El agro tendrá un año problemático

Para el 2001 no se prevén subas en los precios de los cereales . Berhongaray dice que el pozo era "más profundo" que lo esperado. Factores internos y externos jaquearon la rentabilidad del sector.

21 noviembre, 2000

Según puede preverse en base a los síntomas que se observan a la fecha, el año próximo no depararía demasiadas noticias alentadoras para el sector agropecuario, inmerso en una profunda crisis.

Al ser consultado por la prensa, el titular de la cartera de Agricultura, Antonio Berhongaray, afirmó que en su área, sucedió lo mismo que en otros ámbitos del Gobierno :”no sabíamos que el pozo era tan profundo”, admitió el secretario.

Berhongaray se refirió, también, a los subsidios que aplican los países más desarrollados, señalando que “en el mundo parece imponerse la ley de la selva, y no somos el león”, en alusión a las exigencias de competitividad.

En sintonía con las declaraciones del secretario del área, el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina , Raúl Padilla, detalló que el sector transita por “una fuerte crisis” por las medidas proteccionistas aplicadas en los mercados internacionales.

Lo que ocurre es que la escalada de los subsidios se combina con la devaluación del euro respecto del dólar, minando las cualidades competitivas de la Argentina.

Por ello puede afirmarse que las variables económicas que definen hoy el negocio agropecuario transmiten señales poco alentadoras para el futuro.

“La tendencia es que el campo va a permanecer similar, pues los precios no subieron y los costos de producción aumentaron”, afirmó Ernesto Ambrosetti, jefe del departamento de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina .

Además, se cuenta con la pesada de carga de que , en los últimos meses 1.600.000 hectáreas del núcleo productivo de la pampa húmeda quedaron bajo el agua.

Las pérdidas económicas relacionadas con este desastre natural se estiman, por ahora, en unos US$ 350 millones; a esto hay que sumarle campos que quedarán improductivos por varios años.

Conceptualmente, según Ambrosetti, el problema de rentabilidad del agro no ha podido superarse, pese a la rebaja del impuesto a los intereses, que sería eliminado en el 2001.

“El endeudamiento empresarial del campo alcanza los US$ 5.800 millones y se impone la paradoja de la liquidez: aunque haya oferta crediticia, el productor no lo toma por miedo a no poder pagarlo”, explicó el economista.

Eduardo Buzzi, titular de la Federación Agraria Argentina , pronosticó un próximo año “por lo menos igual” para las actividades generales del sector.

“El precio de la soja y el de la leche van a caer”, opinó Buzzi, y agregó que las recientes medidas tributarias adoptadas por el Gobierno “poco tienen que ver con los pequeños y medianos productores”.

Las unidades productivas de menor escala han sufrido con mayor fuerza los avatares de la crisis; en algunos casos ese golpe fue mortal, pues según datos recientes, 32% de las explotaciones de la zona centro del país ha desaparecido.

Paradójicamente, las cosechas argentinas de los últimos dos años fueron récord. Una tendencia que, según datos oficiales, continuaría sosteniéndose en las próximas campañas.

Pero dentro de este gris panorama, hay quienes guardan espacio para la esperanza y el optimismo; el analista del mercado de cereales Ricardo Baccarin rompió con el escepticismo general respecto del año próximo.

“Contrariamente a lo que algunos piensan, no me imagino un mal 2001; las cosas pueden encauzarse mejor”, opinó el especialista.

Sin duda, la industria de la carne fue muy golpeada, este año, por la reaparición del virus de la aftosa, que le valió el cierre de los mercados.

En base a este panorama, Héctor Salamanco, titular de la Asociación de la Industria Argentina de la Carne , señaló que “Con lo mal que estamos, esperemos que estemos transitando por el piso de esta crisis.”.

Según puede preverse en base a los síntomas que se observan a la fecha, el año próximo no depararía demasiadas noticias alentadoras para el sector agropecuario, inmerso en una profunda crisis.

Al ser consultado por la prensa, el titular de la cartera de Agricultura, Antonio Berhongaray, afirmó que en su área, sucedió lo mismo que en otros ámbitos del Gobierno :”no sabíamos que el pozo era tan profundo”, admitió el secretario.

Berhongaray se refirió, también, a los subsidios que aplican los países más desarrollados, señalando que “en el mundo parece imponerse la ley de la selva, y no somos el león”, en alusión a las exigencias de competitividad.

En sintonía con las declaraciones del secretario del área, el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina , Raúl Padilla, detalló que el sector transita por “una fuerte crisis” por las medidas proteccionistas aplicadas en los mercados internacionales.

Lo que ocurre es que la escalada de los subsidios se combina con la devaluación del euro respecto del dólar, minando las cualidades competitivas de la Argentina.

Por ello puede afirmarse que las variables económicas que definen hoy el negocio agropecuario transmiten señales poco alentadoras para el futuro.

“La tendencia es que el campo va a permanecer similar, pues los precios no subieron y los costos de producción aumentaron”, afirmó Ernesto Ambrosetti, jefe del departamento de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina .

Además, se cuenta con la pesada de carga de que , en los últimos meses 1.600.000 hectáreas del núcleo productivo de la pampa húmeda quedaron bajo el agua.

Las pérdidas económicas relacionadas con este desastre natural se estiman, por ahora, en unos US$ 350 millones; a esto hay que sumarle campos que quedarán improductivos por varios años.

Conceptualmente, según Ambrosetti, el problema de rentabilidad del agro no ha podido superarse, pese a la rebaja del impuesto a los intereses, que sería eliminado en el 2001.

“El endeudamiento empresarial del campo alcanza los US$ 5.800 millones y se impone la paradoja de la liquidez: aunque haya oferta crediticia, el productor no lo toma por miedo a no poder pagarlo”, explicó el economista.

Eduardo Buzzi, titular de la Federación Agraria Argentina , pronosticó un próximo año “por lo menos igual” para las actividades generales del sector.

“El precio de la soja y el de la leche van a caer”, opinó Buzzi, y agregó que las recientes medidas tributarias adoptadas por el Gobierno “poco tienen que ver con los pequeños y medianos productores”.

Las unidades productivas de menor escala han sufrido con mayor fuerza los avatares de la crisis; en algunos casos ese golpe fue mortal, pues según datos recientes, 32% de las explotaciones de la zona centro del país ha desaparecido.

Paradójicamente, las cosechas argentinas de los últimos dos años fueron récord. Una tendencia que, según datos oficiales, continuaría sosteniéndose en las próximas campañas.

Pero dentro de este gris panorama, hay quienes guardan espacio para la esperanza y el optimismo; el analista del mercado de cereales Ricardo Baccarin rompió con el escepticismo general respecto del año próximo.

“Contrariamente a lo que algunos piensan, no me imagino un mal 2001; las cosas pueden encauzarse mejor”, opinó el especialista.

Sin duda, la industria de la carne fue muy golpeada, este año, por la reaparición del virus de la aftosa, que le valió el cierre de los mercados.

En base a este panorama, Héctor Salamanco, titular de la Asociación de la Industria Argentina de la Carne , señaló que “Con lo mal que estamos, esperemos que estemos transitando por el piso de esta crisis.”.

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