Se trata de la primera visita de Obama a México desde que Enrique Peña Nieto asumiera como presidente en diciembre 2012. El complejo tema de la estrategia bilateral antidrogas se organizó en 2007 en torno a la Iniciativa Mérida.
Según informa esta mañana el diario El País de Madrid, el principal objetivo de la visita que Obama hará a México entre el jueves y el viernes próximos es el de hacer visible esa reprogramación, ese nuevo enfoque, más práctico y ambicioso, de las relaciones con un vecino que, por su propio desarrollo y a través de su elevada tasa de emigrantes, está llamado a tener una influencia considerable en el futuro de EE UU.
El complejo tema de la estrategia bilateral antidrogas se organizó en 2007 en torno a la Iniciativa Mérida.
En su diseño original, pactado por los expresidentes George W. Bush (2001-2009) y Felipe Calderón (2006-2012), el programa otorgó 1.600 millones de dólares de las arcas del gobierno estadounidense en tecnología de punta para el combate a las drogas y capacitación de las fuerzas de seguridad, básicamente.
Y, a pesar de algunos contratiempos legislativos estadounidenses, esos compromisos se van cumpliendo.
Sin embargo, desde que gobierna Peña Nieto los niveles de violencia provocada por el narcotráfico -que se ha cobrado más de 70 mil vidas en México desde diciembre de 2006- son similares a los del mandato de Calderón.
Este viaje, con el que no se contaba, es la ratificación de la satisfacción –y sorpresa- con la que han sido recibidas en esta capital las reformas estructurales emprendidas por Peña Nieto. Hasta hace poco, nadie hubiera dado un centavo por él en EE UU: hoy es el modelo que se menciona en todas las conversaciones relacionadas con América Latina.
Según razona el diario madrileño el éxito –provisional- de Peña Nieto y el avance económico –temporal- de México, son dos buenos argumentos a favor de la reforma migratoria y de la política de la Casa Blanca en esa materia. Un México más próspero es un México con menos emigrantes, un México más democrático es un mejor socio en empresas de altos vuelos como la competencia con China por el liderazgo mundial. Potenciado por la crisis europea y apoyado por el crecimiento sostenido de la economía mexicana desde hace más de tres años –aunque no a un ritmo tan acelerado como el de otros países de la región-, el eje México-EE UU despierta grandes expectativas en todo el mundo.