John Deutsch, ex director nacional de inteligencia, restó importancia a “un incidente ni novedoso ni grave”. Hoy docente en el Instituto Tecnólogico de Massachusetts (vaya a saberse por qué), tal vez buscaba defender a sus ex colegas. <br />
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Al contrario, David Albright (instituto de ciencia y seguridad internacional, ISSI) sostiene que “ese material revela la ubicación de depósitos donde se guardan combustibles atómicos. La información puede aportar a delincuentes y terroristas, de ahí el secreto”. <br />
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¿Simple error, como cree Deustch, o algo más grave, como afirma Albright? Nadie parece saberlo bien, aunque Washington haya dispuesto un sumario interno, al mejor estilo de películas y series. Sin duda rodarán cabezas –claro- en secreto. <br />
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El caso despuntó el 5 de mayo, revela el “New York Times”, cuando el presidente Barack Obama envió al Congreso para revisión esa nómina de sitios, completa con mapas. La nota adjunta la calificaba de “altamente confidencial”. Su destino final era la AIEA. Dos semanas después, la imprenta oficial publicaba el informe entero en su sitio público, donde estuvo hasta este martes. Ahí ardió Troya. <br />
Por error, sitios nucleares norteamericanos en Internet
Alguien subió a la Red un informe secreto destinado a la agencia de energía atómica de las Naciones Unidas. Se trata de un documento de 265 páginas con la ubicación exacta de arsenales nucleares. Para un ex funcionario, el asunto no tiene relevancia.