Mercados petroleros nerviosos ante posibles sanciones a Irán

Dirigentes políticos de las potencias debaten cómo actuar ante Irán y su plan atómico. Mientras Francia amenaza –poco sensatamente- con un ataque nuclear, la plaza de hidrocarburos manifiesta creciente desasosiego.

20 enero, 2006

Pocos años atrás, las perspectivas de sanciones contra Tehrán no hubieran sido tomadas en serio. Por entonces, el mundo disponía de amplias reservas de crudos inexploradas o inexplotadas. Pero hoy el cuadro es muy otro: Irán exporta ya más hidrocarburos que la capacidad adicional de abastecimiento alrededor del globo.

Ahora, muchos analistas del sector temen que se repita, en versión aumentada, el desastroso error cometido en Irak: primero, un rompimiento diplomático y, luego un choque militar. Amén del lado geopolítico –Irán más que triplica a Irak en superficie y población-, semejante emergencia provocaría severos transtornos en la ofereta de crudos y los llevaría por encima de US$ 100 el barril.

Esos riesgos fueron hace poco subrayados por el presidente ruso, Vladyímir Putin –opuesto a sanciones- , hablando con Angela Merkel, canciller alemana. Si, por cualquier motivo, se restringieran o suspendieran las exportaciones persas, los efectos serían deletéros. Para empezar, la producción iraní dobla la de su vecino occidental. Al revés de 2003, cuando saudíes y kuweitíes lograron compensar la falta de hidrocarburos iraquíes, ahora no existe ese colchón.

Estas preocupaciones tienen asidero e sobra. Durante la semana, el presidente Mahmud Ahmadinedyad advirtió varias veces que su país podría “apelar a las armas petroleras”, en caso de sanciones colectivas a su programa nuclear (que, hasta ahora, no muestra señales de fabricar amas). La reacción occidental no pudo haber sido más insensata: Jacques Chirac se declaró pronto a emplear armas atómicas, llegado un extremo, y varios senadores norteamericanos pidieron que Irán fuese castigado, sin tener en cuenta el impacto en precios de hidrocarburos.

Ante ambas señales, China se unió a Rusia objetando severamente las sanciones. Tampoco Alemania, Japón, las repúblicas de Asia central e India apoyarían tan drásticas acciones. En rigor, el factor iraní está entre los detonantes del repunte de precsios, que ha llevado a barril a cerca de US$ 67.

Los mercados petroleros, por cierto, han recibido mal el rompimiento de negociaciones entre Irán y la Unión Europea. Al cierre del miércoles, el crudo tejano intermedio estaba 21,6% sobre el mínimo de 2005, registrado en noviembre.

Con un décimo de las reservas mundiales cubicadas, Irán es el segundo productor afiliado a la OPEP. Lo supera sólo Saudiarabia (además de Rusia y Nigeria, fuera de la organización) e influye mucho en la fijación de cuotas y precios sostenes. La antigua Persia bombea cuatro millones de barriles diarios,de los cuales dos tercios se venden principalmente a China, Japón e India.

“Por qué Tehrán es tan agresivo y no apuesta al tiempo, como Norcorea, aprovechando la pobre calidad de la diplomacia estadounidense?”, se pregunta
Ian Bremmer, presidente de Eurasia Group, consultoría especializada en riesgos geopolíticos, con sede en Nueva York. “La respuesta es obvia: Irán puede responder en forma muy perjudicial para Occidente”.

Frank Verrastro (Centro para Estudios Estratégicos, Washington) estima que la “comunidad internacional” –tácitamente, las potencias- debiera plantearse problemas muy duros al encarar la cuestión iraní. Entre ellas,”¿como punir a un agente de proyección internacional, que vende un insumo indispensble para tantos países? Por eso, hasta ahora todos son amagues. Inclusive la desmedida amenaza de Chirac”.

Dada la general escasez de hidrocarburos, “no es probable –apunta el experto- que una propuesta de embargo a exportaciones iraníes llegue al Consejo de Seguridad de la ONU. En buena medida, porque Washington se encargó de cortarle las alas en 2002/3”. Ello no obsta para que un árabe proccidental
como Muhámmad Alí Zainí (Centro de Estudios Globales sobre Combustibles, Londres) recomiende “privar a Tehrán de sus exportaciones petroleras”. Admite, sí, que la falta de esa fuente de insumos serían desastrosa, pero no ofrece alternativas.

Tampoco Irán saldría bien parado, ni mucho menos. El país obtiene 50% de ingresos y casi todas sus tenencias en divisas de las ventas petroleras. Merced al aumento de precios internacionales, en 2005 habrá percibido más de US$ 40.000 millones. Por otra parte, Tehrán ha jugado con las diferencias entre EE.UU. (veda a sus compañías operar en ese país), la Unión Europea, China y Japón. Todos ellos han hecho cuantiosas inversiones en el sector petrolero de Irán.

