Posiblemente, EU.UU. deba adelantar el alza de tasas básicas

Si persiste, el brote inflacionario podría hacer que la Reserva Federal apresurase el primer aumento de tipos referenciales en cuatro años. El reciente repunte de precios pone en entredicho el nivel más bajo de los últimos 46 años.

26 mayo, 2004

Por supuesto, los ajustes seguirán siendo graduales, aunque ya no medie tanto intervalo entre uno y otro. El dilema, ahora, no es tanto monetario o económico como político: elevar tipos básicos tan cerca de los comicios presidenciales es mala señal para las aspiraciones de George W.Bush.

No obstante, como señalan algunos analistas de Wall Street, el mayor obstáculo para la reelección es Levante (Irak, Palestina-Israel), no la economía. Máxime si, según temen en Washington, el escándalo de los abusos a prisioneros elimina a Richard Cheney como candidato a vicepresidente.

En los últimos dos meses, efectivamente, los precios han subido más de lo que presumían los técnicos de la Reserva Federal. Esto pone en tela de juicio las bases mismas de la actual política de crédito barato: desempleo persistente, capacidad ociosa, alza de productividad y precariedad laboral. Ahora, esta combinación ya no funciona tan bien. Pero algunas autoridades del ente emisor, empezando por Alan Greenspan, se resisten a admitirlo.

Al respecto, un informe de JP Morgan Chase, presume que un aumento de tipos referenciales norteamericanos tendrá menor impacto en Latinoamérica que ajustes anteriores. No obstante, si se reinician las alzas graduales, quizá disminuya –en 2005- el crecimiento de algunas economías al sur del río Bravo. El mecanismo es obvio: al aumentar las tasas, el dólar atrae fondos que, de otro modo, irían a la región o seguirían en ella.

Sin embargo, la cuestión central no es ésa, sino que las alzas de precios en EE.UU. no hayan sido previstas. “Las señales inflacionarias del primer cuadrimestre son inquietantes”, reconoció Benjamin Bernanke, miembro de la junta directiva de la RF y eminencia gris de Greenspan. Sugestivamente, este gobernador era quien más preocupado estaba por el “peligro deflacionario” hace justo un año.

A la sazón, en marzo y abril el índice minorista marcaba 2,3% de ritmo anual. En tanto, la inflación subyacente en el indicador mayorista avanzaba de 1,1% anual en enero a 1,8% en abril. Flaco consuelo fue, para la RF, que la medida favorita de Greenspan, el gasto personal –o sea, el índice minorista excluyendo alimentos y combustibles-, proyectara sólo 1,5% anual.

Por supuesto, los ajustes seguirán siendo graduales, aunque ya no medie tanto intervalo entre uno y otro. El dilema, ahora, no es tanto monetario o económico como político: elevar tipos básicos tan cerca de los comicios presidenciales es mala señal para las aspiraciones de George W.Bush.

No obstante, como señalan algunos analistas de Wall Street, el mayor obstáculo para la reelección es Levante (Irak, Palestina-Israel), no la economía. Máxime si, según temen en Washington, el escándalo de los abusos a prisioneros elimina a Richard Cheney como candidato a vicepresidente.

En los últimos dos meses, efectivamente, los precios han subido más de lo que presumían los técnicos de la Reserva Federal. Esto pone en tela de juicio las bases mismas de la actual política de crédito barato: desempleo persistente, capacidad ociosa, alza de productividad y precariedad laboral. Ahora, esta combinación ya no funciona tan bien. Pero algunas autoridades del ente emisor, empezando por Alan Greenspan, se resisten a admitirlo.

Al respecto, un informe de JP Morgan Chase, presume que un aumento de tipos referenciales norteamericanos tendrá menor impacto en Latinoamérica que ajustes anteriores. No obstante, si se reinician las alzas graduales, quizá disminuya –en 2005- el crecimiento de algunas economías al sur del río Bravo. El mecanismo es obvio: al aumentar las tasas, el dólar atrae fondos que, de otro modo, irían a la región o seguirían en ella.

Sin embargo, la cuestión central no es ésa, sino que las alzas de precios en EE.UU. no hayan sido previstas. “Las señales inflacionarias del primer cuadrimestre son inquietantes”, reconoció Benjamin Bernanke, miembro de la junta directiva de la RF y eminencia gris de Greenspan. Sugestivamente, este gobernador era quien más preocupado estaba por el “peligro deflacionario” hace justo un año.

A la sazón, en marzo y abril el índice minorista marcaba 2,3% de ritmo anual. En tanto, la inflación subyacente en el indicador mayorista avanzaba de 1,1% anual en enero a 1,8% en abril. Flaco consuelo fue, para la RF, que la medida favorita de Greenspan, el gasto personal –o sea, el índice minorista excluyendo alimentos y combustibles-, proyectara sólo 1,5% anual.

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