Prevención del delito y la digitalización de la prueba

El acto de cometer un delito necesita ser privado, no público, oscuro. En las antiguas pequeñas comunidades, el control social que brindaba la presencia y observación casi permanente de todos a todos era un fuerte incentivo para no cometer delitos.

3 octubre, 2023

Por Román Alberto Uez (*)

Por ello, la comisión de actos delictivos era baja. Con la creación de las urbes modernas de gran concentración de población, el sistema de control social realizado por la comunidad ciudadana mediante la observación de sus integrantes no es posible de realizar.

La tecnología nos puede ayudar a implementar un sistema similar que enlace las fuerzas de seguridad del Estado con los ciudadanos para geolocalizar, prevenir y digitalizar el delito, documentando la prueba de su existencia para el expediente judicial donde se juzgará el hecho cometido.

Los objetos tecnológicos cuando se ponen en uso general se independizan de las funciones que imaginó su inventor, y los usuarios generan otras con su inventiva particular.

El teléfono celular ha sido calificado como un órgano extracorpóreo de almacenamiento de memoria. Pero también, es un arma de disuasión que evita la comisión de delitos desde que tiene incorporada la cámara que permite filmar y grabar en cualquier lugar donde se encuentre. En redes sociales podemos ver innumerables videos donde usuarios han filmado infinidad de situaciones delictivas, peleas, robos, asesinatos, saqueos, secuestros, etc., que luego son usados para identificar a los autores y mediante esas imágenes, además de las pruebas tradicionales, proceden a juzgar y condenarlos.

La posibilidad de ser filmado, grabado e identificado es un acto de disuasión muy fuerte para los delincuentes, saber que el espacio-tiempo donde el hecho delictivo se cometerá quedará inmortalizado en una memoria externa digital, lo incrimina directamente y lo priva de miles de explicaciones que podría usar su defensa si el hecho tiene que ser reconstruido por las memorias humanas de testigos, que siempre son muy imprecisas sobre los detalles del hecho.

Si a eso le sumamos que el delincuente sabe que la filmación desencadenó un llamado a las fuerzas de seguridad más los contactos elegidos por la víctima para acudir a su ayuda enviando a ambos su geolocalización y todos los datos posibles del evento, seguramente generará la posibilidad de que decline la comisión del delito y emprenda la fuga.

Esta aplicación (APP) debería ser programada por el Ministerio de Seguridad Nacional al que adhieran los Ministerios Provinciales, que consista en un botón instalado en los celulares de muy fácil uso, que la víctima pueda activar ante un hecho delictivo para que inmediatamente comience a filmar y grabar a los autores. Además de comunicar a las fuerzas de seguridad y contactos elegidos, la geolocalización de la víctima más todos los datos digitales que se puedan enviar sobre el hecho como fotos y voces. La aplicación debería ser gratuita brindada como un servicio público por el Estado y podría ser mantenida con la publicidad que se puede cobrar a empresas privadas que quieran patrocinarlas.

Darle una amplia publicidad en medios a su lanzamiento puede ser un fuerte disuasor en la comisión de delitos, porque los delincuentes serán consientes de la posibilidad de ser filmados y grabados, con pruebas que serán legales, no violatorias de sus derechos de defensa en juicio.

La precariedad de la economía argentina actual nos obliga a soluciones creativas y económicas. Hay construidas en el mundo varias APP parecidas a la imaginada, como Sister, UR Safe, Bsafe, Ellas, Safe365, la mayoría para protección de las mujeres por delitos de violencia; pero su diseño les permite ser usadas para prevenir delitos en general si se quisiera usar con ese fin, haciendo cambios muy pequeños en su programación.

También, se podría hacer una APP completamente nueva programada a medida de los que requieran los técnicos del Ministerio de Seguridad, las Fuerzas de Seguridad y los funcionarios judiciales. El costo de construirla de cero es muy bajo, comparado con los beneficios que el sistema originaría en términos de prevención y digitalización de la prueba para el proceso judicial.

Cabe destacar que este sistema sería un complemento de las cámaras de seguridad instaladas que, por su carácter fijo, no pueden cubrir todos los ámbitos de las urbes que necesitan ser cubiertos para la disuasión efectiva.

Para tener una comunidad urbana segura, los ciudadanos y los niños deben volver a las calles y las plazas. Su sola presencia es un disuasor muy fuerte para el delito. Pero si además, con tecnología convertimos a cada uno de ellos en un agente digital de prevención y digitalización de delitos en cada rincón que se necesite, el celular y la APP pueden usarse como verdaderas armas de defensa. Cada dispositivo debe ser una agente de seguridad en el lugar donde se encuentre. Su implementación masiva seguramente disminuirá la tasa de comisión de delitos en forma sostenida en el tiempo.

(*) Abogado y socio fundador de Ratio Consultores, Magíster en Derecho Administrativo y Magíster en Política, Ciencia y Tecnología (cursado finalizado en preparación de tesis final)

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