Peirano irá al BICE, reconvertido para fomentar inversiones

La salida del ministro resolvió una interna con el titular del Banco Central por constituir una banca de desarrollo, estilo Banade, con fondos de las AFJP, el Banco Mundial y el BID. Redrado prefiere que el rol lo cumpla el Banco Nación.

15 noviembre, 2007

Miguel Peirano finalmente no asistió como ministro de Economía a
la inauguración de la 13ª Conferencia Industrial de la UIA en Pilar,
pero antes del cierre ya tendría asignado un puesto de trato directo con
los empresarios que lamentaron su renuncia: presidirá un remozado Banco
de Inversión y Comercio Exterior (BICE) que se constituirá como
el ex Banco Nacional de Desarrollo (BANADE).

La entidad que manejará el actual titular del Palacio de Hacienda contará
con un refuerzo de fondos provenientes de las AFJP, préstamos del BID
y del Banco Mundial.

Sin anunciar el nombramiento de Peirano, el jefe de Gabinete Alberto Fernández
dijo en el foro industrial que “tenemos que ver cómo crear una banca
de desarrollo que apoye la industria. Y seguro que no tendrá el triste
final del Banade [Banco Nacional de Desarrollo], con el que muchos invirtieron,
muchos se enriquecieron y muchos padecemos ahora por no tenerlo”.

En el hotel Sheraton de Pilar, el ratificado jefe de Gabinete del próximo
gobierno afirmó: “No queremos el viejo Banade, sino un banco que
apoye al hombre de la industria, que no beneficie a un pícaro. Pero aunque
existe un banco de desarrollo, el sector privado también tiene que prestar
a la inversión”.

Si bien no parece existir consenso entre Fernández y el presidente del
Banco Central, Martín Redrado, sobre la conformación del nuevo
banco de fomento a la industria, ambos discuten sobre la necesidad de “cambiar
reglas” para que los bancos no se limiten a conceder préstamos al
consumo, financiar las tarjetas de crédito y oficiar de cobrador de cuentas”,
como reconoció Fernández.

Redrado no había mencionado en otro de los paneles la banca de desarrollo
ni la reconversión y ampliación del Banco de Inversión
y Comercio Exterior (BICE), pero sí se explayó sobre el financiamiento
a la producción.

Por el contrario, el jefe del BCRA opinó que las inversiones deben financiarse
a través del Nación, presidido por Graciela Ciganotto, o con fondos
de las AFJP y las aseguradoras.

“El Banco de la Nación Argentina debería estar a la vanguardia
del financiamiento de largo plazo. Posee 700 sucursales en todo el país
con profesionales que pueden controlar el riesgo crediticio. El Banco Nación
puede volcar no menos de 10.000 millones de pesos a largo plazo y a tasas razonables”,
desgranó.

Ejemplificó en otros países latinoamericanos la participación
de las AFJP en el financiamiento de la inversión. Aquí, sólo
el 1,3% de los fondos de las administradoras privadas de los aportes jubilatorios
lo hace, pese a que legalmente puede elevarse la cifra al 50%. Obvio que no
mencionó que están compelidas a dirigir gran parte de su cartera
de inversiones hacia el Estado.

Evaluó Redrado una liquidez de $ 30.000 millones de las aseguradoras,
la mitad de ella proveniente de seguros de retiro y de vida. “Estos tipos
de inversores están ávidos de posibilidades de largo plazo. Hay
que coordinar esfuerzos entre la banca pública, los fondos institucionales
y los proyectos de inversión productiva”, señaló,
lo cual equivale al mismo concepto que lleva adelante Peirano pero difiriendo
de la entidad a través de la cual se canalizará la promoción.

Las diferencias entre Fernández y Redrado no son nuevas ni se limitan
a la definición de los canales financieros para asistir a las industrias.
Fue el jefe de Gabinete, precisamente, quien frenó el corrimiento del
titular del Banco Central al Palacio de Hacienda, como reemplazante de Peirano.