Pocos años atrás, las perspectivas de sanciones contra Tehrán no hubieran sido tomadas en serio. Por entonces, el mundo disponía de amplias reservas de crudos inexploradas o inexplotadas. Pero hoy el cuadro es muy otro: Irán exporta ya más hidrocarburos que la capacidad adicional de abastecimiento alrededor del globo.

Ahora, muchos analistas del sector temen que se repita, en versión aumentada, el desastroso error cometido en Irak: primero, un rompimiento diplomático y, luego un choque militar. Amén del lado geopolítico –Irán más que triplica a Irak en superficie y población-, semejante emergencia provocaría severos transtornos en la ofereta de crudos y los llevaría por encima de US$ 100 el barril.

Esos riesgos fueron hace poco subrayados por el presidente ruso, Vladyímir Putin –opuesto a sanciones- , hablando con Angela Merkel, canciller alemana. Si, por cualquier motivo, se restringieran o suspendieran las exportaciones persas, los efectos serían deletéros. Para empezar, la producción iraní dobla la de su vecino occidental. Al revés de 2003, cuando saudíes y kuweitíes lograron compensar la falta de hidrocarburos iraquíes, ahora no existe ese colchón.

Estas preocupaciones tienen asidero e sobra. Durante la semana, el presidente Mahmud Ahmadinedyad advirtió varias veces que su país podría “apelar a las armas petroleras”, en caso de sanciones colectivas a su programa nuclear (que, hasta ahora, no muestra señales de fabricar amas). La reacción occidental no pudo haber sido más insensata: Jacques Chirac se declaró pronto a emplear armas atómicas, llegado un extremo, y varios senadores norteamericanos pidieron que Irán fuese castigado, sin tener en cuenta el impacto en precios de hidrocarburos.

Ante ambas señales, China se unió a Rusia objetando severamente las sanciones. Tampoco Alemania, Japón, las repúblicas de Asia central e India apoyarían tan drásticas acciones. En rigor, el factor iraní está entre los detonantes del repunte de precsios, que ha llevado a barril a cerca de US$ 67.

Los mercados petroleros, por cierto, han recibido mal el rompimiento de negociaciones entre Irán y la Unión Europea. Al cierre del miércoles, el crudo tejano intermedio estaba 21,6% sobre el mínimo de 2005, registrado en noviembre.

Con un décimo de las reservas mundiales cubicadas, Irán es el segundo productor afiliado a la OPEP. Lo supera sólo Saudiarabia (además de Rusia y Nigeria, fuera de la organización) e influye mucho en la fijación de cuotas y precios sostenes. La antigua Persia bombea cuatro millones de barriles diarios,de los cuales dos tercios se venden principalmente a China, Japón e India.

“Por qué Tehrán es tan agresivo y no apuesta al tiempo, como Norcorea, aprovechando la pobre calidad de la diplomacia estadounidense?”, se pregunta
Ian Bremmer, presidente de Eurasia Group, consultoría especializada en riesgos geopolíticos, con sede en Nueva York. “La respuesta es obvia: Irán puede responder en forma muy perjudicial para Occidente”.

Frank Verrastro (Centro para Estudios Estratégicos, Washington) estima que la “comunidad internacional” –tácitamente, las potencias- debiera plantearse problemas muy duros al encarar la cuestión iraní. Entre ellas,”¿como punir a un agente de proyección internacional, que vende un insumo indispensble para tantos países? Por eso, hasta ahora todos son amagues. Inclusive la desmedida amenaza de Chirac”.

Dada la general escasez de hidrocarburos, “no es probable –apunta el experto- que una propuesta de embargo a exportaciones iraníes llegue al Consejo de Seguridad de la ONU. En buena medida, porque Washington se encargó de cortarle las alas en 2002/3”. Ello no obsta para que un árabe proccidental
como Muhámmad Alí Zainí (Centro de Estudios Globales sobre Combustibles, Londres) recomiende “privar a Tehrán de sus exportaciones petroleras”. Admite, sí, que la falta de esa fuente de insumos serían desastrosa, pero no ofrece alternativas.

Tampoco Irán saldría bien parado, ni mucho menos. El país obtiene 50% de ingresos y casi todas sus tenencias en divisas de las ventas petroleras. Merced al aumento de precios internacionales, en 2005 habrá percibido más de US$ 40.000 millones. Por otra parte, Tehrán ha jugado con las diferencias entre EE.UU. (veda a sus compañías operar en ese país), la Unión Europea, China y Japón. Todos ellos han hecho cuantiosas inversiones en el sector petrolero de Irán.

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