Todo indica que el paro dispuesto por las organizaciones sindicales – las dos CGT y la CTA – contará con un fuerte respaldo. Dos millones de empleados del Estado – en el orden nacional y provincial – han sido afectados en sus ingresos por las medidas tomadas por el gobierno nacional desde comienzos del año.
Esta masa constituye el elemento masivo de la demostración de fuerza; el cualitativo, en función de su actividad específica, es el transporte. Camioneros y conductores del transporte colectivo cuentan, además, con el apoyo de los afiliados de La Fraternidad Ferroviaria, entidad que agrupa a los maquinistas.
Consciente del papel fundamental que juega este sector, el ministro del Interior, Federico Storani, impartió precisas directivas para garantizar la libertad de trabajo de quienes opten por trabajar mañana y proteger a los usuarios.
El dispositivo será particularmente fuerte en las terminales de trenes, subterráneos y colectivos y en las rutas de acceso a la ciudad de Buenos Aires. Mientras Storani reiteró el respeto del gobierno al derecho de huelga, pero señaló los perjuicios que causa a la sociedad, el sindicalista Armando Cavalieri – Comercio – replicó que el paro “será un plebiscito contra las medidas de ajuste del Gobierno”.
La movilización de los gremios estatales en realidad se adelanta 24 horas a la medida. El Frente de Gremios Estatales, decidió comenzar el paro con diversas modalidades, en los ministerios, organismos descentralizados Banco Nación, Banco Central y BICE. El Frente está integrado por la Unión del Personal Civil de la Nación, el Personal Civil de las Fuerzas Armadas, los trabajadores de Vialidad Nacional, los empleados de la CGI y los bancarios.
Aunque no se espera desbordes de violencia, lo cierto es que ya en la víspera se evidenció la presencia de elementos perturbadores que actuaron de manera preventiva para forzar a la adhesión al personal de la línea 500 de Merlo, que en anteriores oportunidades optaron por circular. Varios vehículos sufrieron agresiones que causaron destrozos, pero no víctimas. También manifestaron haber recibido intimidaciones y amenazas, personal directivo y choferes de la línea 168.
El gremio de canillitas en un comunicado, expresa su adhesión al movimiento, pero explica que sus afiliados trabajarán normalmente “para hacer oír la voz de quienes reclaman un sistema económico más justo”.
Todo indica que el paro dispuesto por las organizaciones sindicales – las dos CGT y la CTA – contará con un fuerte respaldo. Dos millones de empleados del Estado – en el orden nacional y provincial – han sido afectados en sus ingresos por las medidas tomadas por el gobierno nacional desde comienzos del año.
Esta masa constituye el elemento masivo de la demostración de fuerza; el cualitativo, en función de su actividad específica, es el transporte. Camioneros y conductores del transporte colectivo cuentan, además, con el apoyo de los afiliados de La Fraternidad Ferroviaria, entidad que agrupa a los maquinistas.
Consciente del papel fundamental que juega este sector, el ministro del Interior, Federico Storani, impartió precisas directivas para garantizar la libertad de trabajo de quienes opten por trabajar mañana y proteger a los usuarios.
El dispositivo será particularmente fuerte en las terminales de trenes, subterráneos y colectivos y en las rutas de acceso a la ciudad de Buenos Aires. Mientras Storani reiteró el respeto del gobierno al derecho de huelga, pero señaló los perjuicios que causa a la sociedad, el sindicalista Armando Cavalieri – Comercio – replicó que el paro “será un plebiscito contra las medidas de ajuste del Gobierno”.
La movilización de los gremios estatales en realidad se adelanta 24 horas a la medida. El Frente de Gremios Estatales, decidió comenzar el paro con diversas modalidades, en los ministerios, organismos descentralizados Banco Nación, Banco Central y BICE. El Frente está integrado por la Unión del Personal Civil de la Nación, el Personal Civil de las Fuerzas Armadas, los trabajadores de Vialidad Nacional, los empleados de la CGI y los bancarios.
Aunque no se espera desbordes de violencia, lo cierto es que ya en la víspera se evidenció la presencia de elementos perturbadores que actuaron de manera preventiva para forzar a la adhesión al personal de la línea 500 de Merlo, que en anteriores oportunidades optaron por circular. Varios vehículos sufrieron agresiones que causaron destrozos, pero no víctimas. También manifestaron haber recibido intimidaciones y amenazas, personal directivo y choferes de la línea 168.
El gremio de canillitas en un comunicado, expresa su adhesión al movimiento, pero explica que sus afiliados trabajarán normalmente “para hacer oír la voz de quienes reclaman un sistema económico más justo”.