En la última jornada del World Forum 2018, la gran incógnita y tema central de debate, era cuál sería el contenido del discurso de Donald Trump en Davos, templo de la globalización. El presidente de EE.UU representa en cambio todo lo contrario a este concepto, la retirada de este frente, además del proteccionismo encarnado en su eslogan America First.
Algunos concurrentes esperaban casi un milagro: que Trump revisara todo lo que ha dicho hasta ahora en esta materia. En cambio, la mayoría esperaba que apareciera el Trump de siempre, con algunas invectivas y descalificaciones. Estos últimos estuvieron más cerca que los primeros.
En buena parte de su exposición, se comportó como era de esperar de cualquier presidente estadounidense. En tono un poco más mesurado que lo habitual, reafirmó su posición en materia de inmigración, de comercio y acuerdos internacionales y su visión de que el resto del mundo saca provecho de su relación con Estados Unidos.
Sin embargo insinuó que podría reconsiderar su posición en torno al Tratado del Trans Pacífico (en el que ahora parecen estar de acuerdo los otros 11 países miembros) si los demás hacían algunas concesiones importantes para Estados Unidos. En suma, “America First“.
Hasta ahí todo bien. Pero no supo resistir la tentación y lanzó un ataque brutal contra todo el periodismo que fue recibido en medio de una rechifla generalizada.
Antes había dicho que era partidario de un dólar fuerte. Lo opuesto a lo que el día anterior había explicado Steven Mnuchin, el Secretario del Tesoro, quien había dicho que se buscaba un dólar más débil, lo que implícitamente significaba alentar el crecimiento económico del país con una progresiva devaluación. Lo contrario de lo respalda el Banco Central Europeo.
Aun así, muchos observadores creen que el discurso fue bien recibido por muchas de las grandes empresas que aspiran a sacar ventajas de la reciente reforma impositiva estadounidense.