Uno es Levelling, de Michael O’Sullivan, un banquero del Credit Suisse que dice que la globalización ha muerto y será mejor ir acostumbrándose. La tercerización aceleró la caída del empleo en la manufactura occidental y así, la de muchas comunidades que dependían de ella. El movimiento de personas de un país a otro, tanto legal o ilegal provocó reacciones populistas exacerbadas a su vez por la creciente desigualdad. Pero más profundo que todo eso, Sullivan cree que el contrato que la gente tenía con políticos, gobiernos e instituciones se está desintegrando.
El otro libro se titula The Crisis of Globalization es un conjunto de ensayos recopilados por Patrick Diamond, quien fuera asesor del ex Primer Ministro británico Tony Blair. Allí se lee que el parecería que “el capitalismo global ya no es capaz de generar prosperidad compartida ampliamente”.
Ambos libros presentan muchos argumentos, pero ninguno dedica mucho tiempo a los mercados emergentes, donde la globalización dio sus mejores resultados, dice James Crabtree en el Financial Times. Creó, por ejemplo, las condiciones económicas que permitieron a los países asiáticos sacar a millones de personas de la pobreza.
También se podría argumentar que la retirada de la globalización se está viendo solamente en los bienes físicos, pero la actividad internacional en otras áreas, como los servicios, especialmente los de conocimiento sigue expandiéndose. Podría ser, entonces, que se desarrollen nuevas formas de integración internacional mientras la otra declina.