Pudo convencer a la presidenta electa de nombrar en el Ministerio de Economía
un técnico joven como Martín Lousteau, con experiencia en el manejo
del grupo Bapro, antes que seguir con rotaciones dentro del gabinete actual,
ya que de todos modos, será Néstor Kirchner quien monitoree “desde
el llano” la cartera económica.

Los aires renovadores que se pretendió mostrar con la presencia de cinco
caras relativamente nuevas al frente de los Ministerios serán completados
en el fin de semana largo que se toma el matrimonio Kirchner en el Calafate.
Estará con ellos el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini.

Terminarán de definir el listado final del próximo gabinete.
Hay casos, como el del actual gobernador de Buenos Aires, Felipe Solá,
que tienen más que ver con la situación personal del implicado
que con el equipo de gobierno en sí. El gobernador bonaerense terminaría
como embajador en Francia, lo cual significa que Eric Calcagno regresará
al país para integrarse al Senado como reemplazante de Cristina Kirchner.

Otra representación diplomática apetecida por el entorno del
poder es la de Estados Unidos. Héctor Timmerman está haciendo
las valijas en su residencia como cónsul para trasladarse a Washington.

Y otro hombre de las comunicaciones, como el director de la agencia oficial
de noticias Télam, Martín Granovsky, pasaría a ocupar su
lugar.

El actual ministro de Justicia, Alberto Iribarne, que cesa el 10 de diciembre,
se menciona como el próximo Procurador General del Tesoro.

Las especulaciones periodísticas de la jornada apuntan a las segundas
y terceras líneas, por caso, los reemplazos de Graciela Ocaña
en el PAMI, y Sergio Massa en la Anses.

En Cultura está en duda José Nun y corren versiones sobre el
posible ascenso de Jorge Coscia o incluso de Silvia Fajre de Kirschbaum, secretaria
porteña, a esa cartera.

Y para la cocina íntima queda la decisión del futuro de Guillermo
Moreno, un infante que Néstor Kirchner quiere mantener en la línea
de fuego, lo mismo que del secretario de Transportes Ricardo Jaime, a quien
Julio de Vido puso a disposición de la cúpula presidencial.

También definirán la continuidad del vocero presidencial, Miguel
Núñez, y del secretario de Inteligencia de Estado, Héctor
Icazuriaga, dos hombres de confianza del matrimonio.

Miguel Peirano finalmente no asistió como ministro de Economía a
la inauguración de la 13ª Conferencia Industrial de la UIA en Pilar,
pero antes del cierre ya tendría asignado un puesto de trato directo con
los empresarios que lamentaron su renuncia: presidirá un remozado Banco
de Inversión y Comercio Exterior (BICE) que se constituirá como
el ex Banco Nacional de Desarrollo (BANADE).

La entidad que manejará el actual titular del Palacio de Hacienda contará
con un refuerzo de fondos provenientes de las AFJP, préstamos del BID
y del Banco Mundial.

Sin anunciar el nombramiento de Peirano, el jefe de Gabinete Alberto Fernández
dijo en el foro industrial que “tenemos que ver cómo crear una banca
de desarrollo que apoye la industria. Y seguro que no tendrá el triste
final del Banade [Banco Nacional de Desarrollo], con el que muchos invirtieron,
muchos se enriquecieron y muchos padecemos ahora por no tenerlo”.

En el hotel Sheraton de Pilar, el ratificado jefe de Gabinete del próximo
gobierno afirmó: “No queremos el viejo Banade, sino un banco que
apoye al hombre de la industria, que no beneficie a un pícaro. Pero aunque
existe un banco de desarrollo, el sector privado también tiene que prestar
a la inversión”.

Si bien no parece existir consenso entre Fernández y el presidente del
Banco Central, Martín Redrado, sobre la conformación del nuevo
banco de fomento a la industria, ambos discuten sobre la necesidad de “cambiar
reglas” para que los bancos no se limiten a conceder préstamos al
consumo, financiar las tarjetas de crédito y oficiar de cobrador de cuentas”,
como reconoció Fernández.

Redrado no había mencionado en otro de los paneles la banca de desarrollo
ni la reconversión y ampliación del Banco de Inversión
y Comercio Exterior (BICE), pero sí se explayó sobre el financiamiento
a la producción.

