UE: Austria cedió y se abrieron las negociaciones con Turquía
El sábado, dos días antes de iniciarse las conversaciones formales entre la Unión Europea y Turquía para su hipotético ingreso, la católica y socialdemócrata Austria declaró su oposición. Eso hizo fracasar una reunión preparatoria. En verdad, nadie se esforzaba mucho, el pasado fin de semana en Luxemburgo, para que Viena cejase en su postura contra Angora: no al ingreso pleno, sí a una relación especial. Lo malo es que es relación existe desde 1963 y, ahora, el gobierno de Reyyip Erdögan no está dispuesto a más concesiones. Máxime tras haber recibido el apoyo de Irán, Adzebaidyán, Kadzajstán, Türkmenistán y Uzbekistán.
.
Esta situación dejaba en suspenso la apertura de tratativas, prevista para este lunes, y colocaba a la Unión Europea ante una crisis similar al del fracaso de los plebiscitos constitucionales. Todo por una norma absurda: unanimidad de los veinticinco miembros, lo cual le da a cualquiera –por ejemplo, Chipre- el derecho de veto.
Como si no fuera suficiente, Angela Merkel había anticipado que –si llegase a canciller de Alemania-, acompañaría a Austria. En relación con eso, diarios franceses, escandinavos e ingleses resaltan la influencia del Vaticano sobre ambos países: Josef Ratzinger teme más que Karol Wojtyla la entrada a la cristiana UE de un estado con 70 millones de musulmanes.
“Si no se abren las negociaciones formales, la UE habrá fracasado por segunda vez y no tendrá sentido contemplar otros ingresos”, sostuvo la noche del domingo Jack Straw, canciller británico. Portugal, España y las repúblicas bálticas fueron muy duras respecto de Austria. A su vez, la Comisión Europea insistía en el compromiso de junio: adhesión plena de Turquía, aunque las negociaciones tarden más de diez años. “Si las conversaciones no empiezan ya, abriremos una etapa de reflexión para resolver si queremos o no seguir adelante con esto”. Así afirmaba el domingo Abdullah Gül, ministro turco de relaciones exteriores.
El lunes por noche, finalmente Austria cedió. Pero eso no quita que el futuro sea por lo menos dudoso: en un mundo como el actual, diez o quince años son una eternidad. “Sólo algunos tecnócratas anglosajones y latinoamericanos, muy bien pagados, hablan de iniciativas para un milenio. Ni siquiera –comentaba Gül- podemos hacer planes para cincuenta años”. Curiosamente, el “Osservatore romano” señala: “sólo la Santa Sede, Francia e Inglaterra se remontan a esos tiempos. Ni siquiera había un imperio otomano. Los siglos y milenios recién existen cuando han terminado”.
Encuestas de BBC World y Eurobaromètre indican que en sólo cuatro miembros de la UE (Polonia, Eslovenia, Hungría, Suecia) más de 50% de las muestras apoya el ingreso turco. Por el contrario, en ocho –Dinamarca, Estonia, Grecia, Luxemburgo, Francia, Alemania, Chipre, Austria- ese apoyo es inferior a 30%. En Turquía misma, sólo 40% favorece la entrada, pero la proporción bajaría a 15% si Rumania y Bulgaria fuesen admitidas antes.
El sábado, dos días antes de iniciarse las conversaciones formales entre la Unión Europea y Turquía para su hipotético ingreso, la católica y socialdemócrata Austria declaró su oposición. Eso hizo fracasar una reunión preparatoria. En verdad, nadie se esforzaba mucho, el pasado fin de semana en Luxemburgo, para que Viena cejase en su postura contra Angora: no al ingreso pleno, sí a una relación especial. Lo malo es que es relación existe desde 1963 y, ahora, el gobierno de Reyyip Erdögan no está dispuesto a más concesiones. Máxime tras haber recibido el apoyo de Irán, Adzebaidyán, Kadzajstán, Türkmenistán y Uzbekistán.
.
Esta situación dejaba en suspenso la apertura de tratativas, prevista para este lunes, y colocaba a la Unión Europea ante una crisis similar al del fracaso de los plebiscitos constitucionales. Todo por una norma absurda: unanimidad de los veinticinco miembros, lo cual le da a cualquiera –por ejemplo, Chipre- el derecho de veto.
Como si no fuera suficiente, Angela Merkel había anticipado que –si llegase a canciller de Alemania-, acompañaría a Austria. En relación con eso, diarios franceses, escandinavos e ingleses resaltan la influencia del Vaticano sobre ambos países: Josef Ratzinger teme más que Karol Wojtyla la entrada a la cristiana UE de un estado con 70 millones de musulmanes.
“Si no se abren las negociaciones formales, la UE habrá fracasado por segunda vez y no tendrá sentido contemplar otros ingresos”, sostuvo la noche del domingo Jack Straw, canciller británico. Portugal, España y las repúblicas bálticas fueron muy duras respecto de Austria. A su vez, la Comisión Europea insistía en el compromiso de junio: adhesión plena de Turquía, aunque las negociaciones tarden más de diez años. “Si las conversaciones no empiezan ya, abriremos una etapa de reflexión para resolver si queremos o no seguir adelante con esto”. Así afirmaba el domingo Abdullah Gül, ministro turco de relaciones exteriores.
El lunes por noche, finalmente Austria cedió. Pero eso no quita que el futuro sea por lo menos dudoso: en un mundo como el actual, diez o quince años son una eternidad. “Sólo algunos tecnócratas anglosajones y latinoamericanos, muy bien pagados, hablan de iniciativas para un milenio. Ni siquiera –comentaba Gül- podemos hacer planes para cincuenta años”. Curiosamente, el “Osservatore romano” señala: “sólo la Santa Sede, Francia e Inglaterra se remontan a esos tiempos. Ni siquiera había un imperio otomano. Los siglos y milenios recién existen cuando han terminado”.
Encuestas de BBC World y Eurobaromètre indican que en sólo cuatro miembros de la UE (Polonia, Eslovenia, Hungría, Suecia) más de 50% de las muestras apoya el ingreso turco. Por el contrario, en ocho –Dinamarca, Estonia, Grecia, Luxemburgo, Francia, Alemania, Chipre, Austria- ese apoyo es inferior a 30%. En Turquía misma, sólo 40% favorece la entrada, pero la proporción bajaría a 15% si Rumania y Bulgaria fuesen admitidas antes.
