En América Latina existen grandes bloques de comercio, cada uno con su propia estrategia de inserción internacional y con distintas perspectivas para el futuro. El fortalecimiento de estos bloques dependerá de la evolución de los acuerdos que vienen negociando.
El comercio mundial crece rápidamente, están en negociación grandes tratados de libre comercio en todo el mundo que involucran a gran parte de la población, del PIB y del comercio mundial, señala el boletín n° 8 del Observatorio de la Economía Mundial de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Nacional de San Martín.
El avance de los tratados bilaterales y regionales de comercio complica la marcha de la Ronda de Doha y complejiza el escenario internacional. Los grandes actores económicos ganan terreno en las áreas de libre comercio.
El informe, que lleva la firma de Jorge Lemes Lenicov, con la colaboración de Anahí Viola y Patricia Knoll, reseña que uno de los ejes de la globalización iniciada en los años 80 del siglo pasado es la apertura comercial de los bienes y servicios, bajo la premisa que un mayor comercio genera crecimiento.
Si bien está demostrada la vinculación positiva entre PIB y comercio, los resultados no son concluyentes cuando se evalúa la causalidad: según un estudio del BM para 170 países, en la mitad de los casos el crecimiento del PIB determina un mayor nivel de apertura mientras que en la otra mitad, es el mayor comercio quien impulsa un crecimiento más acelerado.
Pero más allá de estos resultados, la gran mayoría de los países, sean desarrollados o en desarrollo, consideran que la ampliación del comercio es positiva porque presenta nuevas oportunidades. Por cierto que a partir de esa conclusión los países no abren autónomamente su economía.
Emprenden dos acciones: por un lado, evalúan y definen el perfil productivo que quieren tener en el futuro, cuáles sectores deben ser resguardados, cuáles son los que se deben promover para exportar a futuro, y cuáles son los que ya cuentan con las máximas posibilidades de expandirse a través de la exportación.
Por otro lado, y dado que la opción multilateral (Ronda Doha) está demorada, emprenden negociaciones bilaterales o regionales que por cierto son muy complejas y exigen mucho tiempo hasta llegarse a implementar un acuerdo comercial.
En la medida que avancen estos acuerdos bilaterales o regionales, ya hay 300 firmados y varios muy relevantes están en camino, los países que de alguna manera se aíslan pierden posibilidades respecto de los países que firman Tratados de Libre Comercio (TLC).
Toda apertura encierra riesgos y beneficios, porque habrá sectores que se beneficiarán por una mayor exportación mientras que otros se perjudicarán porque las importaciones reducirán sus mercados y márgenes de ganancia, aunque debido a la mayor competencia puedan reducirse los precios para el consumidor.
Cuando el resultado final es positivo para el país en términos de crecimiento, empleo y perspectivas de futuro, entonces se accede a cerrar las negociaciones.
Efectos del avance de los TLC
Se va configurando un mundo de superbloques que involucra tanto cuestiones económicas como geopolíticas:
–Acuerdo Transatlántico: en las últimas décadas muchos PED basaron sus estrategias de crecimiento en el comercio exterior, impulsando fuertemente sus exportaciones. La UE y EE.UU. vieron con cierta preocupación este posicionamiento y decidieron impulsar un acuerdo de libre comercio para no perder espacio y mantener cierta hegemonía. Pretenden crear el “área de libre comercio más grande del planeta” al contar con el 40 % del PIB mundial y un tercio del comercio mundial.
Pero el acuerdo no solo tiene implicancias ideológicas, políticas y económicas, tiene también una dimensión geopolítica: se trata de poner un freno al avance de China en el escenario internacional, que va camino a ser primera potencia económica, ya es el primer exportador y el segundo importador y avanza con sus inversiones en África y América Latina.
–Acuerdo Transpacífico (TPP): es la otra gran iniciativa comercial estadounidense para aumentar su presencia en la región de Asia y el Pacífico, luego de las fallidas negociaciones del ALCA. También en este caso se busca quitarle espacio a China, que participa en la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), que es considerado el rival del TPP. Además algunos países de ASEAN formarían parte de los dos acuerdos, TPP y RCEP, lo que podría traer algún tipo de conflicto. Estados Unidos avanza para reposicionarse en el comercio internacional firmando con Europa, con los países del Pacifico y con gran parte de América Latina, quedando sólo afuera los países del Mercosur.
– Asociación Económica Integral Regional (RCEP): es la respuesta de China ante el avance de EE.UU. y podría crearse lo que sería uno de los tres mayores bloques comerciales del mundo, aunque el número uno en cantidad de población. El propósito es reconciliar dos viejas propuestas en un gran acuerdo de libre comercio en toda la región: el East Asian Free Trade Agreement, que incluye la ASEAN, China, Japón y Corea del Sur, y la Asociación Económica Panasiática (Comprehensive Economic Partnership) donde participa la India, Australia y Nueva Zelanda. El RCEP sería el puente entre estas dos propuestas, adoptando un esquema de adhesión abierta. Por cierto que las negociaciones no son sencillas porque hay problemas de liderazgo pero también cuestiones relacionadas con los sectores sensibles, la política de competencia, el medio ambiente, las normas laborales y las inversiones, dado que en este grupo conviven países de tamaños, niveles de desarrollo y posicionamientos geopolíticos muy disímiles; detrás de esto último esta la rivalidad entre las dos grandes potencias económicas del mundo: China y EE.UU.
En América Latina básicamente hay dos estrategias según la visión que se tenga sobre temas como el rol del Estado y la apertura.
Por un lado, están los países que han firmado TLC con los grandes bloques e involucra a México, casi todo Centroamérica y en el Sur, a Colombia, Perú y Chile.
Por el otro, está el MERCOSUR (MS) que firmó acuerdos sólo con un puñado de países (Israel, Egipto, Palestina y la Comunidad Andina) y está en tratativas desde hace más de una década con la UE; las dificultades para encarar acuerdos con terceros países, además, pone de relieve los problemas internos del MS.
Hay presiones en Brasil para abandonar el MS y avanzar hacia una mayor apertura hacia otros bloques, algo que no es sencillo porque si Brasil quiere ser una gran potencia tiene que tener liderazgo regional, para lo cual necesita el MS y debería liderar su mayor integración y consolidación.
El otro grupo, en cambio, muestra la intención de integrarse con el resto del mundo, por eso son las economías que tienen una gran cantidad de TLC, entre ellos con EE.UU., la UE, China, Japón y ASEAN. En contraste, MS no posee acuerdo con ninguna de ellas debido a que mira mucho menos hacia fuera.
Desde los años 50 del siglo XX el comercio crece más rápido que el PIB. Fueron ganando espacio los bienes industriales y perdiéndolo las materias primas; actualmente los productos agrícolas representan menos del 10 %. En lo que va de este siglo se observa que crece más rápido el comercio de servicios, que ya representa más del 20 % del comercio mundial.
La Organización Mundial del Comercio (OMC), que sucedió al GATT en 1995, es la encargada de velar por el cumplimiento de los acuerdos comerciales como también la que impulsa los acuerdos multilaterales, como la actual Ronda de Doha. A partir de fines de los años 90 se adhirieron muchos países y de los grandes, como Rusia y China. Actualmente están asociados 170 naciones en un sistema democrático dado que cada país es un voto y las resoluciones se deben adoptar por consenso.