Por el contrario, el jefe del BCRA opinó que las inversiones deben financiarse
a través del Nación, presidido por Graciela Ciganotto, o con fondos
de las AFJP y las aseguradoras.

“El Banco de la Nación Argentina debería estar a la vanguardia
del financiamiento de largo plazo. Posee 700 sucursales en todo el país
con profesionales que pueden controlar el riesgo crediticio. El Banco Nación
puede volcar no menos de 10.000 millones de pesos a largo plazo y a tasas razonables”,
desgranó.

Ejemplificó en otros países latinoamericanos la participación
de las AFJP en el financiamiento de la inversión. Aquí, sólo
el 1,3% de los fondos de las administradoras privadas de los aportes jubilatorios
lo hace, pese a que legalmente puede elevarse la cifra al 50%. Obvio que no
mencionó que están compelidas a dirigir gran parte de su cartera
de inversiones hacia el Estado.

Evaluó Redrado una liquidez de $ 30.000 millones de las aseguradoras,
la mitad de ella proveniente de seguros de retiro y de vida. “Estos tipos
de inversores están ávidos de posibilidades de largo plazo. Hay
que coordinar esfuerzos entre la banca pública, los fondos institucionales
y los proyectos de inversión productiva”, señaló,
lo cual equivale al mismo concepto que lleva adelante Peirano pero difiriendo
de la entidad a través de la cual se canalizará la promoción.

Las diferencias entre Fernández y Redrado no son nuevas ni se limitan
a la definición de los canales financieros para asistir a las industrias.
Fue el jefe de Gabinete, precisamente, quien frenó el corrimiento del
titular del Banco Central al Palacio de Hacienda, como reemplazante de Peirano.

Pudo convencer a la presidenta electa de nombrar en el Ministerio de Economía
un técnico joven como Martín Lousteau, con experiencia en el manejo
del grupo Bapro, antes que seguir con rotaciones dentro del gabinete actual,
ya que de todos modos, será Néstor Kirchner quien monitoree “desde
el llano” la cartera económica.

Los aires renovadores que se pretendió mostrar con la presencia de cinco
caras relativamente nuevas al frente de los Ministerios serán completados
en el fin de semana largo que se toma el matrimonio Kirchner en el Calafate.
Estará con ellos el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini.

Terminarán de definir el listado final del próximo gabinete.
Hay casos, como el del actual gobernador de Buenos Aires, Felipe Solá,
que tienen más que ver con la situación personal del implicado
que con el equipo de gobierno en sí. El gobernador bonaerense terminaría
como embajador en Francia, lo cual significa que Eric Calcagno regresará
al país para integrarse al Senado como reemplazante de Cristina Kirchner.

Otra representación diplomática apetecida por el entorno del
poder es la de Estados Unidos. Héctor Timmerman está haciendo
las valijas en su residencia como cónsul para trasladarse a Washington.

Y otro hombre de las comunicaciones, como el director de la agencia oficial
de noticias Télam, Martín Granovsky, pasaría a ocupar su
lugar.

El actual ministro de Justicia, Alberto Iribarne, que cesa el 10 de diciembre,
se menciona como el próximo Procurador General del Tesoro.

Las especulaciones periodísticas de la jornada apuntan a las segundas
y terceras líneas, por caso, los reemplazos de Graciela Ocaña
en el PAMI, y Sergio Massa en la Anses.

En Cultura está en duda José Nun y corren versiones sobre el
posible ascenso de Jorge Coscia o incluso de Silvia Fajre de Kirschbaum, secretaria
porteña, a esa cartera.

Y para la cocina íntima queda la decisión del futuro de Guillermo
Moreno, un infante que Néstor Kirchner quiere mantener en la línea
de fuego, lo mismo que del secretario de Transportes Ricardo Jaime, a quien
Julio de Vido puso a disposición de la cúpula presidencial.

También definirán la continuidad del vocero presidencial, Miguel
Núñez, y del secretario de Inteligencia de Estado, Héctor
Icazuriaga, dos hombres de confianza del matrimonio.

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