Los gobiernos, necesitados de efectivo, ya están atacando la evasión impositiva para equilibrar sus finanzas públicas y dar respuestas a las protestas sobre la creciente desigualdad económica y evasión impositiva.
Pero, según la OCDE, menos de un tercio de las 56 autoridades impositivas que analizó ha destinado una unidad especial para vigilar los asuntos de los millonarios. La organización describe este hecho como “sorprendente dado el notable crecimiento de la riqueza de ese sector”.
Urge, así, a los departamentos impositivos a reorganizar su estructura organizacional para asegurar que ese segmento de contribuyentes reciba el nivel adecuado de vigilancia para detectar e impedir el no cumplimiento de sus obligaciones”.
En efecto, los ciudadanos adinerados por lo general reciben un tratamiento especial a raíz de la complejidad de sus asuntos impositivos, peor a partir de ahora ya se les avisa que tendrán un papel más importante en cuanto al aporte a las finanzas públicas.
Investigaciones realizadas por la consultora Capgemini y el RBC Wealth Management descubrieron que la riqueza de las personas con más de US$ 1 millón para invertir había crecido casi en US$ 20 billones en cinco años para alcanzar más de US$ 50 billones en 2013. Los ricos representan una participación desproporcionada en el impuesto a las ganancias.
El informe de la OCDE menciona a Australia, Grecia, Indonesia, Reino Unido y Estados Unidos como los únicos países que tienen relativamente grandes unidades dedicadas a los contribuyentes adinerados.