martes, 29 de abril de 2025

También en Suecia la extrema derecha llega al Parlamento

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“Basta de decirnos racistas sólo porque admitimos la verdad: en este país ya no hay lugar para extranjeros” sostuvo Jimmie Akesson (31 años), jefe de un partido ultraderechista irónicamente llamado “democracia sueca”. No está solo en la Unión Europea.

<p>En realidad, el Europarlamento de Estrasburgo y varios locales va llen&aacute;ndose de extremistas estilo frente nacional de Francia (Jean-Marie Le Pen). La gama incluye los partidos Nacional (Nicholas Griffin) e Independentista (Jeffrey Titford), ambos brit&aacute;nicos, Libertario (Geert Wilders, holand&eacute;s), Alianza flamenca (Bert de Wever, B&eacute;lgica), Frente libertario y Alianza para el futuro (Heinz-Christian Strache, Josef B&uuml;cher, Austria), Popular (Dinamarca, Pia Kj&auml;rsgaard), Soberan&iacute;a checa (Jana Bobosikov&aacute;), Nacionalista eslovaco (J&aacute;n Slota), Jobbik (Hungr&iacute;a, G&aacute;bor Vona), gran Rumania (Corneliu Vadim Tudor) y Ataka (Bulgaria, Volen S&iacute;derov).<br />
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Sin duda, Suecia es un premio mayor para los ultra y su aporte es clave en un espectro europeo &ldquo;por momentos circense, por momentos oportunista, pero siempre alarmante. En varios pa&iacute;ses de Occidente, Estados Unidos entre ellos, la clave del voto se cifra en el miedo y la discriminaci&oacute;n&rdquo;, se&ntilde;ala el politic&oacute;logo franc&eacute;s Dominique Mo&iuml;si (Instituto franc&eacute;s de relaciones internacionales). A su criterio, &ldquo;asoma un choque dentro de la civilizaci&oacute;n totalmente distinto al imaginado por Samuel Huntington&rdquo;.<br />
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El golpe sueco es innegable: los xen&oacute;fobos de Akesson saltan de cero a 5% (veinte bancas), los conservadores de Fredrik Reinfeldt bajan a 47% (170 bancas) y la alianza rojiverde de Monika Sahlin queda segunda con 43% (155 bancas). En n&uacute;meros, existe una potencial bancada derechista con 52% de esca&ntilde;os parlamentarios.<br />
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Tanto en Estocolmo como en Estrasburgo, algunos observadores creen prematuro perder la cabeza pero, en escala UE, socialdem&oacute;cratas e izquierdistas afrontan una onda continental nada tranquilizadora. El lenguaje apocal&iacute;ptico del apacible Akesson los alarma. Por ejemplo, llama a abroquelarse y defenderse de &ldquo;la violencia musulmana&rdquo;, como el alem&aacute;n Thilo Sarrazin.<br />
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El adalid del partido Democracia sueca pide &ldquo;solidaridad continental para salir a la caza de inmigrantes extracomunitarios que no acepten la asimilaci&oacute;n cultural&rdquo;, tomando ideas de Josef G&ouml;bbels y Alfred Rosenberg. El ejemplo de Akkeson y su correligionaria danesa, Kj&auml;rsgaard, influye sobre Finlandia, Estonia y Letonia. En &eacute;sta, la fuerte minor&iacute;a de lengua rusa (30%) desvela a un peque&ntilde;o pa&iacute;s, hoy en virtual cese de pagos.<br />
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