El prólogo del encuentro en los Urales es delicado: luego de anunciada la luz verde europea para que los socios comunitarios puedan armar a los insurrectos, Damasco aseguró que su país ya había recibido un cargamento de misiles S-300 procedentes de Rusia, lo cual no fue desmentido ni confirmado desde Moscú.
Si bien el conflicto sirio irrumpió con fuerza en la agenda de la cumbre, los temas económicos serán los que definan las relaciones entre los dos gigantes del continente europeo.
Los asuntos que más interesan a Rusia en sus relaciones con la UE son la exención de visados, el Acuerdo Marco de Asociación y la cooperación en el ámbito de la energía.
Avanzada la negociación sobre la liberalización de los visados, en las otros dos cuestiones bilaterales apenas se han limado las diferencias en los últimos años.
La negociación del nuevo tratado llamado a sustituir al actual acuerdo de asociación y cooperación empezó en 2008 y se encuentra congelada desde hace varios años por las diferencias en el ámbito de la energía y la entrada de Rusia en la Organización Mundial del Comercio.
“Espero que podamos volver al formato de rondas de negociación a partir de otoño”, apuntó Chizhov al respecto.
Las relaciones energéticas -Moscú es el principal suministrador de energía al bloque- son el principal escollo entre Moscú y Bruselas después de que la Unión adoptara el Tercer Paquete Energético, un marco legal que fuerza la separación patrimonial de las actividades de producción, transporte y comercialización de energía.
Como si la energía no fuese ya un tema urticante para resolver, el jueves de la pasada semana, en vísperas de la cumbre en Yekaterimburgo, el bloque europeo decidió levantar el embargo de armas a los insurrectos sirios y, un apenas día después Rusia anunció el suministro de más de diez aviones de combate MIG-29MM2 a Damasco, como “factor de contención” de cara a una eventual intervención militar exterior en el país árabe.
La decisión de los Veintisiete molestó a Moscú, que sobre este tema centra sus esfuerzos diplomáticos en la celebración de la conferencia internacional “Ginebra II”, (impulsada en conjunto con Washington), aunque esta cumbre aún no logra definir su fecha de realización, su agenda específica ni sus eventuales participantes.
“Esta lógica no ayuda a los esfuerzos que se están tomando, entre otros por nuestro país, para la solución política del conflicto, incluida la convocatoria de la conferencia internacional”, dijo a la agencia Interfax el embajador de Rusia ante la UE, Vladímir Chizhov.
Pero la UE, que arriba a Yekaterimburgo representada por el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso; el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y la responsable de la política exterior europea, Catherine Ashton, también está preocupada por el cariz que está tomando el conflicto sirio, informó la agencia de noticias EFE.
De cara a la opinión pública, Rusia defiende los suministros de armas a Damasco con el argumento de que se trata de ventas a autoridades legítimas.
El viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, dejó claro que los S-300 son un “factor de contención” de cara a una eventual intervención militar exterior en el país árabe.