo un impacto en el consumo, como lo muestran las ventas minoristas relevadas por CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) pero fue de carácter transitorio y efímero, ya que dicho incremento no pudo ser sostenido en el mes siguiente.
Tres meses más tarde, la depreciación del tipo de cambio nominal (23%) ocurrida durante el mes de enero de 2014 generó una fuerte alza en el nivel general de precios, que afectó el ingreso disponible real y que, sumado al estancamiento de la actividad económica, implicó una caída del consumo minorista a lo largo de todo 2014.
Los primeros cinco meses de 2015 han mostrado una evolución positiva en el crecimiento interanual de las ventas minoristas (aunque debe considerarse que la base de comparación 2014 es baja por lo mencionado anteriormente); acompañadas por un salario real que creció levemente, aunque para la medición de abril (último dato disponible) este último volvió a caer levemente.
Esta recuperación en las ventas minoristas no ha sido homogénea para todos los comercios, ya que los mayores crecimientos se han dado en aquellos que tienen capacidad para ofrecer descuentos y promociones o bien en los comercios que han adherido a alguno de los planes del gobierno nacional de incentivo al consumo.
Por su parte, a partir del comienzo de 2014 se inicia también una significativa caída en los préstamos al consumo medidos en términos reales, cuya duración se prolonga durante los 12 meses y hasta los primeros 3 meses de este 2015.
Es recién en abril último cuando esta variable toma nuevamente valores positivos.
A priori, la nueva modificación del impuesto a las ganancias, en un contexto donde los consumidores se encontraban a la expectativa de los vaivenes de la economía y reticentes a gastar, podría dar un nuevo impulso al consumo.
Asimismo, el programa “Ahora 12”, que permite la compra en 12 cuotas con tarjetas de crédito sin interés, lanzado por el gobierno en septiembre del año pasado y cuya segunda etapa inició en marzo con la incorporación de nuevos rubros y prórroga de su vigencia hasta diciembre, parece estar contribuyendo positivamente.
Otra parecería ser la evolución de los bienes de consumo durables, como es el caso del sector automotriz, donde las ventas en los primeros cinco meses del año cayeron 9%, lo cual se ve correlacionado con la débil demanda de créditos prendarios mayoritariamente destinado a este bien de consumo, los cuáles crecieron sólo 2% entre enero-abril de 2015 respecto de igual período de 2014.
Con una oferta que pareciera no reaccionar y un mercado laboral donde el desempleo no aumenta pero cae la tasa de actividad (consecuencia de que más personas dejaron de buscar trabajo), el efecto sobre el consumo podría ser de corta duración y con impacto en precios. De acuerdo al IPC Congreso difundido en abril, la inflación alcanzó el 29% en su medición anual en comparación con abril 2014, mientras que respecto al mes previo creció 2,01%.
Hay otros factores que podrían dar mayor impulso a los precios a través del canal monetario. El BCRA en abril aceleró la emisión monetaria, que luego de aumentar durante los primeros tres meses del año por debajo del 30%, en abril y mayo aceleró su ritmo de expansión para ubicarse en torno al 33% interanual.
Es probable que esta aceleración se correlacione en parte con la subordinación de la política monetaria a la política fiscal, ya que el resultado fiscal del sector público nacional correspondiente al primer trimestre del año ha mostrado un crecimiento significativo en su déficit.
Durante el primer trimestre los recursos tributarios y los aportes a la seguridad social crecieron 29,6%, mientras que los gastos corrientes lo hicieron en un 40,8%.
Así, en los tres primeros meses del año, el resultado primario acumulado es de -$32.400 millones (cuando en el primer trimestre de 2014 fue de -$1.300 millones) mientras que el resultado financiero acumulado alcanzó los $-57.750 millones ($-15.200 millones en 2014).
Si bien en el último mes el equipo económico ha recurrido al mercado local para la emisión de bonos en pesos para financiar parte del déficit (con la emisión de los BONAC 2016 por $ 10.000 millones), en la medida en que el gasto público siga su senda expansiva por encima de los recursos tributarios, y el financiamiento doméstico no sea suficiente para cubrir el déficit, es de esperar que la emisión continúe.